domingo, 26 de febrero de 2017

Venciendo aflicciones. Alcanzando milagros

Existe una gran mayoría que cree en las coincidencias, pero la vida me fue mostrando que nada es por coincidencia, que no cae de nosotros un solo cabello sin que Dios lo sepa.
No tengo dudas que estas líneas, este libro, es para ti. Puede haber llegado a tus manos de muchas maneras: te lo han prestado, ganado, lo has hallado en algún lugar o tal vez lo has adquirido. Pero una cosa es cierta: fue el propio Jesús quien lo colocó en tus manos, porque te ama y se interesa por ti.
Existen algunas cosas que Dios quiere que sepas. El te ha visto ocupado, con la cabeza llena. También te ha visto algunas veces triste y cansado. Pero, Dios quiere hablarte.

Las cosas pueden ser diferentes.
Puede ser que muchas veces hayas tenido dificultades en escucharlo y por eso acabaste creyendo que El no oye tus oraciones. El Señor tiene cosas por decirte, tiene preguntas por responderte. El también quiere escucharte.
Si quieres que Dios te oiga, entonces procura primero escucharlo. El Señor quiere hacer mucho más de lo que oyes: el te quiere dar una prueba de lo que El puede hacer en tu favor, quiere abastecerte con Su gracia.
Debes estar preparado! Porque Dios tiene para vos mucho más de lo que imaginas. Y antes de terminar estas páginas habrás hecho una experiencia que superará tus expectativas. Deja que Él te lo muestre!
No se trata de aprender cosas, sino de hacer una experiencia.
Vas a experimentar a Dios!
De una manera diferente, mucho más concreta, vas a tocar al Señor. Experimentarás lo que muchos llaman el poder de Dios y que yo llamo “Amor misericordioso del Señor que actúa salvando y curando” a todos lo que de El necesitan.
Dios puede todo! Es El quien vendrá a tu encuentro.
Lo que digo, no lo digo por mi mismo.
Fue el propio Señor quien me aseguró: “Yo les daré un corazón nuevo… un espíritu nuevo”. Dios está dispuesto a hacer eso hoy.
Tengo la certeza de que El no fallará contigo. Creo que tu vida jamás será la misma después de haberlo dejado tocar tu corazón. No te preocupes. Verás con tus propios ojos como Jesús tiene poder para liberarte de toda tristeza, de todo sentimiento de vacío y de devolverte el sentido de la vida de los que lo buscan con fe. Yo mismo experimente y he visto eso realizarse en mi vida y en la de tantas personas. Una vida completamente diferente, más rica y más feliz. Es lo que Él espera, es lo que Dios tiene para ti.

DIOS NO DESISTIÓ DE TI
Había un hombre muy rico que poseía muchos bienes: una gran hacienda, mucho ganado, varios empleados. Tenía un único hijo que, al contrario de su padre, no le gustaba el trabajo ni los compromisos. Lo que más le agradaba eran las fiestas, estar con sus amigos y ser adulado por ellos.
Su padre siempre le advertía que sus amigos sólo estarían a su lado mientras el tuviese algo para ofrecerles, luego lo abandonarían. Los insistentes consejos del padre resonaban en sus oídos, pero luego se ausentaban, se perdían sin prestarle la más mínima atención.
Un día, el anciano padre, dijo a sus empleados que construyesen un pequeño granero donde el mismo hizo una horca. Junto a ella colocó una placa con la siguiente inscripción: “Para que nunca más desprecies las palabras de tu padre”.

Más tarde llamó a su hijo, lo llevó hasta el granero y le dijo:
-Hijo mío, ya estoy viejo! Cuando yo abandone este mundo tomarás el control de todo lo que es mío y yo bien sé cual será tu futuro. Vas a dejar la hacienda en manos de los empleados e irás a gastar todo el dinero con tus amigos, venderás los animales y los bienes para tu sustento y, cuando no tengas más dinero, tus amigos se apartarán. Cuando no tengas más nada, te arrepentirás amargamente de no haber prestado oídos a mis palabras. Es por eso que construí esta horca. Sí! Ella es para ti. Quiero que me prometas que, si acontece lo que te estoy diciendo, te ahorcarás en ella.

El joven se rió, lo encontró absurdo, pero para no contrariar a su padre prometió que lo haría pensando que eso jamás podría ocurrir.
El tiempo pasó, el padre murió, y su hijo tomo posesión de todas las cosas, y como se había previsto, el joven gastó todo, vendió los bienes, perdió los amigos y la propia dignidad.

Desesperado y afligido comenzó a reflexionar sobre su vida y vio que había sido un tonto, recordó a su padre y comenzó a llorar diciendo:
-Ah padre mío. Si hubiese oído tus consejos, pero ahora es tarde, es tarde por demás.
Con pesar, el joven levantó los ojos y a lo lejos divisó el pequeño granero, era la única cosa que le quedaba.
Con pasos lentos se dirigió hasta allá. Entrando vio la horca preparada por su padre, y la placa colgada y dijo:
-Yo nunca seguí las palabras de mi padre, no pude alegrarlo cuando estaba vivo, pero por lo menos esta vez voy a hacer la voluntad de el, voy a cumplir mi promesa; no me queda más nada.
Entonces subió unos escalones, colocó la cuerda en su cuello y dijo:
-Ah! Si por lo menos tuviese una nueva oportunidad…
Y saltó. Sintió por un instante la cuerda apretar su garganta, pero el brazo de la horca era débil y se quebró fácilmente la madera. El joven cayó en el suelo, y sobre él cayeron joyas, esmeraldas, perlas, diamantes; la horca estaba llena de piedras preciosas y un billete que decía: “Esta es tu nueva oportunidad. Te amo mucho! Tu padre”.

Dios jamás desistirá de ti.
Aunque tu vida haya tocado fondo, tu no precisas de una horca para resolver el problema, porque el Señor está a tu lado.
Si un padre, después de haber vivido tantas decepciones y de haber visto como sus bienes eran derrochados, es capaz de dar una nueva oportunidad a su hijo, cuánto más Dios…
El va a darte una vida enteramente nueva si así lo deseas. Quien se aparta de Dios camina hacia la desesperación, pero quien lo acoge no será tocado por la desgracia.
Dios ya agotó las joyerías del Cielo para decirte que te ama y te perdona! Ésta es tu nueva oportunidad.
La única cosa que precisas hacer es aceptarlo.
Algunos dicen que es una locura confiar en Dios, Pero, ¿no es una locura mayor confiar en sí mismos o en los demás hombres? El Señor espera que confíes en Él. El águila, cuanto más alto vuela, más cerca queda del sol. De la misma manera, el alma, cuanto más confía, más unida a Dios está.
Abre tu corazón y déjalo actuar!

Veras al Señor sustituir por amor, todos Sus dones y Su gracia por todas y cada una de las piedras y espinas que hirieron tu corazón y te hacían sentir infeliz. 

Marcio Mendes
Del libro “Venciendo Aflicciones. Alcanzando milagros”. Ed. Canção Nova
Adaptación del original en portugués.

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