sábado, 10 de febrero de 2018

Pasos que cooperan a la sanación del dolor y la enfermedad - Sexto Paso

Sexto Paso
LIBERAR EL PERDÓN

Fueron muchos los casos en que vi personalmente como ciertos nudos que mantenían a las personas amarradas se desataron en el momento en que ellas decidieron perdonar a aquellos que las hirieron. El perdón abre espacio para que actúe la salvación de Dios, permite al Señor atendernos y dar eficacia a nuestro clamor. Jesús, al garantizar que todo lo que pidiésemos con fe lo alcanzaríamos, puso junto a esa garantía una condición: “Y, cuando estén de pie para orar, si tienes algo en contra tu hermano, perdona para que vuestro Padre que está en los cielos también perdone vuestros pecados” (Mc 11,25)

Perdonar es recuperar la vida y la alegría que robaron de nosotros. No es desistir, como muchos piensan: “Ah! ¡Deja para después…! Perdonar es rescatar, es parar la hemorragia, es sanar los daños. Toda vez que perdono a alguien, mi alma se libera de las corrientes del resentimiento y del rencor. Me uno todavía más a Jesús, que tuvo compasión y perdonó a sus enemigos, y el Espíritu Santo me cubre con la gracia de Dios y realiza mi sanación interior. Mira el siguiente testimonio:

Después de una bella noche de oración, pedí a las personas que tuviesen algún testimonio para dar, traerlo al día siguiente anotado en un papel y lo colocasen dentro de la caja que dejé bien a la vista de todos. Luego por la mañana la caja estaba llena. Eran testimonios emocionantes, y había uno de ellos, muy simple y objetivo, sobre el perdón:
“Cuando me arrodillé para recibir la oración, una de las personas que rezaba por mi dijo que Dios le daba la imagen de un puñal presionado contra una panza. Después me preguntó si eso tenía algún sentido para mi. Sí, tenía mucho sentido, pues hacía un par de semanas dos hombres me habían asaltado. No tenían armas de fuego, apenas un puñal. Intentaron hasta violarme pero no lo consiguieron. Con todo, ni la tentativa de violación fue tan traumática para mi como aquel puñal presionando mi estómago. En los días siguientes quedé deprimida y andaba siempre triste y con miedo. Pero, en el momento en que esa imagen vino a la oración, algo cambió en mi. Yo perdoné a aquellos dos hombres y el miedo y la tristeza desaparecieron inmediatamente. Una gran alegría y paz tomaron cuenta de mi. Sé que nunca olvidaré lo que sucedió, pero de alguna forma Jesús me sanó y ese recuerdo que antes me atormentaba ya no tiene mas el poder de causarme dolor.”
Jesús enseña que, para ser libres, el perdón tiene que ser de corazón (cfr. Mt 18,35), pues es en el fondo del corazón que todo se hace y se deshace. No está en nuestro corazón el poder de no sentir mas y de olvidar la ofensa, nos enseña la iglesia; pero el corazón que se entrega al Espíritu Santo transforma la herida en compasión y purifica la memoria transformando la ofensa en intercesión. 

ORACIÓN PARA CONSEGUIR PERDONAR
Señor, Padre de Bondad, Dios lleno de misericordia, inunda mi alma con el calor de tu amor y enciende en mi corazón la luz de tu Espíritu Santo. Llévame a una mayor intimidad con Jesús, que perdonó en la Cruz a todos los que lo herían. Permíteme ver como el rencor vuelve miserable mi vida; al mismo tiempo hazme percibir la liberación que quieres darme por el perdón. Ilumina con tu gracia las áreas de mi vida que por la falta de perdón me mantienen en las tinieblas. Acepto perdonar a todos lo que me perjudicaron o hirieron porque sé que es eso lo que tu quieres que haga. Doy mi paso en fe. Pero preciso de tu ayuda para que ame y perdone como tú lo haces, sin colocar barreras ni condiciones. Cambia mi corazón rencoroso por un corazón lleno de paz. No permitas que mi alma se endurezca y cultive áreas de tinieblas por el odio, ira, resentimiento, amargura. Te pido Jesús: dame fuerzas y la voluntad para liberar el perdón de forma profunda y total ahora. Yo perdono a todos los que de algún modo me causaron mal, especialmente (decir a Jesús el nombre de todos los que recuerdas, aún cuando algunos ya hayan fallecido). Señor, perdona a esas personas y cúbrelas con tus bendiciones, pues yo las perdono en nombre de Jesús. Y una vez libre de ese fardo, acepto quedar en paz. Amén
 Marcio Mendes
“Pasos para la sanación y liberación completa” – Editorial Canción Nueva
Adaptación del original en portugués

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