viernes, 8 de marzo de 2019

Meditación: Isaías 58, 1-9

“¿Cuáles son tus propósitos para la Cuaresma?”

Es posible que te hayan hecho esta pregunta más de una vez durante esta semana. Tu respuesta podría ser: “Estoy ayunando de chocolate, bebidas alcohólicas o pasteles y ¡estoy haciendo el Vía Crucis los viernes!” Y ciertamente estos deberían ser algunos de los sacrificios o renuncias que podemos hacer. Renunciar a ciertas satisfacciones en Cuaresma nos ayuda a centrar la atención en el Señor. Pero hay otra perspectiva del ayuno que tiene que ver con la forma en que nos relacionamos con quienes nos rodean, como lo explica la primera lectura.

En ella, Isaías deja en claro que el ayuno que el Señor quiere es que se termine la opresión, que se comparta el pan con el hambriento y que se dé albergue a los que no tienen casa. Dios no quiere que le demos la espalda a nadie. ¿Cómo se relaciona esta conciencia social con el ayuno? Pues, el negarnos algo a nosotros mismos tan simple como un postre puede ayudarnos a desapegarnos de la comodidad y el placer propios. Y esa clase de desapego puede llevarnos a abrir los ojos a las necesidades de otras personas. También puede ayudarnos a poner de lado nuestra comodidad y de esa forma poder acercarnos a nuestros hermanos necesitados.

Hay muchas otras formas de ayunar aparte de abstenernos de golosinas. Por ejemplo, dejar de hacer ciertas cosas que nos gustan o renunciar a aquellas a las que nos parece que tenemos derecho, como el tiempo libre. Así, podemos tener la libertad de unirnos a un grupo que prepara sándwiches y los reparte a los indigentes en el parque. También, podemos seleccionar las prendas de vestir en buen estado que ya no usamos y donarlas para los damnificados de los desastres naturales.

Dios te invita en esta Cuaresma a conocer más sobre su voluntad. Así que, renuncia a algunos de tus gustos normales y esfuérzate por conocerlo más a él; prívate de algún placer o dedica más tiempo a la oración. Pero también disponte a servir a otras personas. Permite que el Señor utilice tu ayuno para atender a los demás. Tu ayuno de Cuaresma empezará a concretarse en acciones reales y diarias que pueden beneficiar a muchas otras personas.
“Amado Padre, dame la gracia de ayunar como tú quieres que lo haga y ayúdame a demostrar tu amor a aquellos que me rodean.”
Salmo 51(50), 3-6. 18-19
Mateo 9, 14-15

fuente: Devocionario Católico La Palabra con nosotros

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