lunes, 20 de febrero de 2017

Meditación: Marcos 9, 14-29


San Marcos situó el milagro del muchacho con el espíritu inmundo dentro del contexto más amplio del viaje final de Jesús a Jerusalén.

Este pasaje no solo ilustra la autoridad del Señor, sino también revela otra dimensión del discipulado. El padre del muchacho endemoniado se acercó a Jesús con una esperanza muy débil e insegura: “Si algo puedes, ten compasión de nosotros y ayúdanos.”

El Señor refutó esa actitud con una promesa: “Todo es posible para el que tiene fe.” Era una invitación a participar en su propia confianza absoluta en el amor del Padre. La respuesta del hombre es un ejemplo para todos los cristianos que lidian con su fe: “Creo, Señor; ¡pero dame tú la fe que me falta!” El hombre fue honesto en su respuesta y por eso Jesús procedió a curar a su hijo.

Aparte de esta lección sobre la fe, este relato tiene también un tono escatológico, es decir, que apunta al fin de los tiempos, porque deja entrever la comprensión que tenía Marcos de la tensión que existe entre el “presente” y el “no todavía” del Reino de Dios.

Los doce apóstoles habían sido ya comisionados por Jesús y habían expulsado demonios con todo éxito; sin embargo, fracasaron al tratar de liberar a este muchacho. Jesús explicó: “Esta clase de demonios no sale sino a fuerza de oración y de ayuno,” dando a entender que los discípulos debían crecer en su fe, aun cuando hubiesen experimentado una parte del Reino de Dios. San Marcos deseaba comunicar a sus lectores que ellos también, como los doce, debían desarrollar una fe madura mientras esperaban la plenitud del Reino celestial.

El relato también incluye un eco de la resurrección. El muchacho, una vez liberado por Jesús, “quedó como muerto… Jesús lo tomó de la mano y lo levantó.” En el texto original griego, las palabras que usa Marcos prefiguran la resurrección de Jesús y denotan otro aspecto del discipulado: A veces los cristianos se sienten impotentes y sin vida, pero desde ahora mismo Jesús nos libera y nos resucita a la vida nueva, obra que se completará en el último día.
“Jesús, Señor nuestro, tenemos ansias de saborear la plenitud de tu Reino. Concédenos, te rogamos, fe para creer más profundamente en ti y así poder arraigarnos en una confianza madura y ser capaces de dar testimonio de la realidad de tu presencia entre nosotros.”
Eclesiástico 1, 1-10
Salmo 93(92), 1-2. 5

fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros

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