domingo, 11 de febrero de 2018

SÉ FELIZ TODOS LOS DÍAS.

SÉ FELIZ TODOS LOS DÍAS.
“Pidan y recibirán,
Para que su alegría sea completa”
Juan 16, 24b

Una vida de oración, cuando es verdadera, no solo otorga fuerza interior, sino que va transformando a aquel que reza en alguien más maduro, saludable y sensato. Cuando soy coherente en mi relación con Dios, me encuentro, me realizo y me vuelvo feliz.

La felicidad es la consecuencia de una vida de oración que nos mantiene unidos a Dios. Cuando una persona es tocada por el Espíritu Santo no se preocupa mas en correr atrás de la felicidad, la única cosa que desea es encontrar y estar con Dios. Entonces, trata de abandonar todo aquello que le impide estar siempre en la presencia del Señor. Y hace bien, pues si quisiéramos orar como conviene es necesario sacar del corazón la basura del pecado, de la falta de perdón y de las distracciones inútiles.

Un corazón lleno de escombros nos expulsa de nosotros mismos. Aprendí con San Agustín: “¿Precisas un lugar para rezar? Reza en tu corazón. Sé vos mismo un lugar donde Dios habita, y Él oirá tus oraciones”


Cuando en la intimidad la persona insiste en pedir que Dios venga en su auxilio y le de la vida eterna, El siempre la escucha. ¡Porque es exactamente eso lo que Él quiere darle! Y aún cuando la persona no haya recibido esa gracia, no hay la menor duda de que la recibirá y muchas otras también, siempre que persevere.

Marcio Mendes
30 minutos para cambiar tu día a día.
Adaptación de original en portugués.
Editorial Canción Nueva.

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