domingo, 28 de diciembre de 2014

RESONAR PALABRA - Lunes 29


Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 82,3-11):

En esto sabemos que conocemos a Jesús: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo le conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él debe vivir como vivió él. Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que tenéis desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis escuchado. Y, sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo –lo cual es verdadero en él y en vosotros–, pues las tinieblas pasan, y la luz verdadera brilla ya. Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.

Palabra de Dios

COMENTARIO A LA PALABRA DEL DÍA
Queridos amigos y amigas:
Se acerca el final del año. Han pasado varios meses, muchos días, un montón de acontecimientos… La historia “cumple” un año más… Pero, ¿qué significa “cumplir”?
Cumplir no es solamente estar, pasar el tiempo. Se “cumple” cuando se hace aquello para lo que uno estaba allí, cuando se hace lo que se debe, cuando se realiza lo que convenía. Si esto es así, “cumplir” un año nuevo es algo más que dejar que los días pasen.
La palabra de Dios viene a iluminarnos. Y nos presenta una figura que ha “cumplido” con la vida: Simeón. Es un hombre mayor. Y siente que es la vida la que ha cumplido con él. Por eso ya no se aferra a la existencia, y le dice a Dios, con esas bellas palabras, que le lleve cuando quiera: “Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador…”.
Al final, cumplir con la vida es reconocer que la vida ya ha cumplido contigo, puesto que todo es gracia -gratis-. Te han regalado la existencia, las capacidades, las posibilidades… Se te ha dado conocer y creer en el Señor de la Vida… Y, desde ahí, se te invita a responder agradecido, dando a manos llenas lo que recibiste gratis.
Pero como la vida también es lucha, y a veces recibimos golpes, y hay “espadas que nos atraviesan el corazón”, para poder llegar a darse confiadamente, como Simeón, será necesario reconciliar y sanar esas heridas. En Jesús tenemos también al compañero y sanador, porque también él pasó por lo nuestro y conoce de qué están hechas las llagas.
“Señor Jesús,
al acercarse el final de este año
te doy las gracias porque estás cumpliendo conmigo.
Gracias por todo lo recibido.
Y ayúdame a reconciliar todo lo difícil.
Para poder yo también, como Simeón,
cumplir con la vida y no aferrármela,
sino entregarla con la misma generosidad
con la que lo hiciste Tú.
Señor Jesús,
Señor de nuestras horas,
Señor de nuestros días,
Señor de nuestros sueños”.
Vuestro hermano en la fe:
Luis Manuel Suárez CMF

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