lunes, 22 de octubre de 2018

Renunciemos a las pasiones de este mundo.

Renunciemos a las pasiones de este mundo.

Dejemos al Señor lavar las pasiones mundanas para que seamos felices como María.



Jesús nos muestra como tan felices como lo era María, basta colocarnos en práctica las enseñanzas que oímos. María era feliz no solo por haber dado a luz a Cristo, sino porque escogió hacer siempre la voluntad de Dios. Nuestra Señora es Bienaventurada pues caminó los caminos del Señor.

El Señor nos propone la riqueza de ser felices. Esta felicidad es construida en nuestro corazón en la medida en que nos liberamos del mal y de las fragilidades. En Santiago 4 leemos que todo lo que pedimos para satisfacer nuestras pasiones traen guerra a nuestro corazón. Por eso tenemos que saber pedir bien, con la finalidad de crear esa felicidad en nosotros.

San Pablo nos habla sobre las pasiones de la carne, aquellas que destruyen nuestra vida. Esas pasiones entran en nuestra vida por medio de nuestras heridas y por eso, Dios quiere curarnos y liberarnos.

Todo mal que nos puede instigar se deshace cuando somos lavados por la Sangre de Jesús. No dejemos que esas pasiones quiten de nosotros la semejanza de Dios; nos saque de la comunión con Él.

Como dice el padre Duarte Lara, las visitas de Nuestra Señora vienen a alertarnos para volvernos hacia el Señor, pues estamos en los finales de los tiempos. No dejemos que las pasiones invadan nuestra vida.

Estamos viviendo en los tiempos finales, aquellos que la Palabra nos habla. Entonces, Dios viene a despertarnos y llamarnos a incendiar el mundo con Su Palabra.

p. Vagner Vaia CN
Encontro de Cura e libertação
Cachoeira Paulista 2018

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