viernes, 21 de octubre de 2016

Meditación: Lucas 12, 54-59


¿Por qué no interpretan entonces los signos del tiempo presente? (Lucas 12, 56)

Los psicólogos dicen que, en término medio, una persona toma unas doscientas decisiones conscientes cada día, unas más importantes que otras. ¿No sería estupendo que siempre tomáramos las decisiones correctas? En cierto modo, las palabras de Jesús sobre las señales de los tiempos ponen de relieve esta preocupación. ¡Si supiéramos qué es lo que Dios quiere, sería mucho más fácil decidir!

Dios no quiere que su voluntad sea algo misterioso ni imposible de conocer. De hecho, la Escritura está llena de pasajes en los que el Señor revela qué es lo que le agrada y lo que le desagrada. En su libro What Does God Want? [¿Qué quiere Dios?], el padre Michael Scanlan, TOR, propone hacerse cinco preguntas básicas antes de tomar una decisión importante.

1. ¿Coincide mi decisión con la voluntad de Dios revelada en la Escritura, la Tradición y la Enseñanza de la Iglesia? Si no, es mejor no tomarla.

2. ¿Contribuye a la continua conversión de mi corazón? Cuando tomamos decisiones que contribuyen a profundizar nuestra unión con Dios, avanzamos en la vida del espíritu.

3. ¿Es coherente con la manera como Dios me ha guiado en el pasado? Seguramente tomaremos decisiones similares a otras que hayamos tomado antes, siempre naturalmente que aquéllas hayan dado buen fruto. Dios tiende a actuar de una manera coherente como lo ha hecho en el pasado.

4. ¿Puedo confirmar mi decisión por otros medios? Cuando uno decide algo, el Señor suele darnos alguna confirmación por diversos medios, y si estamos atentos nos daremos cuenta.

5. ¿Qué me dice el corazón? Conviene poner atención a la diferencia entre la paz del corazón y la conclusión de la razón. Cuando la mente dice que sí, pero el corazón no está convencido, puede producirse un “conflicto decisional,” es decir, que aun cuando no nos guste mucho lo que Dios nos pide hacer, en lo profundo el corazón probablemente desearemos hacerlo.

Dios no juega a las escondidas ni a las adivinanzas. Para tomar buenas decisiones, lo mejor es orar, consultar las Escrituras y pedirle ayuda al Señor; él nos guiará y nos dará a conocer su voluntad.
“Padre eterno, confío en la sabiduría de tus designios divinos. Sé que quieres lo mejor para mí. Ayúdame a tomar decisiones acertadas en las situaciones que me toque enfrentar.”
Efesios 4, 1-6
Salmo 24(23), 1-6

fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros

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