martes, 16 de septiembre de 2014

No fuimos creados para la soledad

No fuimos creados para la soledad    

La Palabra meditada hoy está en Eclesiastes 4,9-12

“Valen más dos juntos que uno solo, porque es mayor la recompensa del esfuerzo. Si caen, uno levanta a su compañero; pero ¡pobre del que está solo y se cae, sin tener a nadie que lo levante. Además, si se acuestan juntos, sienten calor, pero uno solo ¿cómo se calentará?. Y a uno solo se lo domina, pero los dos podrán resistir, porque la cuerda trenzada no se rompe fácilmente.”

Llenar la vida de cosas materiales es una pésima forma de entretenernos. Es mejor tener a alguien con nosotros que vivir solos. Ese “no vivir solos” no es solo en el sentido de tener un esposo o esposa, sino en relación a nuestras relaciones de amistad, de familiaridad. En los trabajos y en las relaciones de nuestra vida cotidiana nos herimos y caemos, cuando eso sucede tenemos a alguien a nuestro lado, uno es el apoyo para el otro.

Hacer un camino espiritual solo, es más dificil que con hermanos. Quien sufre solo, sufre en doble. Vale mucho más estar acompañado que solo. Aquello que solos no somos capaces de soportar, con alguien a nuestro lado lo logramos. El último versículo de este pasaje bíblico habla sobre la cuerda trenzada, o sea donde dos o más están reunidos Jesús estará entre ellos. Donde dos personas se unen y se reunen por amor, Dios está entre ellas. Una cuerda se rompe por estar tensa, de igual forma nos “rompemos” en los momentos de tensión de nuestra vida.

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Hoy en día por todas partes encontramos personas solitarias. La soledad ha castigado a muchos hermanos y hermanas y ha sido una fuente de enfermedades espirituales y físicas. Quien escogió estar solo, lo escogió por algún problema dentro de sí y quiso mantenerse lejos de todas las personas. Sin embargo, cuando nos aislamos comenzamos a enfermarnos. Y es enorme la cantidad de desequilibrios que la soledad genera en la vida de la persona, como tristeza y depresión, muchas veces enmascaradas por algún artificio como el uso del alcohol, cigarro y drogas.

Vivimos una cultura en la que todos andan ocupados cuidando de sí mismos. La vanidad muchas veces no es simplemente el deseo y el sentido de la belleza en sí, sino de vacío. La Palabra de Dios nos habla de vacío, o sea, un agujero que nos vacía. Muchas personas se alejaron de sus padres, hermanos, amigos y viven únicamente para el trabajo, llenando su vida de cosas materiales. Algunos se preocupan tanto cuidándose a ellos mismos que acabaron olvidándose de cuidar de quienes están cerca de ellos.

Convivimos con personas buenas y que tienen disposición y voluntad para ayudar al prójimo, pero no tienen tiempo porque se aislaron para cuidar de sus propias cosas. La mamá se aisla para cuidar la casa, el papá que lleva trabajo a casa y se olvida de su familia; el hijo que entra en su cuarto y se aisla en su computador, frente a la tv y a los juegos. Todo eso es vivir en soledad. Vivimos hoy en casas llenas de personas pero todas están totalmente aisladas, unas de las otras.

=> Edificar la familia en el amor que viene de Dios 

Conquistemos el corazón de las personas porque nadie abre el corazón del otro sin confianza. Seamos educados y cariñosos con todos. Y una vez que conquistemos a una persona y le digamos que puede contar con nosotros cuando lo necesite, realmente estemos presentes cuando sea necesario. Todos necesitan tener a alguien en quien confiar.

Si Dios nos colocó en una familia es señal de que somos necesarios en ese lugar. La mejor parte de la vida de una persona no está en sus conquistas materiales sino en su familia y amistades. ¡Sin amigos la vida no tiene gracia!

Es cobardía echar en los hombros de los otros, la responsabilidad de hacernos felices. No tenemos el derecho de exigir que las personas controlen nuestra vida ni de controlar la vida de quienes amamos. Los lazos de sangre y de amistad deben servir para unirnos a las personas y no para esclavizarnos. Un buen amigo comprende que el otro necesita espacio y no sofoca ese relacionamiento.


El secreto para un buen relacionamiento es no “exprimir” al otro, sino donarse al otro. Quien ayuda al prójimo siempre encuentra ayuda cuando la necesita. Si queremos tener a alguien a nuestro lado el secreto es ser para esa persona lo que deseamos que ella sea para nosotros. Quien está solo se expone al ataque. Es importante tener a alguien que nos apoye en los momentos dificiles. Nunca dejes de buscar ayuda principalmente en las situaciones complicadas de la vida. Ten el coraje de buscar socorro.

Pidamos al Señor la bendición de poder reconocer y agradecer por las personas que están a nuestro lado. Puede ser que las personas nos falten pero recordemos que el Señor siempre estará con nosotros en todos los momentos. Nunca seremos desamparados por El. Somos diariamente sustentados por Dios y por las personas que El pone en nuestra vida. Alabemos a Dios Padre por los familiares y amigos que El nos dio.

Márcio Mendes
Misionero de la Comunidad Canción Nueva

fuente PORTAL CANCIÓN NUEVA EN ESPAÑOL

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