jueves, 25 de septiembre de 2014

Siguiendo la Profecía

Siguiendo la profecía   

En 1975, durante el congreso internacional de la Renovación Carismática Católica, en Roma, surgió una Palabra de Profecía…

Fíjate bien en la fecha: era 1975. Hacía solo 8 años que Dios había comenzado a derramar su espíritu de una manera nueva sobre la Iglesia Católica. Era sorprendente ver como en tan poco tiempo, la Renovación Carismática Católica se había extendido por todo el mundo. Tanto así que ya estábamos realizando ese congreso internacional, reuniendo a las personas de todos los continentes en la ciudad de Roma. Era una demostración clara: esto es obra de Dios: un milagro a sus ojos.

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Esta fue la palabra de profecía:

“Porque los amo, les quiero mostrar lo que estoy haciendo en el mundo de hoy. Quiero prepararlos para lo que está por suceder. Vendrán días de tinieblas para el mundo, días de tribulación. Los apoyos que existen para mi pueblo dejarán de existir. Quiero que estén preparados, pueblo mío, para conocerme más a mí y para que me tengan más profundamente que nunca. Los llevaré al desierto, les quitaré todo aquello de lo que dependen ahora, para que dependan solo de mí.
Un tiempo de tinieblas está viniendo para el mundo, pero un tiempo de gloria vendrá para mi Iglesia, para mi Pueblo. Derramaré sobre todos, los dones de mi espíritu. Los prepararé para un tiempo nuevo de evangelización, como el mundo nunca vio.
Y cuando no tengan nada, solo a mí, tendrán todo: tierras, campos, hogares, hermanos y hermanas, amor y alegría en el mundo más que nunca.
Estén listos, pueblo mío, quiero prepararlos.
Les hablo de la aurora de un tiempo nuevo para mi Iglesia. Les hablo de un día que nunca antes fue visto. Prepárense para la acción que inicio ahora, porque lo que están viendo cambiará muy pronto.
El combate que comienza ahora es diferente: es nuevo. Ustedes necesitan de la sabiduría que viene de mí y que todavía no tienen. Necesitan el poder de mi Espíritu de un modo que aún no conocen, necesitan de la comprensión de mi voluntad y de la forma como yo opero, que todavía no tienen.
Abran sus ojos, abran sus corazones para que se preparen para mí y para el día que hoy inicio. Mi Iglesia será diferente, mi pueblo será diferente.
Dificultades y tribulaciones vendrán sobre ustedes. El confort que conocen ahora, estará lejos, pero el confort que tendrán será el de mi Espíritu Santo. Los van a buscar para quitarles la vida, pero yo los defenderé. Prepárense, pues yo proclamo un nuevo día, un día de victoria y de triunfo para su Dios. Vean, ya comenzó.

Vale la pena leer y releer esta Palabra de profecía. Tomarla como conductora de nuestras vidas
Yo no sabía de ella cuando Dios me impulsó a realizar aquel trabajo con jóvenes que dio origen a la Comunidad Canción Nueva, que se inició el 2 de Febrero de 1978. Tampoco la conocía cuando les presenté este nuevo método de trabajar con la Palabra de Dios y les lancé el desafío de iniciar la comunidad. Pero, mirando hacia atrás, veo que Dios nos fue dando la provisión necesaria para vivir lo que El presentaba en aquella Palabra.

Veo que Dios me lleva a retomar este método de trabajar con su palabra porque, si en aquella época vivir esa profecía era una necesidad, hoy es una urgencia. Hemos llegado al límite de los tiempos ahí previstos.

Toda profecía es así: ella se presenta mucho antes, ella prepara el terreno. Ella hace el camino con nosotros. Pero llega la hora de que se realice, entonces es urgente ser vivida. Hemos llegado a ese tiempo. Mira, el Señor nos quiere preparar para que enfrentemos todas esas cosas. No basta tener un conocimiento superficial de la Biblia, ni va a ser suficiente tener un conocimiento intelectual. Será necesario que sea asimilada y se vuelva carne de nuestra carne.  Si la Palabra se asimila de esa manera, nada ni nadie podrán retirarla de nosotros. Hasta nos pueden hacer un lavado cerebral pero la Palabra estará guardada en un nivel mucho más profundo: estará grabada en nuestro corazón.
Ningún método de control mental podrá retirarla o alcanzarla, porque ella no estará en la mente. Estará almacenada en lo que la Biblia llama corazón: estará guardada en nuestro espíritu. Nadie podrá robarla.

Pero fíjate bien: no es cualquier cosa lo que va a lograr que la palabra se grave y sea asimilada de esa forma. Se necesita esfuerzo y tenacidad. Será necesario un entrenamiento y gracia de Dios.  Existen otros métodos y nosotros alabamos a Dios por todos ellos. Pero no podemos negar que fue este método el que nos formó, que la Canción Nueva y yo somos frutos de este método. No podemos dejar de compartir con otros esta práctica que recibimos. En esta hora y debido a todo eso es que el Señor nos da este regalo: La Biblia en mi día a día.

¡Vamos a trabajar con la Biblia!. Hagamos uso de estas herramientas. Todos vamos a capacitarnos en el manejo de esta arma de guerra! Y que aún el enfermo, anciano, o poco alfabetizado o deficiente diga: ¡Soy un guerrero!!

Monseñor Jonas Abib – Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Artículo extraído del Libro “La biblia en mi día a día” 

fuente Portal Canción Nueva en español

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