martes, 24 de junio de 2014

Eucaristía, casa de la vida

Cuando más comulgamos, más acumulamos vida en nosotros.
Por alimentarnos del Cuerpo y de la Sangre de Jesús tendremos vida eterna en nosotros. Por la Eucaristía que recibimos, tenemos la certeza de que resucitaremos en el último día como promete el Señor. Es la promesa de Dios.

Es necesario celar por el cuerpo y preservarlo, pues él resucitará acumulado de vida eterna. Jesús nos dice: "Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida" Juan 6,54

"Quien come de este pan vivirá eternamente" Juan 6,51
Por eso, Señor, yo Te adoro y proclamo: "Sí, Señor, estás vivo en la Eucaristía; yo creo, pero aumenta mi fe".

En el catecismo leemos: "La Iglesia sabe que, ya ahora, el Señor viene en su Eucaristía y que está ahí en medio de nosotros. Sin embargo, esta presencia está velada. Por eso celebramos la Eucaristía expectantes beatam spem et adventum Salvatoris nostri Jesu Christi ("Mientras esperamos la gloriosa venida de Nuestro Salvador Jesucristo"), pidiendo entrar "[en tu Reino], donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria; allí enjugarás las lágrimas de nuestros ojos, porque, al contemplarte como Tú eres, Dios nuestro, seremos para siempre semejantes a ti y cantaremos eternamente tus alabanzas, por Cristo, Señor Nuestro" Nº 1404

Tu hermano,
Mons Jonas Abib
Fundador Comunidad Canção Nova


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