SATANÁS: DE LA EXCELENCIA A LA PLENA DEFORMIDAD - Parte II
DIOS ACTÚA MISTERIOSAMENTE SOBRE EL MAL
¡Fue por medio de la inteligencia y libertad que, ahora, cada criatura tendría en sus manos el poder de la decisión.
¡La criatura, a partir de ahora, podría decidir sola!
¡Podría decidir seguir o no las leyes de Dios! ¡Podría decidir amar o no a Dios! Los Ángeles y los hombres pueden ahora escoger los caminos que quieren seguir. ¡Se abre, por lo tanto, la posibilidad para que el mal moral se instale, pues las elecciones podrían ocurrir ya no más en función del Bien Supremo que es Dios!
Las criaturas ahora pueden escoger conscientes de su propia voluntad. Existe la real posibilidad de que se aparten de Dios, pero no la obligación. El acto de apartarse de Dios no se volvería un camino natural. Se abre de este modo, el riesgo del pecado. Y es exactamente eso lo que sucede.
En los comienzos algunos Ángeles, de manera libre, dijeron no a Dios, y con eso el mal moral entró en el mundo. A partir de ahora, entraremos en el drama de toda la humanidad, que tendrá, hasta la segunda y definitiva venida de Nuestro Señor Jesucristo, que luchar contra ese mal…
Aún así, Dios, en su bondad y sabiduría -y de modo misterioso- supo extraer de ese mal un bien:
«Porque el Dios todopoderoso [...] por ser soberanamente bueno, no permitiría jamás que en sus obras existiera algún mal, si Él no fuera suficientemente poderoso y bueno para hacer surgir un bien del mismo mal» (San Agustín, Enchiridion de fide, spe et caritate, 11, 3).
Hemos ido descubriendo de esta manera que, en medio de este mal, Dios siempre nos apunta un bien como consecuencia.
¡Surge, así, como un bien mayor, mediante el mal que se instaló en el mundo, el mérito! ¿Qué mérito sería ese? El mérito de escoger a Dios y Su voluntad. Podemos escoger el bien; y el mérito consiste en la posibilidad de la libre elección por el mal, pero en mi libertad, inteligencia y voluntad yo escojo a Dios; ¡en eso están los méritos!
¡Por lo tanto, se inicia aquí la tan dolorosa, como misteriosa, acción de la Misericordia Divina!
De esa manera entendemos que Dios no creó el mal, sino que fue por la mala elección, -elección errada-, de un ángel provisto de voluntad e inteligencia que el mal entró en el mundo y nos distanció de Dios.
Dios, el Bien Supremo, el Ser Infinitamente Perfecto, jamás sería capaz de haber creado el mal. El mal siempre será fruto de nuestras decisiones impensadas y precipitadas, contraponiéndonos a Su verdad y bondad!
Danilo Gesualdo
Libro: "Libres de todo mal"
Editora Cancao Nova
Adaptación del original en portugues.
No hay comentarios:
Publicar un comentario