domingo, 14 de enero de 2018

Este es el Cordero de Dios

14 de enero de 2018.
Después de la Misa con motivo de la Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado, el Papa Francisco presidió el rezo del Ángelus y comentó el Evangelio del día en el que “se propone el tema de la manifestación del Señor”.

El Papa expresó que “solo un encuentro personal con Jesús genera un camino de fe y de discipulado. Podremos hacer tantas experiencias, realizar muchas coas, establecer relaciones con muchas personas, pero solo el encuentro con Jesús, en esa hora que Dios conoce, puede dar sentido pleno a nuestra vida y hacer fecundos nuestros proyectos y nuestras iniciativas”.

Después del rezo del Ángelus, el Papa Francisco recordó que este día se celebra la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado y anunció que a partir de ahora se celebrará cada segundo domingo de septiembre “por motivos pastorales”. La próxima, por tanto, será el 8 de septiembre de 2019. Además, propuso 4 verbos “fundados sobre los principios de la doctrina de la Iglesia: acoger, proteger, promover e integrar”.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Al igual que en la fiesta de la Epifanía y en el Bautismo de Jesús también el Evangelio de hoy (cfr. Juan 1,35-42) propone el tema de la manifestación del Señor. Esta vez es Juan Bautista que lo indica a sus discípulos como “el Cordero de Dios”, invitándolos a que lo sigan. De la misma manera es para nosotros. Aquel al que hemos contemplado en el misterio de la Navidad, ahora estamos llamados a seguirlo en la vida cotidiana. El Evangelio de hoy, por lo tanto, nos introduce perfectamente en el tiempo litúrgico ordinario, un tiempo que sirve para animar y verificar nuestro camino de fe en la vida cotidiana, una dinámica que se mueve entre la epifanía y la secuela, tras la manifestación de la vocación.

El relato del Evangelio indica las características esenciales del itinerario de la fe. Hay un itinerario de fe, y es el itinerario de los discípulos de todos los tiempos, incluso el nuestro propio, a partir de la pregunta que Jesús dirige a los dos que, impulsados por el Bautista, comienzan a seguirlo: "¿Qué buscáis?" (v. 38). Es la misma pregunta que, en la mañana de Pascua, el Señor Resucitado dirigirá a María Magdalena: "Mujer, ¿a quién estás buscando?" (Jn 20, 15). Cada uno de nosotros, como ser humano, está buscando: la búsqueda de la felicidad, la búsqueda del amor, una vida buena y plena. Dios Padre nos ha dado todo esto en su Hijo Jesús.

En esta búsqueda, es fundamental el papel de un verdadero testigo, de una persona que antes haya hecho el camino y ha encontrado al Señor. En el Evangelio, Juan el Bautista es este testigo. Es por eso que puede orientar a los discípulos hacia Jesús, quien los involucra en una nueva experiencia diciendo: "Venid y veréis" (v. 39). Y esos dos ya no podrán olvidar nunca la belleza de aquel encuentro, hasta el punto de que el evangelista incluso anota la hora: "Eran cerca de las cuatro de la tarde" (ibid.). Solo un encuentro personal con Jesús genera un camino de fe y de discipulado. Podremos hacer tantas experiencias, realizar muchas coas, establecer relaciones con muchas personas, pero solo el encuentro con Jesús, en esa hora que Dios conoce, puede dar sentido pleno a nuestra vida y hacer fecundos nuestros proyectos y nuestras iniciativas.

No es suficiente construir una imagen de Dios basada en rumores; uno debe ir en busca del Maestro Divino e ir donde Él vive. La pregunta de los dos discípulos a Jesús, “¿dónde vives" (V. 38), tiene un fuerte sentido espiritual. Expresa el deseo de saber dónde vive el Maestro, para poder estar con Él. La vida de fe consiste en el deseo ardiente de estar con el Señor, y por lo tanto en una búsqueda continua del lugar donde Él vive. Esto significa que estamos llamados a superar una religiosidad rutinaria y prevista, reavivando el encuentro con Jesús en la oración, en la meditación de la Palabra de Dios y en asistir frecuentemente a los sacramentos, para estar con Él y dar frutos gracias a Él, a su ayuda, a su gracia

Buscar a Jesús, encontrar a Jesús, seguir a Jesús: este es el camino. Buscar a Jesús, encontrar a Jesús, seguir a Jesús.

Que la Virgen María nos sostenga en este propósito de seguir a Jesús, de ir donde Él está, para escuchar su Palabra de vida, para adherirse a él, que quita el pecado del mundo, para encontrar en él esperanza y empuje espiritual.

(Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:)
Queridos hermanos y hermanas:

Hoy es el Día Mundial de los Migrantes y los Refugiados. Esta mañana he celebrado la misa con un buen grupo de inmigrantes y refugiados que residen en la diócesis de Roma. En mi mensaje para esta Jornada, he subrayado que las migraciones hoy son un signo de los tiempos."Cada forastero que llama a nuestra puerta es una ocasión para encontrarse con Jesucristo, que se identifica con el extranjero que ha sido acogido o rechazado en cualquier épocas de la historia (Mt 25: 35.43). [...] En este sentido, me gustaría reafirmar que nuestra respuesta común se podría articular alrededor de cuatro verbos basados ​​en los principios de la doctrina de la Iglesia: acoger, proteger, promover e integrar». A partir de ahora, por razones pastorales, la Jornada Mundial de los Migrantes y los Refugiados se celebrará el segundo domingo de septiembre. La próxima, que es la ciento cincuenta, será el domingo 8 de septiembre de 2019.

Mañana iré a Chile y Perú. Os pido que me acompañéis con la oración en este viaje apostólico.
Saludo a todos ustedes, romanos y peregrinos: familias, grupos parroquiales, asociaciones.
Dirijo un saludo especial a la comunidad latinoamericana de Santa Lucía en Roma, que celebra 25 años de fundación. En este feliz aniversario, le pido al Señor que los colme de bendiciones para que puedan seguir dando testimonio de su fe en medio de las dificultades, alegrías, sacrificios y esperanzas de su experiencia migratoria. Gracias.
A todos les deseo un buen domingo. Os ruego, no os olvides de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta pronto!

Francisco

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