sábado, 10 de febrero de 2018

NOVENA A LAS MANOS ENSANGRENTADAS DE JESÚS - TERCER DÍA

NOVENA A LAS MANOS ENSANGRENTADAS DE JESÚS
TERCER DÍA – EL PERDÓN
Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos, dijeron a Jesús: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?».Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo.Como insistían, se enderezó y les dijo: «El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra».E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo.Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí, e incorporándose, le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Alguien te ha condenado?».Ella le respondió: «Nadie, Señor». «Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, no peques más en adelante».
Juan 8, 3ss
Súplica
Jesús, como la pecadora de este evangelio, necesito muchísimo de tu perdón.Con tus manos benditas, toca ahora y transforma mi corazón, tan duro como esas piedras en las manos de los fariseos, en un corazón de carne, que sepa perdonar porque fue perdonado por Ti.Amén









Repite con mucho fervor, muchas veces:
Jesús, por el poder de Tu Sangre redentora, suplico tu perdón y la gracia de aprender a perdonar.

Oración de sanación para ser repetida cada día.

Jesús coloca tus manos benditas ensangrentadas, llagadas y abiertas sobre mi en este momento.

Me siento completamente sin fuerzas para seguir cargando mis cruces.

Necesito que la fuerza y el poder de tus manos, que soportaron el más profundo dolor al ser clavadas en la cruz me levanten y me curen ahora.

Jesús, no pido solamente por mi, sino también por todos aquellos que más amo.

Necesitamos desesperadamente de sanación física y espiritual a través del toque consolador de tus manos ensangrentadas e infinitamente poderosas.

Reconozco, a pesar de todas mis limitaciones y de la infinidad de mis pecados, que es Dios, Omnipotente y Misericordioso quien actúa y realiza lo imposible.

Con fe y total confianza puedo decir: Manos ensangrentadas de Jesús, Manos heridas allí en la Cruz, ven a tocarme.

¡Ven, Señor Jesús!


Termina el primer día rezando un Padre Nuestro y un Gloria para agradecer las gracias y milagros que serán realizados a través de las manos ensangrentadas de Jesús en esta Novena.

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