Para que una comunidad se forje realmente es necesario que sus miembros puedan juntarse como personas, como hermanos y hermanas, y no sólo para trabajar. Cuando es muy pequeña es fácil para todos los miembros reunirse para compartir. Las reuniones surgen espontáneamente en cualquier momento del día; pero cuando las comunidades crecen, el trabajo aumenta, los visitantes se hacen cada vez más numerosos y existe el riesgo de que los miembros no se reúnan más que para organizar y programar. Es indispensable, entonces, que haya una hora fija, un día o una noche a la semana en que no haya visitantes, en que se tenga tiempo para estar "entre nosotros".
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