jueves, 29 de diciembre de 2016

ALCANCEMOS NUESTRAS METAS


¡Siempre habrá una solución!
En la mayoría de los casos, las circunstancias externas aunadas a los conflictos internos, afectan nuestra vida personal y nuestra vida familiar. Muchas de las veces nos dejamos llevar por la angustia, nos deprime la incertidumbre y esto provoca irritabilidad y agresividad. Cuando el grado de irritabilidad e insatisfacción llega al grado máximo, el escape comienza con los reproches, en las faltas de respeto y en la violencia física. La gran contradicción, cuando existe un problema, nos aislamos, nos metemos en un callejón sin salida, nos asfixiamos nosotros mismos. No aceptamos sugerencias, no aceptamos comentarios, no aceptamos opiniones; esta actitud negativa y egoísta sólo nos llena de odio, de rencor y perdemos la fe, perdemos la brújula. Recordemos que cada cabeza es un mundo, el humilde y el ignorante, tienen mucho que enseñarnos y que aportar. El escape negativo debemos convertirlo en escape positivo. Pensemos que mientras haya vida, mientras haya salud, mientras haya familia y unidad, cualquier reto por grande que sea, sé vencerá.

Como miembros de una familia, es importante buscar la comunicación y la integración. Cuándo la vida nos presenta un reto, debemos buscar varias soluciones no sólo una, ¡siempre habrá una solución!, Los problemas no existen, los hacemos nosotros. Evitemos la violencia, y pongamos nuestro esfuerzo en la unidad familiar.

El interés, el entusiasmo, la decisión, la fe por algo es lo que impulsa para continuar adelante, proyecta a realizar todo tipo de esfuerzos, sin importar los obstáculos que se tengan que librar. Lo importante es que ese algo, de satisfacción, ayude a realizarnos, para lograr nobles objetivos. Debemos ante todo, estar convencidos que el esfuerzo y la dedicación es indispensable para alcanzar nuestros objetivos.

Satisfacer nuestras necesidades, lograr nuestros objetivos, convertir las ilusiones en realidades, llena de satisfacción, nos motivará a poner mas empeño, esfuerzo y dedicación. Pero nos debe situar en la realidad: que para alcanzar nuestras metas se requiere de decisión, de constancia, de perseverancia y de acciones honestas, responsables y maduras.

Nuestra vida estará siempre llena de decisiones, algunas correctas y otras incorrectas, esto nos enseñará a que: es necesario pensar antes de hacer, y no hacer para pensar. A lo largo de nuestra vida jamás terminaremos de aprender. Siempre deberemos tener inquietudes, ilusiones, éxitos y fracasos. Los fracasos deben ser el aliciente, el reto para llenarnos de coraje, nos deben enseñar que en cada caída nos debemos levantar. Todos en la vida debemos tener una razón para hacer las cosas. Una razón que nos impulse, que nos dé un motivo razonado y libre para poder actuar. Cada momento, cada día, dependerán de las decisiones buenas o malas que tomemos. Las decisiones buenas nos darán satisfacciones, nos impulsarán a objetivos mayores. Y las decisiones incorrectas nos darán insatisfacciones, pero nos darán experiencia. Los arrebatos siempre nos conducirán al fracaso. El desánimo, la confusión, la depresión, el conflicto, llegan cuando en la vida no hay motivación, no hay impulso. Cuando el ser humano desconoce, la energía, la fuerza, el potencial que Dios nos ha dado, que ha depositado en nuestro interior; cuando desconocemos lo importante que es el interés por la vida, lo importante que es tener ilusiones, se cae en el desánimo, en el desinterés y en la desvalorización.

Cuando se pierde el interés en la vida, cuanto todo deja de tener razón de ser, cuando ya nada tiene importancia en el trabajo, en el estudio, en la familia, se pierde la brújula y andamos a la deriva, viene la insatisfacción, el conflicto y la indiferencia. Por el propio bien y de los demás, debemos tener fe, tener la plena seguridad de que nuestros propósitos dependen de nosotros mismos.

El ambiente externo, las presiones económicas, la falta de afecto, de comprensión, de apoyo, nos abruman, nos deprimen… nos desmotivan. El que las personas, llámense padre, madre, compañeros, jefes, subordinados, amigos, hermanos, etc., valoren, estimulen y aprecien nuestro esfuerzo, es una motivación externa. La fe, la confianza en Dios y en uno mismo, es una motivación interna.

Si hay motivación, hay aspiraciones “Si no hay motivación, no hay aspiraciones”, habrá falta de superación, habrá negativismo, habrá chisme, odio, envidia y egoísmo. Si no hay motivación, habrá capricho, ignorancia, desaliento, indiferencia y resentimiento. Habrá ociosidad y se perderá el tiempo inútilmente. A lo largo de nuestra existencia, siempre deberán conjugarse los estímulos internos y estímulos externos. Debemos estar convencidos, tener libre voluntad y desear un verdadero objetivo: amor, ilusiones, aspiraciones, paz y armonía. También debemos aceptar las órdenes, corresponder a los incentivos y a los estímulos. En todo momento de la vida debemos tener una razón para pensar, para sentir, para querer y actuar por convencimiento.

Toda persona independientemente de su edad, estado o nivel cultural, debe estar totalmente convencido de sus objetivos personales, familiares y laborales. Y cuando esto no ocurre y por el contrario a la persona se le impone sin importar sus deseos, gustos y habilidades, se le somete a un ambiente de presión, de sujeción, instintivamente la persona se volverá agresiva y sin iniciativa. Algo que nos debe preocupar profundamente es el de tener argumentos, la verdad y las bases sólidas para poder satisfacer correctamente las dudas, la curiosidad y las inquietudes del niño, del adolescente y del joven. Jamás se debe usar el recurso de eludir o esquivar, mucho menos recurrir a la mentira, a la violencia, a la agresión o a la imposición. Nuestros hijos tienen todo el derecho de buscar: Él ¿Por qué…? ¿Para qué…? ¿Cómo?, ¿Qué es…? Eso nos conducirá, nos dará la oportunidad de despertar un verdadero interés y auténtico convencimiento. El ser humano sólo se ha dedicado a generar un conocimiento puramente personalista y utilitario. Ya no hay tiempo para escuchar, para dialogar, para pensar en los demás, para razonar y para decidir libre, madura y responsablemente.

Fuente: ALMAS
Foto: Copyright:TCmake_photo

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