viernes, 26 de diciembre de 2014

Ayudando al hijo a lidiar con la ansiedad

Existen varios síntomas para observar lo que es una ansiedad normal o no

Cuando se trata de ansiedad en adultos, las personas piensan que es normal, porque entienden que ellos sufren presiones de laborales, financieras o en varias situaciones del día a día. Sin embargo, podemos observar esta ansiedad como un problema también en los niños, por características personales y como consecuencias de pérdidas, traumas o percepción delante de una situación de conflicto.

Ayudando el hijo a lidiar con la ansiedad 1

El estrés es importante en la vida de las personas, porque es una características de sobrevivencia humana; él es como un elástico. Sin embargo se convierte en negativo cuando al estirar demasiado el “elástico emocional” se revienta.

Los niñas pueden vivirlo de una forma saludable. ¡Así es como esperan la Navidad! Cuántas veces preguntan, en el comienzo o a la mitad del año, si ya está llegando. O durante un viaje en auto,  preguntas “¿ya estamos llegando?” llega atormentar a los padres. Este tipo de ansiedad no necesita preocupar a los padres.

Sin embargo, ellos necesitan estar atentos a los síntomas cuando se dan cuenta que esta ansiedad no es normal, porque necesitan actuar preventivamente lo más pronto posible. Como idea, es importante verificar cambios de patrón en el comportamiento de niño, como puede ser el llanto en rechazo al quedarse solo o con alguien extraño,  la preocupación excesiva por algo, temores exagerados, cambios de hábitos alimenticios o de volver a hacer pipí en la cama o en los pantalones. En estos casos, es necesario la intervención de los padres o, dependiendo de la situación, de un profesional.

El objetivo de la intervención es detectar las causas, entender la forma de pensar delante de la situación vivida, ofrecer ayuda y mostrar que pueden contar con el apoyo familiar.

Existen situaciones reales de ansiedades, tales como la separación de los padres, la muerte de personas queridas, el cambio de escuela o de ciudad que afectan en el desarrollo del niño. Muchas veces, a fin de preservar los niños, no les dejan vivir el luto de la pérdida correctamente. Más tarde, aparecen síntomas de ansiedad.

La actitud de los padres es altamente impactante, comprometiendo tanto en la solución como en el agravamiento del problema. En este momento, el diálogo es fundamental; como también en las situaciones de cambios que impactan directamente a las relaciones. En el caso de separación, dejar claro que no todo va a ser como antes, pero que eso no significa que perdieron la condición de hijos para aquel que sale de casa. En la situación de cambio de escuela, visitar y elegir juntos la nueva escuela ayuda, y si necesario, quedarse en la escuela durante el periodo de adaptación y acompañar junto la maestra.

Es decir, todo cambio necesita conversación y, siempre que sea posible, antes, durante y después de suceder. Un ejemplo es el cambio de una ciudad para otra. Es importante que comience a mostrar fotos de la nueva casa, investigar juntos lo que tiene de bueno para hacer, convertir el cambio menos amenazante y agradable. Después del cambio, observar las reacciones frente a los nuevos amigos, la evolución del desarrollo u otras reacciones. Si los padres se quedan atentos, podrán hacer correcciones del rumbo, que minimicen los impacto y, consecuentemente, la ansiedades.

Es necesario enseñar a los hijos que una preocupación excesiva es tratar anticipadamente con problemas que pueden no ocurrir; considerando que eso es diferente de enseñar sobre prudencia.
El secreto es que los padres estén atentos a los comportamientos de los hijos, porque así somos capaces de percibir los cambios.

Angela Abdo
Coordinadora de grupo de madres que rezan por los hijos de la Paroquia San Camilo de Lelis (ES) y asesora en el Estudio de las Directrices para la RCC Nacional
fuente Portal Canción Nueva

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