jueves, 25 de diciembre de 2014

¿Cómo mantener encendida la llama de nuestra fe?

“Pero sin la fe es imposible agradar a Dios” Heb 11,6

La Iglesia enseña que la fe es la virtud (teologal), “dada por Dios”, que nos lleva a creer en Dios y en todo lo que nos dijo y revelo, y que la Santa Iglesia nos propone para creer. Por la fe, “el hombre libremente se entrega todo a Dios”. El cristiano busca conocer y hacer la voluntad de Dios, ya que “el justo vivirá de la fe” (Rom 1,17) y “sin fe es imposible agradar a Dios” (Hb 11,6). La fe en Dios nos lleva a volver solo para Él como nuestra origen y nuestro fin, y nada preferir a Él y tampoco sustituirlo por nada.

Como mantener encendida la llama de nuestra fe 1

La fe es como una llama que necesita de combustible para mantenerse encendida. Es como una pequeña planta que necesita de agua todo día, sol y abono, para crecer cada día.

Para la fe vivir y crecer es necesario una vida de oración diaria, de intimidad con Dios, de amistad con el “divino Amigo”, compartiendo con Él todos los sufrimientos y alegrías.
La fe se convierte fuerte cuando meditamos Su Palabra y obedecemos lo que Él ordena, sin miedo y sin disimulo. “Depongamos, pues, toda carga inútil, y en especial las amarras del pecado, para correr hasta el final la prueba que nos espera, fijos los ojos en Jesús” (Heb 12,1).

Nuestra fe se fortalece cuando recibimos la Eucaristía, donde Él se da para ser “alimento y remedio” para nuestra vida. Él dijo que quien come Su carne y bebe Su sangre “permanece en Él”, “vivirá por Él” y va ser resucitado en el ultimo día.

La fe crece y se fortalece cuando amamos a Dios y al prójimo, porque, la fe viva “actúa por la caridad” (Gl 5,6). “Es muerta la fe sin obras” (Tg 2, 26); sin la esperanza y el amor la fe no une plenamente el cristiano a Cristo y no haz de él un miembro vivo de su Cuerpo.

La fe no es solo algo individual, es de la Iglesia. Muchos tropiezan en la fe porque viven en “Su” fe; pobre y débiles. Tenemos de vivir en la fe “de la Iglesia”, todo lo que ella recibió de Cristo y nos enseña. Jesús dijo la Iglesia: “El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a mí; y el que me rechaza a aquel que me envió” (Lc 10,16). Solo tiene firmeza aquel que cree y vive lo que enseña la Santa Iglesia, Esposa del Señor, porque ella es Su “brazo extendido en nuestra historia”. La Iglesia nunca tuvo crisis de fe.

¿Lo que puede apagar nuestra fe?
Nuestros pecados.
Así, luchar contra los pecados es el mejor medio de mantener encendida la fe. Una vida de tibieza (relajamiento espiritual), mata la fe. De Ahí la importancia de la Confesión, sin tardar, siempre que el pecado robar nuestra alma. Nada de autocompasión y de falso orgullo, corramos deprisa al sacerdote de Aquel que derramo su sangre para nosotros perdonar en cualquier momento. No permita que la hierva del pecado vaya matando la planta de la fe en el jardín de su alma.

Para mantener la fe encendida es necesario renovar cada día nuestra confianza en Dios, abandonar la vida en sus manos como el niño que se abandona en el regazo de la madre y no se preocupa. Vivir en la fe significa conocer la grandeza y la majestad de Dios, y entonces, vivir en acción de gracias por todo lo que somos y que de él recibimos. “¿Que es lo que posees que no lo tengas recibido?” (1Cor 4,7). “¿Como retribuir al Señor todo el bien que me haces? (Sl 116,12).

Vivir en la fe significa confiar en Dios en cualquier circunstancia, aún en la adversidad. Como decía Santa Teresa: “Nada te moleste, nada te asuste, Dios no cambia, la paciencia todo lo alcanza quien a Dios tiene nada falta. ¡Solo Dios basta! “Todo concurre para el bien de los que aman a Dios” (Rom 8,28).

La fe exige también dar testimonio de Cristo. “Al que se ponga de mi parte ante los hombres, yo me pondré de su parte ante mi Padre de los Cielos. Y al que me niegue ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los Cielos” (Mt 10, 32-33).

Cuanto más ejercita la fe, más ella crece en nosotros y se fortalece; cuanto menos ejercitamos, más se convierte raquítico.

Profesor Felipe Aquino
Master y Doctor en Ingeniería Mecánica. Recibió el título de Caballero de la Orden de San Gregorio Magno por el Papa Benedicto XVI, es autor de varios libros y presentador de programas de televisión y radio de la comunidad Canción Nueva
fuente Canción Nueva en español

No hay comentarios:

Publicar un comentario