sábado, 6 de enero de 2018

Grite al cielo y fui liberado

Laurent Gay, drogadicto, con VIH y en la cárcel, iba a suicidarse: antes clamó a Dios por primera vez y fue oído.
«Justo antes de abrirme las venas, yo, que no creía ni en Dios ni en el demonio, grité al cielo… Ese grito liberó todas las lágrimas que no había derramado nunca. Experimenté entonces un encuentro con ese Dios al que no conocía. Para mí, que no había ido nunca a catecismo, era Jesús quien venía a liberarme de mis caídas interiores. Sentí una paz inmensa y comencé a creer que alguien me amaba»

No hay comentarios:

Publicar un comentario