viernes, 23 de abril de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 6,52-59


Evangelio según San Juan 6,52-59
Los judíos discutían entre sí, diciendo: "¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?".

Jesús les respondió: "Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes.

El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.

Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida.

El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.

Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí.

Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente".

Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaún.


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos hermanos y hermanas:

En este tiempo de Pascua vamos escuchando relatos y personajes de los primeros años de la Iglesia naciente. El testimonio de los Apóstoles, los discursos de Pedro, los signos que les acompañaban, la persecución de los judíos, el martirio de Esteban, la actividad misionera de Felipe … La Iglesia iba avanzando, perseguida, pero a la vez asistida por la fuerza del Espíritu del Resucitado.

Hoy escuchamos un nuevo episodio de los sucesos de aquellos primeros tiempos: la conversión de Saulo, el gran perseguidor de los cristianos. El encuentro personal con el Señor, que le sale al paso tirándole del caballo, transforma radicalmente su vida. Conversión radical a una Vida Nueva, provocada por su encuentro en persona con quien nos hace nacer de nuevo, Jesús, el Pan de la Vida. Y así nació Pablo, el gran apóstol de los gentiles. De perseguidor a apóstol.

San Pablo respondió a la llamada de Jesús con un cambio radical de vida, pasando de ser perseguidor de los cristianos a anunciar a Cristo a los gentiles. Es el encuentro con el Señor el que le cambió la vida; también es así en nuestra experiencia como cristianos. Eso sí, de maneras diferentes: ese encuentro puede ser repentino o progresivo, puede ser desde fuera de la fe, o ya participando en alguna comunidad cristiana. Pero siempre la conversión, la escucha de la llamada y el compromiso evangelizador surgen del encuentro personal con Jesús. No hay otro camino: sólo el encuentro con el Señor cambia nuestro corazón y nuestra vida; sólo Él es capaz de hacernos nacer de nuevo, a una vida nueva, y sólo Él es capaz de alimentar esa vida en nosotros …

Necesitamos encontrarnos con Jesús. Todo lo nuevo nace de ese encuentro: la novedad del Reino, y con ella, la novedad de una humanidad justa, pacífica, fraterna y respetuosa con la naturaleza. En Él la vida renace, renovada, plenificada.

Danos siempre de ese Pan…

Javier Goñi

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

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