domingo, 7 de septiembre de 2014

El contexto del texto

Leer el texto dentro de su contexto

La propuesta de este artículo es que entendamos mejor una regla de oro de la literatura, cualquiera que sea ella: Leer el texto dentro de su contexto. Eso significa ver el texto también como producto de personas diferentes y de épocas también diferentes.

Muchas veces nos sentimos sin coraje con determinados textos de la Biblia por no conseguir entender esos pasajes. ¿Quién nunca leyó un texto bíblico y no aprendió casi nada de lo que estaba escrito ahi? ¿Quién nunca se deparó con conceptos muy complicados y muy distantes de aquello que entendemos o vivimos hoy?

Eso sucede porque cada uno de los libros de la Biblia hace parte de un contexto mas amplio y por tratarse de textos que fueron escritos en una época muy distante de la nuestra. Así la lectura se vuelve un poco mas compleja y no raras veces, incomprensible, en virtud de una distancia temporal, lingüística y cultural existente entre la redacción del texto bíblico y la lectura e interpretación que hacemos hoy.

Y por eso llamamos la atención para la necesidad de una lectura mas cuidadosa y no tan rápida y superficial, para que no ocurra una interpretación equivocada y arriesgada.
Porque es natural que entendamos lo que leemos a partir de los conceptos e ideas que tenemos del mundo moderno en que vivimos, olvidándonos que la Biblia es formada por textos antiguos, construidos en un mundo diferente al nuestro.


De esta manera , necesitamos buscar el maximo de informaciones sobre el texto que iremos estudiar. Todo lo que le cerca, de modo especial el período en que fue escrito y cual el contexto histórico que lo influenciaba. Cuantas mas informaciones tengamos al respecto del texto, más podremos guiarnos por la regla literaria citada en el comienzo de este artículo: leer el texto dentro del contexto.

Pero, ¿Cómo podemos saber más sobre la época en que los textos bíblicos fueron compuestos y bajo qué condiciones se dio ese proceso de redacción del texto que vamos leer?

Es fácil. Basta consultar nuestras propias Bíblias, pues ellas nos proporcionan esas informaciones. Necesitamos ver las introducciones presentadas antes de cada libro bíblico.
Estas informaciones son muy útiles y prácticas al respecto del periodo de composición del texto, sobre el contexto histórico en el cual se dio esa redacción, a que grupo fue primeramente dirigido ese texto y quien lo escribió. Cuanta más información tengamos es mejor.

Una alerta: mucho cuidado al buscar esas informaciones en la Internet, para aquellos que hacen uso de esta herramienta. No tengo nada contra la Internet, muy por lo contrario, soy usuario y veo que es un facilitador de la vida cotidiana. Pero infelizmente, tratándose de estudio bíblico, la gran mayoría posee errores o están ligados a otra doctrina diferente de la católica.

Otro recurso son las notas al pie de página. A través de las cuales son aclaradas cuestiones ligadas a la lengua, geografía, cultura, entre otras tantas cosas que facilitan nuestro entendimiento del texto.

Estos recursos son necesarios y hacen parte de la lectura y no podemos ignorarlos. La Iglesia, y nuestros traductores, conocen la distancia entre nosotros y el texto y, consecuentemente saben del riesgo de una lectura fuera del contexto. O sea, informaciones presentes en la propia Biblia, aún que no sean el texto bíblico propiamente dicho, no son sólo importantes, sino necesarias para una lectura de la Palabra de Dios sin errores y que nos permita, verdaderamente, encontrarnos con lo sagrado.

Denis Duarte
Biblista

fuente Portal Canción Nueva en español.

No hay comentarios:

Publicar un comentario