viernes, 23 de febrero de 2018

CAMINAR LA TRISTEZA

“Mira: hoy pongo delante de ti la vida y la felicidad,
la muerte y la desdicha…
Elige la vida, y vivirás.”

Deut 30, 15.19




Todos hemos experimentado alguna vez tristeza en el alma. Esa tristeza profunda que tiñe lo que vivimos de pesadez, de antipatía y desde cuya perspectiva, lo que nos rodea, pierde su sentido, su color y su belleza. La tristeza es capaz de hacernos perder la memoria de la vida colorida y alegre que teníamos.

Ha pérdida, una frustración, un fracaso, una ruptura o un distanciamiento. Estas experiencias dejan huella en el alma y a veces tan honda que nos hace ver todo con ese tono vital. La tristeza tiene la fuerza para sumergirnos en la dinámica del olvido de los acontecimientos felices, de las alegrías vividas, de las personas que nos aman, de los aciertos, del bien hecho y recibido. La tristeza nos coloniza y nos hace perder la memoria de las cosas buenas de la vida.

¿Te has sentido así, alguna vez? No se trata de evitar ni de negar la tristeza, pues lo que no se asume no se redime. Jesús también sintió tristeza, «tristeza de muerte» que le presagiaba el fin de su vida, cuando oró a su Padre en el Getsemaní. Cuando estamos tristes necesitamos prestar atención a los tres engaños más comunes. Primero, la tristeza es una parte y no la totalidad de lo que nos ocurre. Presta atención a lo que realmente es valioso en tu vida, y te ayudar a relativizar. Segundo, los momentos difíciles no son permanente, así como llegaron, también pasarán. Tercero, como todo sentimiento trae una noticia, algo intenta decirte. Nuestras emociones son mensajeros que traen novedades, nos informan de algo que necesitamos prestar atención. Y estará allí para que aprendas algo de ese tiempo.

En definitiva, la tristeza es una emoción pasajera, a la que no debemos aferrarnos como algo definitivo, pues su misión es pasar para hablarnos de nuestras pérdidas y aprender de ellas; no debemos permitirle que nos haga perder la memoria de la felicidad y la alegría vividas. Cada persona tiene en sus manos la posibilidad personal de vivir la tristeza como oportunidad de vida o de muerte, de aprendizaje o de desesperanza. Elige la vida y la tristeza será sólo una parte de ella que te ayudará a ayudará a vivir en plenitud.

Bettina Raed
Abogada- Equipo Click To Pray
Argentina-Uruguay

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