miércoles, 21 de agosto de 2013

¿De qué vale el dolor que siento?

Hoy, el dolor que siento puede llevarme al infierno o volverme una persona más santa. Y la única persona que puede elegirlo soy yo!

Haz silencio, conversa con alguien capaz de aconsejar y dedicar especial tiempo a la oración, pues, en estos momentos ella es fundamental.

¿Quieres una opción aún más difícil?
Escoge el tiempo!
Sí, él es el mejor amigo de Dios. 
Y si encuentras otro camino, oriéntame. 
No siempre sé si estoy en lo correcto!

Con cariño y atención,
tu hermano,
Ricardo Sá.

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