jueves, 22 de diciembre de 2016

Anoche, cuando en comunidad estábamos "caminando detrás de nuestra estrella", mientras las candelas iluminaban el pesebre de LA PALABRA, como un nuevo NICODEMO apareció, escondido en las sombras de la noche, alguien buscando "la gracia"  y ahí se quedó... tres bancos más atrás. 
Arodillado, cabeza baja, rostro postrado.
Como humillado por la vida.
No sabemos tu nombre, pero fuiste un regalo de Navidad para nuestra comunidad.
Sólo un par de palabras pudimos cruzar al final.
Sólo pudiste decirnos que no frecuentabas los templos,
pero que aquí, en San Miguel, cuando habías venido habías encontrado Paz.
Mi querido Nicodemo, llegaste a la hora en que todos ya casi se recuestan,
viajaste de lejos para "estar"... Tal vez no caíste en la cuenta pero fue cuando entraste a "tu pesebre", a nuestro pesebre,
que el Señor inspiró esa letanía que cantamos:
"Pequeño Nazareno, ven a curarme, ven a liberarme"
Gracias Señor por ese presente de Navidad.
Gracias por Nicodemo entre nosotros.
Porque en él se revela el misterio de Tu Navidad.
De lo que debe nacer dentro de nosotros.
Te hiciste pequeño para los pequeños, los humillados y olvidados,
lo que no frecuentan el templo,
lo que no saben ni intuyen aún el misterio de Tu Cuerpo y Tu Sangre comulgados,
pero que tienen otros ojos poderosos,
ojos que Te descubren y tienen el poder de hacernos descubrir a nosotros
que SOLO TÚ ERES EL TESORO.

Miguel Angel Yunges
Comunidad Piedras Vivas



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