Estaba Juan Bautista otra vez allí con dos de sus discípulos y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: "Este es el Cordero de Dios". Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús. El se dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: "¿Qué quieren?". Ellos le respondieron: "Rabbí -que traducido significa Maestro- ¿dónde vives?". "Vengan y lo verán", les dijo. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Era alrededor de las cuatro de la tarde. Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro. Al primero que encontró fue a su propio hermano Simón, y le dijo: "Hemos encontrado al Mesías", que traducido significa Cristo. Entonces lo llevó a donde estaba Jesús. Jesús lo miró y le dijo: "Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas", que traducido significa Pedro.
RESONAR DE LA PALABRA
Alejandro Carbajo, cmf
Queridos amigos, paz y bien.
Qué suerte tiene la gente que puede decir, como los apóstoles, hemos encontrado al Mesías. Hay personas así, inconformistas, que siguen buscando la verdad, aunque parezca que ya la han encontrado. Los discípulos del Bautista, del maestro, podían haberse quedado con él, y haber seguido tranquilamente en sus casas. Pero siguieron a Jesús, y fueron interpelados por el Maestro: ¿Qué buscáis?
Esa pregunta debería ser para nosotros hoy como el detonador en una bomba. Dos palabras para hacernos reflexionar sobre lo que, de verdad, buscamos. Y no en teoría, sino en la práctica. Revisa, por ejemplo, tu horario, desde que te levantas hasta que te vas a la cama. ¿Cuánto tiempo hay en tu día para el trabajo, para el estudio, para la televisión, para leer, para comer? ¿Cuánto tiempo hay para Dios, para la oración, para la lectura espiritual, para recordar a los que sufren…? Si en tu día no hay ni 15 minutos para Dios, a lo mejor es bueno detenerse en las palabras de Jesús, y pensar qué buscas en tu vida.
Si añadimos a la reflexión la primera lectura, tendremos un cuadro bastante más completo. Se nos invita a obrar la justicia. Y a amar a los hermanos. Cuando hagas la revisión de qué buscas, pregúntate también si obras la justicia, en tu trabajo, en tus estudios, en tu grupo o comunidad, en tu familia… Y revisa también cómo anda el amor a los hermanos.
Si encuentras que tu vida va bien, y no hay que cambiar nada, adelante con los faroles. Y si te das cuenta de que algo no va del todo bien, entonces sí, detén tu camino y procura cambiar algo. Jesús te mira y te dice que sobre tu piedra, de mejor o peor calidad, quiere seguir construyendo su Iglesia. Basta que le digas sí hoy y aquí. Después el tiempo dirá, hasta Pedro le dio la espalda en el momento definitivo. Pero Dios es fiel, y espera tu vuelta. Siempre. Si estás arrepentido.
Vuestro hermano en la fe,
Alejandro José Carbajo Olea, C.M.F.
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
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