martes, 27 de mayo de 2014

La promesa ¡vendrá!

Dios es la verdad que el mundo todavía no conoce-dentro¡Dios es la verdad que el mundo todavía no conoce!   

¡Es el Espíritu Santo de Dios quien nos defiende, nos preserva y guarda! ¡Él es la verdad que el mundo no conoce!

“Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí” (Jn 15, 26).

La promesa de Jesús de enviarnos el Defensor de la parte del Padre, el Espíritu de la Verdad que procede del Padre y testimonia quien es Jesús, y quien nos va a ayudar y que nos ayuda todos los días a vivir las persecuciones, las incomprensiones y las contrariedades que sufrimos en esta vida, porque somos discípulos del Señor.

Ninguno de nosotros tiene el derecho de sufrir solo, ninguno de nosotros tiene el derecho de vivir las angustia y tribulaciones solos, porque Dios nunca nos deja solos. ¡Su Espíritu nos selló, nos marcó y Él está en nosotros, Él es el enviado del Padre! Este mismo Espíritu, que viene en ayuda de nuestra debilidad, primero nos defiende y nos guarda, porque el mundo en que vivimos es un mundo malo, marcado por la maldad humana y ¿quién nos va a defender delante de la gente astucia de las personas, de la astucia del maligno, cuando, en realidad, a menudo no tenemos argumentos para combatir al mal
¡Es él [Espíritu Santo] quien nos defiende, es Él quien nos mantiene y guarda! ¡Él es la verdad que el mundo no conoce! Si, porque el mundo es marcado por la mentira, el mundo es marcado por falsas relaciones, el mundo es marcado por sentimientos hipócritas. Para que seamos purificados de este mal, para que seamos preservados de este fermento de la maldad, ese mismo Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad.

Hoy, queremos abrirnos; enteramente a Dios y a Su voluntad y pedimos ayuda de lo alto, pedir de corazón a Dios que envíe sobre nosotros Su Espíritu Santo, porque solos no podemos, porque necesitamos la ayuda de lo alto y de la gracia que viene de lo alto, para lidiar con nuestras propias intemperies, para lidiar con nuestros propios desánimos, cansancios y la tristeza que, a menudo invaden nuestra vida. Y para enfrentar con las situaciones de un mundo tan controversial, tan dividido, rencoroso y malicioso.

Ven, Espíritu Santo de Dios, ven en nuestro rescate. Ven en ayuda de nuestra debilidad para que en todo podamos vivir la voluntad del Padre. Que seamos rescatados y iluminados por la Fuerza que viene del alto!

¡Dios te bendiga!

Fuente: Canção Nova

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