viernes, 28 de octubre de 2016

PERDÓN






En estos momentos en los que el ejército iraquí, junto con combatientes kurdos y fuerzas aliadas, lucha por reconquistar la llanura de Nínive y parecen haber liberado, al menos parcialmente la ciudad de Qaraqosh, el programa de HM Televisión "Tras las huellas del Nazareno", ofrece un conmovedor testimonio. Quien habla es el Padre Naeem Ayub Shoshandy, joven sacerdote iraquí de 33 años, que no puede contener las lágrimas cuando nos describe la terrible huida en la noche del 6 de agosto de 2014, cuando la escalada de dificultades, secuestros y asesinatos de cristianos, culminó con la invasión de la llanura de Nínive, incluida su ciudad Qaraqosh, por parte del Estado Islámico.

El P. Naeem recuerda el fuego de los morteros, los cuerpos sin vida de los niños que jugaban en la calle, y finalmente la decisión del Obispo de salir de Nínive, al frente de la comunidad cristiana, para salvar la vida. Y luego la llegada al Kurdistán, agotados, asustados… “Y… cuando llegamos allí… nos vimos en la calle…” Han sido dos años pasados en tiendas de campaña, en casetas prefabricadas metálicas, pasando toda clase de necesidades, pero compartiendo lo poco que tenían con los refugiados de otras religiones, incluídos musulmanes.

El P. Naeem explica: “Tenemos estos problemas porque lo hemos dejado todo, absolutamente todo en nuestra ciudad, para poder salvar y mantener nuestra fe. Porque solo podíamos quedarnos en nuestra ciudad bajo tres condiciones: apostatar de nuestra fe y convertirnos al Islam, pagar la yizia o la muerte”. Los cristianos iraquís llaman a los sacerdotes “los hijos de la resurrección”, no solo por sus desvelos en procurarles todo el alivio que pueden a nivel humano, sino sobre todo porque gracias a su labor espiritual, han conseguido que cada día triunfe la esperanza en los campos de refugiados del Kurdistán. Este sacerdote vio morir a su propio hermano a manos de los secuaces del Estado Islámico pero perdonó a los asesinos y no vacila ahora en afirmar: “El perdón me hace ser un cristiano de verdad, y no solo un cristiano de carnet de identidad”.

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