Dios y Señor mío,
al oscurecerse todo en mi derredor,
sólo quiero pedirte una gracia:
¡mira adentro de mi!
Recompone mi corazón
con la misma calidad que hiciste de Job
un espejo para las generaciones.
Rico o pobre él fue lo que era preciso ser.
Corazón sincero.
Hombre recto para no perderme.
Ni cuando todo se volvió cenizas, él blasfemó.
Yo preciso ser así,
¿me lo enseñas al atardecer de éste día, Señor?
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