miércoles, 11 de junio de 2014

Sal y Luz

Nada de ser cristiano agrio, amargo y sin gusto-dentro¡Nada de ser cristiano agrio, amargo y sin gusto!   

¡Nada de ser cristiano agrio, amargo, sin gusto, sin sabor! Necesitamos ser cristianos con gusto, necesitamos ser cristianos con condimento de la mejor calidad para salar y para temperar el mundo.
Ustedes son la sal de la tierra. Ustedes son la luz del mundo” (Mt 5, 13-14).
Jesús hoy nos muestra lo que Sus discípulos, lo que cada uno de nosotros necesitamos ser en el mundo en que vivimos. Lo primero: necesitamos ser sal. Sí, nosotros necesitamos ser condimento, necesitamos dar gusto al mundo y a la realidad en que vivimos. No podemos ser personas sosas, que viven la vida de cualquier forma o para quienes la vida no tiene sentido. Muy por el contrario, nosotros encontramos en Dios el sentido de nuestra vida y necesitamos llevar este sentido y este sabor a la vida de las personas que caminan tan perdidas en busca de un significado y de una respuesta para tantos vacíos existenciales que laten en el corazón humano.

Aquel que encontró a Dios como la razón de su existencia sabe que su vida tiene otro sabor, tiene otro gusto, tiene otro significado. Pero es necesario cuidar para que la sal no pierda su sabor. Tu y yo necesitamos cuidar para que nuestra vida no se convierta en una vida sin gusto, sin gracia.

No podemos dejar que nuestra vida cristiana se convierta en una vida tibia y sin significado; sin dar a la vida cristina lo que ella es en realidad: un testimonio vivo de la presencia de Dios en nosotros y a través de nosotros. Una vida cada vez más comprometida con el Evangelio, con la oración y con la unión con el Señor. ¡Y nuestra unión con Él es lo que da sentido a nuestra vida!

Cuantas personas ya encontré en esta vida que decían: “Padre, mi vida perdió el sentido, mi vida no tenía más sentido. Y cuando encontré a Jesús mi vida fue transformada, mi vida comenzó a tener sabor, mi vida pasó a tener forma”. Esta vida a la que Jesús dio paso y sabor es la vida que debemos llevar al mundo. Nada de ser cristiano agrio, amargo, sin gusto, sin condimento! Necesitamos ser cristianos con gusto, necesitamos ser cristianos con condimento de la mejor calidad para salar y temperar el mundo.

¡Nuestra vida caminaba en la tinieblas y Cristo, que es la luz del mundo, la ha iluminado! ¡Cómo necesitamos iluminar la vida de los otros! No podemos permitir que quien esta a nuestro alrededor tropiece y caiga en la oscuridad. ¡Con la luz que nosotros recibimos de Cristo debemos iluminar la vida unos de los otros!

Que Dios fortalezca y revitalice la sal que existe en nosotros, que la luz de Cristo brille por intermedio de nosotros para que el mundo conozca la luz que ilumina toda la oscuridad!
¡Dios te bendiga!

Padre Roger Araujo
Sacerdote de la Comunidad Canción Nueva
Fuente Portal Canción Nueva

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