martes, 9 de junio de 2015

La misión de la Renovación Carismática Católica

¡Renovación Carismática Católica abre las puertas al Señor que viene!

La Renovación Carismática Católica hoy tiene la misma misión de Juan el Bautista, preparar al pueblo para la segunda venida de Jesús, llevándolo de vuelta para Dios.
Juan el Bautista, comparado en el Evangelio al “amigo del esposo”, fue enviado por Dios para preparar la primera venida de Jesús: ” Ustedes mismos son testimonios de lo que yo dije: “Yo no soy Cristo, pero fui enviado delante de él”. Quien recibe a la novia es el novio, pero el amigo que está presente lo escucha, se llena de alegría, cuando escucha la voz del novio. Esta es mi alegría, y ella es completa ” (Jn 3,28-29).

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Nosotros, Iglesia, somos la ‘novia’ rescatada por el Señor, somos el cuerpo de la Iglesia, los escogidos, los amados del Señor. Somos los destinados a ser Su esposa cuando Él (el novio) venga en su segunda venida.

Juan predicó la conversión: “Conviertanse pues el Reino de los Cielos está cerca” (Mt 3,2) y preparó el pueblo para la primera venida de Jesús. Por eso, El derrama su Espíritu Santo, a fin de que sus dones se realicen de forma concreta y visible! El quiere llevarnos al don de la parresía, para que tengamos coraje apostólico, osadía en la evangelización.

El Espíritu Santo no nos fue dado para permanecer parado dentro de nosotros. Al contrario, se nos fue dado para emanar, brotar, fluir, como aquel río que comienza como un simple hilo de agua pero brota siempre: hoy, mañana y después, de día y de noche.

El agua viene del interior de la tierra y es así que el Señor espera que seamos. ¡No es un mérito, es una gracia! El Espíritu Santo nos fue dado por Jesús gratuitamente.

Necesitamos ser “bautizados” en el Espíritu Santo todos los días. Nuestros grupos de oración y nuestras comunidades necesitan ser manantiales. Al llegar secos, debemos sumergirnos en la oración, en la alabanza, en la adoración a Dios para llenarnos nuevamente. Toda impureza y contaminación sale porque volvemos a la fuente, al manantial y nuevamente nos bañamos.

Somos renovados en el Espíritu cada día, manteniendo una vida de oración, alimentando el alma con la Palabra de Dios, participando de los sacramentos de la Confesión y de la Eucaristía, renunciando a todo pecado, viviendo la caridad con los hermanos y trabajando por el reino de Dios, en unión con la Iglesia y sus pastores.
Para eso el Señor nos está enviando su Espíritu Santo: el verdadero y gran ‘amigo del esposo’. El vino para despertar su Iglesia, que somos nosotros. Es necesario que estemos listos, preparados para el Señor! ¡Él está a las puertas!

Tu hermano,
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Canción Nueva

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