miércoles, 27 de julio de 2016

CARISMA DE CURACIÓN O SANACIÓN

CURACIONES / SANACIÓN
"A otros Carisma de Curaciones, en el único Espíritu” (1Cor. 12, 9b)


EL CARISMA DE CURACIONES (Don de Sanación)

Introducción

Sanaciones designarían aquí “otros milagros” que irían en la línea de la expulsión de demonios.

La mayoría de los autores no encuentran gran diferencia entre “milagros” y “sanaciones”. Una clara diferencia entre sanación y milagro es que el segundo tiene un campo más amplio de actuación.

Jesús pasó curando la mayor parte de su tiempo a las personas enfermas (corporal, psicológica, moral y espiritualmente). Éste era uno de los signos que acompañaban su predicación.

Para lograr la sanación se requiere de una fe expectante y con­fiada y, sobre todo, de mucho amor.

El Señor puede comunicar este carisma a cualquier creyente. Nosotros sólo somos instrumentos a través de los cuales el Señor derrama la gracia física y espiritual. Jesús es quien sana (Hch 8, 4-8). Solamente Él puede llegar a donde nadie ha llegado, a lo más íntimo de nuestro ser, donde El quiera derramar la gracia de la sanación física, espiritual o ambas.

A menudo la oración por sanación se acompaña con la imposi­ción de manos (Mc 16, 18).

Fuentes de Sanación

Para comprender el don de sanación, tenemos que ir a las fuentes del mismo. Jesús como Hijo de Dios fue enviado como salvador de todo el hombre y de todos los hombres. Su misión abarca tres áreas: 1) Anuncio del Reino, 2) Sanación de las personas y 3) Expulsión de demonios.

Enfermedades que padece hoy el hombre
1.      Las del Espíritu, causadas por el pecado personal
2.      Las emocionales causadas por heridas del pasado
3.      La enfermedad física del cuerpo
4.      Puede darse también la opresión diabólica

Jesús pasó al lado del hombre sanando toda clase de enfermedad y perdonando los pecados: al paralítico, a la pecadora. Curó a los ciegos, leprosos, sordomudos, paralíticos y a quienes estaban aquejados por toda suerte de enfermedades. Arrojó demonios de muchos posesos y dio paz y consuelo a quienes recurrían a El.

Jesús envió a los suyos a sanar. Son muchos los textos que aparecen en los Evangelios, donde Jesús envía a los Doce y a los Setenta y dos a proclamar el Reino y a sanar. Los setenta y dos discípulos, son enviados con una triple misión:
1.      Anunciar que el Reino de Dios está cerca, y que Jesús está ya salvando.
2.      Ellos han recibido de Jesús poder de curar los enfermos. De esta forma manifiestan el gran amor de Jesús y su interés por toda la persona.
3.      Comunican el don de la paz.

Los discípulos, llevan a cabo fielmente este plan del Señor. La Iglesia primitiva creyó en el mensaje de Jesús y en su poder y recibió el testimonio de ser sanados muchos de ellos, por la sombra de Pedro. Se nos dice que acudía la multitud de las ciudades vecinas trayendo enfermos y todos eran curados.

Formas de administrar el Don de Sanación

1.      Por los servicios médicos
Todo conocimiento científico viene de Dios. El médico y la medicina son medios en las manos del Señor.
Es Dios quien infunde la vocación de curar enfermos, ilumina a los médicos y los asiste para que puedan descubrir las virtudes curativas.
Es Dios quien por medio del médico arrebata los cuerpos a la muerte. No hay tampoco oposición o sistema sucesivo de curación, primero el médico, luego Jesús. Es Jesús que sana por medio de elementos o instrumentos creados por El mismo.
Cabe mencionar aquí el libro del Eclesiástico el capítulo 38, donde el Siracida hace toda una reflexión sobre el médico, la medicina, la ciencia del médico, la necesidad de pedir al Señor la salud...“Da al médico por sus servicios, los honores que merece que también a él le creó el Señor.” (v.1) “El Señor puso en la tierra medicinas, el varón prudente no las rechaza”(v.4) “Con ellas (las medicinas) cura él y quita el sufrimiento, con ellas el farmacéutico hace mixturas” (v.7) “Hijo, en tu enfermedad, no seas negligente, sino ruega al Señor, que él te curará”(v.9) “Recurre luego al médico, pues el Señor lo creó tamibén a él...” (v.12) “Hay momentos en que en su mano está la solución pues ellos también. al Señor suplicarán...” (v.13)

2.      Por los Sacramentos
Jesús nos dice: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn. 10,10).
Los sacramentos son canales de gracia y por tanto de gran provecho para nuestro cuerpo. La sanación se nos regala por los sacramentos, como don capaz de inundar al hombre íntegramente. Cada sacramento contiene en sí mismo un poder de sanación.

En ningún momento, podemos nivelar el efecto del sacramento con el del Carisma, aunque a veces den frutos parecidos. A los Sacramentos de la Reconciliación y la Unción de los enfermos, el C.E.C. los llama “Sacramentos de Curación” y señala como finalidad de estos sacramentos, la obra de curación y salvación obrada por el Espíritu Santo.

a.       Por el Sacramento de la Reconciliación

Por este sacramento se recibe la gracia más eficazmente para ser sanados, porque al ser perdonado el hombre, el Señor lo libera del pecado y de todas sus consecuencias.  Con frecuencia, el pecado y la enfermedad están unidos como causa y efecto. Vemos, muchas veces, actitudes en la persona, que pueden enfermarla, como el odio cultivado durante largo tiempo, el rencor, la venganza, celos, envidias... a la vez que son faltas graves, se llegan a constituir con el tiempo en causa de enfermedad. El sacramento es fuente de vida y de sanación siendo uno de los medios más poderosos para crecer en el amor y dar paz interior.

b.      Por la Unción de los enfermos

Es el sacramento de vida. La finalidad de este sacramento es la curación del alma y del cuerpo.
El Amor de Dios se manifiesta en forma más notoria en los enfermos y afligidos, en aquellos que están en crisis con ellos mismos, los que se sienten interpelados en su ser sobre el sentido de la vida, los que han perdido la seguridad de su propia imagen.

El Catecismo nos habla del carisma de sanación y lo coloca dentro del contexto de la Unción de los enfermos: “El Espíritu Santo da a algunos un carisma especial de curación (1Co. 12, 9.28.30) para manifestar la fuerza de la gracia del Resucitado...”. “Sanad a los enfermos ! (Mt. 10,8). La Iglesia ha recibido esta tarea del Señor e intenta realizarla tanto mediante los cuidados que proporciona a los enfermos como por la oración de intercesión con la que los acompaña....”.
c.       Por la Eucaristía.

Por este sacramento, el Cuerpo de Cristo se pone en contacto con nosotros. Al paso de Jesús, de cuantos El tocaba con sus manos, muchos quedaban curados. Hoy nosotros al comulgar nos ponemos en contacto con Jesús de una forma muy especial. La Eucaristía es el alimento del alma, alimento que desarrolla en nosotros la unión con Dios.

3.      Directamente
Es innegable que hoy en nuestra Iglesia hay cristianos que llevan a cabo un ministerio de sanidad, por un don recibido del Señor. Este ministerio se ejerce:
·         Por Palabra de Conocimiento
·         Por el Don de Fe y Milagros

Hay personas de gran calidez humana y compasión, que son más sensibles al dolor ajeno y que son llamados por Dios al Ministerio de la sanación, acompañando con la oración a los enfermos.

Sanación y vida espiritual. El Ministerio de Sanación

“Cómo Dios a Jesús de Nazaret le ungió con el Espíritu Santo y con poder, y cómo El pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con El” (Hch.10, 38)

Quien entre en este ministerio, se verá envuelto en conflictos espirituales. El espíritu del mal ataca antes, durante y después de cualquier servicio de sanación.
·         Antes de la Sanación: Depresión repentina, cansancio, sensación de desinterés, enojo, frustración, altercados con la gente, sensación de bloqueo debido a algún incidente, sensación de falta de valía...
·         Durante la Sanación: Distracción, dudas, pensamientos confusos, sensación de decaimiento de la fe, tentación de dejar de escuchar a Dios, pensamientos desalentadores y negativos, deseo de apurarse y terminar pronto.
·         Después de la Sanación: Depresión repentina de fracaso, cansancio externo, sentimientos confusos y mezclados, tentación de orgullo, deseo de presumir después de una clara manifestación del Señor.

Frente a esta realidad es necesario destacar una serie de valores a tener en cuenta por quien ejerce el ministerio de sanación y quien recibe la sanación.
·         Es el Espíritu Santo quien da el don o poder de sanar. El mismo Espíritu inspirará la forma y palabras que hay que decir o hacer.
·         Quien administra el Don de Sanación escucha, observa lo que el Espíritu Santo obra, y reconoce que todo es obra del Espíritu. Es al Espíritu a quien se ora, alabando y bendiciendo su obra en nosotros.
·         Es en nombre de Jesús por quien se ejerce este ministerio y con su autoridad.
·         Entre el que ejerce el don y quien recibe la sanación deben tenerse en cuenta ciertas reglas a seguir:
o   La relación será siempre de adulto a adulto, no una relación paternalista.
o   Debe darse honestidad y sinceridad por ambas partes.
o   Quien ejerce el ministerio ora por el enfermo y da con gratitud su tiempo, se preocupa por la persona y no se deja llevar por emocionalismos. Tiene compasión y respeto por el enfermo.
o   Partiendo siempre que es Jesús quien sana, el enfermo no debe quedar atado o sometido a la persona que administra el don.
o   Es necesario que quien es sanado, en ningún momento se sienta condenado.
o   La reserva es un aspecto clave en relación a toda confidencia del enfermo.

Niveles de Sanación

1.      La Anámnesis
Es colocar a la persona en actitud receptiva de la gracia. Es ir ayudando a la persona a tomar conciencia de los verdaderos problemas interiores, recorrer la historia con la persona enferma. Se pide al sujeto, que formule con sinceridad sus “quejas actuales”, los síntomas que lo paralizan o le hacen sufrir rencores, angustias... Es importante saber hasta qué punto la persona acepta ser sanada por el Señor o que idea se hace del Dios al que se dirige. Aquí habrá que corregir ideas inadecuadas o erróneas en relación al Amor de Dios. No caer en lo mágico ya que sería una expectativa inadecuada. Ser conscientes de la necesidad de colaborar con la gracia. Con frecuencia un síntoma aparece como reacción a una tensión, una incomprensión, un conflicto, una agresión. Es necesario también evaluar los procesos psicofísicos y espirituales del sujeto, desde su infancia, hasta la edad actual, pasando por cada etapa de desarrollo, para descubrir qué heridas fueron quedando en esa persona, descubrir los mecanismos de defensa, alienaciones psicológicas traducidas en angustias y culpabilidad. Todo este proceso debe hacerse en función de la persona y orando por su sanación.

2.      El Perdón
No hay sanación interior si no hay perdón, incluso muchas enfermedades físicas tienen como origen la falta de perdón. Toda falta de perdón desequilibra nuestra armonía interior. El perdón es capaz de desatar todas las trabas interiores y liberarnos de todas las angustias.

Solo el perdón otorgado desde el fondo del corazón hace derribar las murallas de nuestro egoísmo, los traumas, las violencias, los orgullos. Sin el perdón del corazón, la oración de sanación es ineficaz, no puede producir frutos de sanación. Aquí podríamos distinguir varias clases de perdón:
o   Perdonar al prójimo. “Si alguien dice: Amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve” (1Jn. 4, 20). “Pues toda la ley alcanza su plenitud en este solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Ga. 5,14)
o   Perdonarse a sí mismo. “El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt. 22, 39) Quien se acepta a sí mismo y su propia existencia puede mantener armonía con los demás. Pero para poder aceptarse a sí mismo es necesario descubrirse amado por Dios.
o   Paradójicamente quizás tenga que perdonar a Dios. Es importante para ello clarificar la imagen que tenemos de Dios: 1) Dios respeta el curso natural de las cosas, sus leyes naturales, 2) Dios solo permite las cosas “malas” en este momento concreto y para uno, nunca las manda, 3) detrás de cada acontecimiento siempre se puede sacar algún bien, tenemos que poner lo que podemos de nuestra parte, 4) toda capacidad y cualidad es un regalo de Dios, es necesario reconocerlo así, y 5) Dios nos quiere felices y por eso desea lo mejor para nosotros y nos invita a poner de nuestra parte todo lo que está a nuestro alcance. Alejarnos de El, supondría la soledad y a la larga una mayor angustia y vacío en el corazón del hombre.

3.      Sanación de recuerdos
Los recuerdos más determinantes y más graves, son los que afectan al período de cero a seis años.
El niño registra los episodios juzgados por él como agresivos, sobre todos en relación a la falta de amor gratuito. Hasta situaciones dolorosas vividas en el seno materno producen recuerdos traumatizantes.
Toda carga emocional se incrusta en la memoria del sujeto y repercutirá posteriormente en la persona.
La gracia de sanación actúa en el nivel de la carga emocional ya que esta es la destructora del ser y frena o impide que un acontecimiento doloroso sea captado como constructivo.
Por otro lado, toda carga emocional en los casos de traumatismo afectivo, puede contener entidades espirituales negativas, como rencor, resentimiento, autodestrucción...
Frente a esta realidad es necesario orar por las heridas recibidas, y por la memoria afectada por la circunstancia traumatizante.

4.      Sanación Psicoafectiva
La sanación psicoafectiva incluiría las perturbaciones interiores severas que limitan demasiado la autonomía de la inteligencia y de la voluntad y que impedirían al enfermo el entrar en un proceso consciente de curación interior. Es importante ante esta situación hacer comprender al paciente el inmenso amor que Jesús tiene por él. El proceso de sanación por medio de la oración en este tipo de enfermos, por lo general es muy larga. Ante esta realidad, el paciente debe ser sostenido tanto a nivel espiritual como psicológico.

material de Grupo de la RCC de Munich

2 comentarios:

  1. DEBEMOS TENER MUCHA FE EN dIOS PARA ENTENDER LO BELLO Y SAGRADO DE ORACION Y SANACION A LOS ENFERMOS

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  2. Alguien podría aclarar, qué es la palabra de conocimiento?

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