miércoles, 28 de septiembre de 2016

LOS DEMONIOS DE LA VIDA CONYUGAL

Identifique los demonios que aparece a lo largo de la vida conyugal
En el amor conyugal, el secreto no es luchar contra la edad, sino estar en unión con ella, tal es la regla de la sabiduría. Al inicio, la relación es, sobre todo, alegría y esperanza. El amor es nuevo y está intacto. Los dos viven en esta de descubrimiento permanente; sin embargo, el amor no escapa a los ataques del tiempo. Una primera crisis es la desilusión que sacude el hogar naciente. El demonio de la desilusión hace que la imagen ideal, que uno había construido del otro, comience a desvanecerse. Para vencer esa crisis, tendrá que aceptarse en sus imperfecciones. En esa frase, el matrimonio se construye realmente.

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Foto: Daniel Mafra/cancaonova.com


La juventud del amor

Al final de la fase de adaptación, un mutuo conocimiento impide mayores problemas. El amor se instala. Pero si la crisis de la desilusión no fue superada, el tiempo precipita la segunda crisis, la del silencio. Si el demonio mudo se apodera de los dos, estos caen en una especie de letargia. La pareja vive, entonces, en retroceso, sin crecer, sin un ritmo seguro, sin dinamismo. Vencer esa segunda crisis es indispensable para que el amor sobreviva.


La madurez del amor

Alrededor de los 15 años de vida conyugal, los esposos adquieren madurez. Con una juventud madura, viven con serenidad. Son los años más bellos de la vida conyugal. Ya no se habla de felicidad, como cuando se es joven, sino simplemente se es feliz. Pero también puede suceder lo contrario, si no encontraron el camino del diálogo y su unidad. Una tercera crisis, con frecuencia fatal, es la indiferencia. El amor se transformó en hábito, el hábito en rutina, y la ruta, finalmente, en indiferencia. Se vive junto al otro, pero los corazones ya no están en contacto: el tiempo paralizó o mató el amor. La vida en común no es más que una apariencia que se mantiene, sea por obligación, ya que hay hijos, sea por conveniencia social.
Con el demonio de la indiferencia instalado, siempre existe lugar para un nuevo amor y, por eso, para la infidelidad y la separación.


El mediodía del amor

Entre los 45 y 50 años, surge un nuevo peligro. En ambos es el difícil momento de los cambios físicos y psicológicos. La mujer pierde un atributo de su femineidad: la fecundidad. El hombre va perdiendo un carácter de su virilidad: el vigor sexual. Pero antes que se produzca este declive, muchas se da un regreso a la adolescencia.
A esa crisis de mitad de vida llamamos el “demonio del mediodía”. Si el matrimonio entra en esta etapa, minado por la indiferencia y por la rutina, el “demonio del mediodía” tiene grandes posibilidades de triunfar.

El renacimiento del amor

Si el matrimonio sabe soportar esa época turbulenta, entra en un período de una segunda madurez. Es el crepúsculo del amor, el momento en que el matrimonio disfruta de la unidad conquistada, de una harmonía profunda y de una nueva paz. Es la hora de una felicidad serena, sin choques ni conflictos. El tiempo, que no perdona, ofrece entonces a los conyugues la inapreciable recompensa del renacimiento del amor.


El reposo del amor

Llega, por último, la hora del reposo, en que, envejecidos en el amor, los dos tendrán solamente reconocimiento para el otro. Ni siquiera la dolorosa perspectiva de la muerte podrá perturbar la madurez del amor. Se habrán amados hasta el fin, cuando la muerte se convierte en ápice, en una victoria. Delante de los hombres, como delante de Dios, no existe un amor más perfecto que el de dos personas que envejecieron juntos y que se dieron las manos para vencer las últimas dificultades, para gozar las últimas claridades del día.


Preguntas para reflexionar

1 ¿Algunos de esos demonios me es conocido?
2 ¿Qué puedo hacer para enfrentarlos?
3 ¿Cómo andamos con el diálogo conyugal?

Padre Nicolás Schwizer
Shoenstatt – Movimiento Apostólico
publicado por Canción Nueva en español

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