miércoles, 14 de mayo de 2014

¿Cómo librarse del vicio de la pornografía?

La pornografía esta basada en una ilusión. Para vencerla es necesario quebrar la fantasía que la cubre y mostrar una realidad cruel.
Para eso es de gran utilidad un texto contenido en las famosas ·Florecillas" de San Francisco de Asis.
Se cuenta que Francisco, estando entre paganos musulmanes,
"escogió una región y, cuando llegó, entró en un albergue a descansar. Había allí una mujer bellísima de cuerpo más inmunda en el alma, y esa mujer maldita invitó a San Francisco al pecado. Y San Francisco le dijo: "Yo acepto, vamos a la cama", y ella lo llevó para el cuarto. San Francisco dijo entonces: "Ven conmigo, yo te llevaré a una cama muy bonita". Y la llevó a un fuego muy grande que se hacía en aquella casa. Con fervor de espíritu se desvistió hasta quedar desnudo y se lanzó al lado del fuego, en el espacio que ardía. La invitó a desvertirse y acostarse en aquel lecho suave y bello. Y Estando San Francisco largo tiempo y con el rostro alegre, sin quemarse ni chamuscarse, la mujer espantada por ese milagro y compungida en su corazón, no sólo se arrepintió del pecado y de la mala intención, sino que hasta se convirtió perfectamente a la fe en Cristo, volviéndose tan santa que, por ella muchas almas se salvaron en aquellas regiones"

Además de la historicidad de ese episodio, hay una lección muy importante atrás de ella. La "alegría" que tanto la mujer de la historia de San Francisco como las personas que participan de una producción pornográfica poseen, en verdad no pasan de apariencias. El demonio, que es el "padre de la mentira", propone, con la pornografía, una felicidad engañosa.
Como en una pesca en que el cebo (la carnada) parece sabroso, pero esconde un anzuelo pronto para fijar al pez, la pornografía parece atractiva, pero, dentro de ella, hay un "anzuelo" para herir, matar la vida del alma y precipitarla en el fuego del infierno.

De hecho, las personas que pecan en la pornografía deberías ser representadas en un lecho en llamas. Porque, con aquel pecado, ellas están lanzando en el fuego del infierno a sí mismas y a aquellas que le acompañan.
Alguien puede objetar que Dios, por ser amor, no va a condenar a nadie al infierno sólo por causa de una relación sexual. Pero, es necesario recordar que lo contrario del amor no es necesariamente el odio. Cuando una persona se usa a sí misma y a alguien para buscar placer, no esta amando de verdad; está, por el contrario, profanando su cuerpo, que es "templo del Espíritu Santo".

Es necesario que recemos por las personas que se entregan a esta bajeza y maldad que se llama pornografía. Y, todas las veces en que el demonio nos sugiere alguna imaginación pornográfica, es importante pensar en lar llamas en las cuales se queman aquellos que cometen este tipo de pecado. En esta situación, recurramos inmediatamente al ángel de la guarda, a Nuestra Señora y a San José, para que no caigamos en la tentación y precipitemos nuestra propia alma en la perdición eterna.

Puedes asistir a una enseñanza del p. Paulo Ricardo en su versión en português.

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