sábado, 24 de marzo de 2018

LUCIFER: SOBERBIO, MENTIROSO Y ASESINO.

SATANÁS: DE LA EXCELENCIA A LA PLENA DEFORMIDAD - Parte VII
LUCIFER: SOBERBIO,
MENTIROSO Y ASESINO.

Las evidencias en las Sagradas Escrituras y en los escritos de los santos nos señalan realmente el pecado de Lucifer como un pecado de soberbia, que derivó en otros pecados como el orgullo, la envidia, la mentira, etc.

Lucifer, a pesar de ser “el Ángel más elevado, mas bello y mas perfecto” como dice Orígenes, fue capaz de transfigurarse en un ser terrible y maligno, que se transformó en el Diablo, o en Satanás, como es conocido.

Muchos exorcistas, por la experiencia en los exorcismos, afirman que Satanás y el Diablo son el mismo ser, y la Biblia da a entender eso en algunos pasajes. Pero la gran mayoría de los exorcistas afirma que Lucifer es otro ser distinto de Satanás.

Como la propia denominación de Lucifer es un nombre extra-bíblico, pasaremos a llamar esa figura deformada bajo los nombres de Ángel caído, Satanás o Diablo.

La Palabra Satanás significa adversario, enemigo, opositor (Summa Daemoniaca p. 30 p. Fortea). Ya la palabra Diablo viene del verbo griego y significa Acusador. (Summa Daemoniaca p. 30 p. Fortea).

Después de esta deformación moral, a partir de la cual él consintió con el pecado de la soberbia, este ángel, que pasó a ser visto como Satanás, no fue expulsado del cielo solo; el no se corrompió ni se deformó solito. Él era bello y grandioso en el cielo, y los otros Ángeles lo admiraban por tamaña belleza, y tan grande era su inteligencia con relación a los otros Ángeles, que en su corrupción, el fue capaz de arrastrar una multitud de Ángeles con él, bajo el mismo argumento con el cual el se autoconvenció: de que le era posible ser como Dios!

Otros Ángeles, dotados también de inteligencia, de libre arbitrio y de un cierto grado de conocimiento de Dios, se dejaron convencer definitivamente de que Lucifer era mayor que Dios y que ellos, los Ángeles, no podrían tampoco de manera alguna estar al servicio de la criatura humana.

San Buenaventura levanta una posibilidad muy concreta cuando, comentando sobre la caída de los otros Ángeles, afirma que aquellos Ángeles que siguieron a Lucifer en la caída no solamente pecaron porque creyeron en las mentiras de él, sino porque de alguna forma el pecado de la soberbia que nació en Lucifer, comenzaba a reflejarse en ellos. De ese modo, ellos también comenzaron a desear la misma excelencia de Lucifer, se dejaron corromper progresivamente por el pecado de la soberbia y decidieron seguir a Lucifer -pues, para ellos, solamente por medio de la exaltación de Lucifer, es que podrían también obtener tan grande gloria.

Imaginen la fuerza de la inteligencia y de la argumentación de Lucifer para convencer “un tercio” (cfr. Gen 12,4) de los Ángeles de Dios a seguirlo.

¡Todos estos Ángeles pasaron por la prueba! La prueba de la libertad, de la elección, de la inteligencia y de la razón. Todos podrían haber escogido a Dios. Ninguno de ellos precisaría haber seguido a Lucifer. A pesar de todo, ellos se corrompieron, se revelaron y se transformaron en Demonios.

En el momento de la caída de los Ángeles, Lucifer se revela como el “padre de la mentira” y “asesino por excelencia” (cfr. Jn 8,44) por haber tenido la habilidad de engañar a todos los otros Ángeles que lo siguieron, y de cierta manera haber “asesinado” la posibilidad de continuar la vida en Dios que había en cada Ángel que lo siguió. El fue asesino y mentiroso desde el principio: 
“Ustedes tienen por padre al demonio y quieren cumplir los deseos de su padre. Desde el comienzo él fue homicida y no tiene nada que ver con la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, habla conforme a lo que es, porque es mentiroso y padre de la mentira.”Jn 8,44
Pero también Satanás es llamado “padre de la mentira” y “asesino”, porque fue exactamente lo que el provocó por medio de su mentira, convenciendo a Adán y Eva de que, si experimentaban del fruto del árbol del conocimiento serían como dioses (cfr Gen 3,4), trayendo la muerte espiritual y física no solamente para Adán y Eva, sino para toda la humanidad. Nuevamente, el se mostró “asesino y mentiroso” Mintió a sus Ángeles, mintió a nuestros primeros padres, trajo la muerte al mundo y su propia ruptura definitiva para con Dios.

Y la Palabra de Dios lo atestigua de verdad cuando nos dice: 
Porque Dios no ha hecho la muerte ni se complace en el perdición de los vivientes.Sab 1,13
Dios creó al hombre para que fuera incorruptible y lo hizo a imagen de su propia naturaleza, pero por la envidia del demonio entró la muerte en el mundo, y los que pertenecen a él tienen que padecerla.Sab 2, 23-24
Por lo tanto, el es mentiroso y asesino desde el principio.

San Jerónimo dice:
“Con Lucifer, uno de sus príncipes, cayeron muchos otros; (…) Lucifer pecó por orgullo y consigo arrastró un tercio de las estrellas, esto es, de los Ángeles” (Cfr. Montelli, G. Gli angeli, p 82-83)
Existe un relato extraordinario de un sacerdote exorcista, llamado Francisco Bamonte, que actualmente es el Presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas, fundada por el p. Gabriele Amorth, y que tuvo su Reconocimiento Pontificio en el año 2014

El p. Francisco Bamonte relata que, durante un exorcismo, el Demonio expresó su rebeldía contra Dios expresándose de esta manera:
“Me revelé porque yo no soy Él. Quería ser como Él. Tengo muchos poderes y, por eso, creía que podía ser igual a Él. Quería ser como Él. Muchos me siguieron porque yo les he prometido todo, todo, todo… Les había prometido que yo sería como Dios. Yo tenía muchos poderes, tanto que hasta ellos (los otros Ángeles) creyeron que yo podía ser como Dios. Yo era mayor y más bello; yo era aún más bello que Miguel” 
En este relato de arriba vemos realmente la verdadera imagen que Lucifer tenía de sí mismo, su intención de ser como Dios, y como él engañó a otros Ángeles por tan grande excelencia que había en él. Vemos también como él mintió a estos Ángeles, prometiéndoles realidades que no podrían alcanzar.

En este mismo exorcismo, el exorcista que estaba rezando por este poseído, y autorizado por el Ritual Romano, -el cual provee la posibilidad de ordenar al Demonio que posee a la persona a revelar su nombre-, así indagó a él:
-En nombre de Jesús: ¿Cómo te llamabas antes de la Rebelión?La respuesta fue:-Lucifer…El exorcista preguntó qué significaba realmente aquel nombre y quedó sorprendido con la respuesta, cuando el mismo dijo:-Ángel. Ángel encima de los Ángeles… Ángel por excelencia.
No debemos siempre creer en todo lo que el Demonio dice cuando se trata de manifestaciones diabólicas, pero algunas veces, él es obligado, por una intervención divina, a revelar u obedecer al exorcista que le cuestiona algo.

Para completar el entendimiento de la caída de Lucifer, tenemos algunas citas que considero importantes para cerrar este asunto.

En el IV Concilio de Letrán existe un decreto que afirma:
El Diablo, por lo tanto, y los otros espíritus malos, fueron creados buenos por su naturaleza, pero se volvieron malos por obra de sí mismos.
Aquí no se plantea la cuestión del tipo de pecado que causó la caída, sólo que fue un acto de libertad de los mismos.

En el catecismo de San Pio X, que en verdad es un resumen sobre la doctrina católica en forma de preguntas, afirma en la cuestión 39:
¿Fueron los Ángeles todos fieles a Dios?Los Ángeles no fueron todos fieles a Dios, pero muchos de ellos, por soberbia, pretendieron ser iguales a Él e independientes; por causa de este pecado, fueron excluidos del Paraíso para siempre y condenados al infierno.
El mismo Catecismo dice que el nombre de los Ángeles condenados al infierno son Demonios, que tienen por su Jefe a Lucifer o Satanás (cfr. Cuestión 40)

El entonces Papa Pablo VI, en su famosa audiencia del 15 de noviembre de 1972 afirma:
Los Demonios son criaturas de Dios, pero caídas, por rebeldes, -y condenados; constituyen un mundo misterioso revuelto por un drama muy infeliz, del cual conocemos poco.
El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica resume la caída de los Ángeles de esta manera:
¿Qué es la caída de los Ángeles?Con la expresión «la caída de los ángeles» se indica que Satanás y los otros demonios, de los que hablan la Sagrada Escritura y la Tradición de la Iglesia, eran inicialmente ángeles creados buenos por Dios, que se transformaron en malvados porque rechazaron a Dios y a su Reino, mediante una libre e irrevocable elección, dando así origen al infierno. Los demonios intentan asociar al hombre a su rebelión contra Dios, pero Dios afirma en Cristo su segura victoria sobre el Maligno. (CCIC 74)

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Danilo Gesualdo
Libro: "Libres de todo mal" - Editora Cancao Nova
adaptación del original en portugues

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