miércoles, 31 de octubre de 2018

Meditación: Lucas 13, 22-30

En el Evangelio de hoy, Jesús habla del juicio que todos tendremos que enfrentar al final de la vida. Cuando leemos que la “puerta angosta” se cerrará el día del juicio, es fácil imaginarse el horror que algunos sentirán cuando oigan a Cristo decir: “¡Apártense de mí, malhechores!” (Lucas 13,27).

Jesús dijo que algunos oirán esa terrible sentencia y se sorprenderán porque serán personas que supieron de él y conocieron sus enseñanzas, pero no vivieron de acuerdo con su voluntad.

Jesús no presentó un Evangelio endulzado, y tampoco sus palabras predicen terribles consecuencias para todos, sino solo para aquellos que deliberadamente lo desprecian y rechazan sus enseñanzas. Los que las toman en serio, experimentarán la salvación: “Por esta causa debemos prestar mucha más atención al mensaje que hemos oído, para que no nos apartemos del camino” (Hebreos 2, 1). Nosotros debemos responder como lo hicieron los oyentes de San Pedro ese primer día de Pentecostés: “Se afligieron profundamente, y preguntaron a Pedro y a los otros apóstoles: ‘Hermanos, ¿qué debemos hacer?’” (Hechos 2, 37).

Si realmente nos hemos arrepentido y entregado en manos del Señor podemos tener la seguridad de la protección de Dios: “El que cree en el Hijo de Dios, no está condenado” (Juan 3, 18).

El mundo celebra hoy el “Halloween”, que significa “Víspera de Todos los Santos”, ya que se refiere a la noche anterior al 1 de noviembre, Fiesta de Todos los Santos. Sin embargo, la antigua costumbre anglosajona le ha robado el estricto sentido religioso que tuvo esta fecha para “celebrar” en cambio la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Esto, que no parece más que un “juego de niños”, tiene sin embargo una clara connotación pagana y, por qué no decirlo, inspirada por el demonio porque lo que se exalta es todo lo contrario a las verdades del cristianismo y de los Diez Mandamientos.

Dijo el Padre Juan María Canals, Secretario de la Comisión Episcopal de Liturgia de España: “No es una fiesta inocente porque tiene un trasfondo de ocultismo. Por sentido pedagógico, es necesario que los niños descubran el valor de la vida y de la bondad, y no fomentar la muerte. Los padres deben encauzar el sentido de fiesta hacia lo bueno y la belleza, en vez del horror, el miedo y la muerte misma.”
“Amado Jesús, ayúdame a seguir adelante por el camino angosto, aunque sea difícil, exigente y hasta arriesgado, porque quiero llegar a gozar de las delicias de tu gloria.”
Efesios 6, 1-9
Salmo 145(144), 10-14

fuente Devocionario católico La Palabra con nosotros

No hay comentarios:

Publicar un comentario