domingo, 19 de julio de 2015

La conquista del miedo



micro2Esta semana me tocaba predicar en mi iglesia y se lo comenté a una amiga y me dijo: ” ¡ Qué valiente eres!” y en ese momento pensé: “Eso lo dice porque no sabe el miedo que me da hablar en público”. Pero luego buscando información sobre deportes de riesgo para nuestro programa de radio, leí que el valor no es la ausencia total del miedo sino la fuerza para superarlo. Es armarse de coraje y actuar contra y a pesar de nuestro miedo.

    Todos los seres humanos tenemos miedos, pero los temores de cada persona son diferentes. Es importante identificar nuestros miedos y las causas que los provocan. No debemos tratar de ocultarlos ni ignorarlos, porque esta actitud no nos ayuda a superarlos. Lo mejor que podemos hacer con los miedos es enfrentarlos, porque si no tendrán el efecto de una sombra que cuanto más te alejas más grande se hace. No debemos esperar que el miedo desaparezca antes de avanzar. Es necesario sentir el miedo en nuestras propias carnes porque si lo resistimos le estamos dando más fuerza y poder sobre nosotros. Aquello que se resiste, persiste.

    El miedo no es malo en si, pero debemos interpretarlo como una señal para estar alerta y eso nos debe llevar a prepararnos y seguir avanzando de forma consciente y deliberada. Algo que hace que se dispare en mi el miedo como un mecanismo de defensa, es que soy muy perfeccionista. Y tengo que recordarme a mi misma que el éxito no es la ausencia de fracaso, sino la capacidad para volverte a levantar, habiendo aprendido algo y con la determinación de perseverar.  Lo importante no es hacerlo perfecto, sino avanzar. El que llega lejos es el que da un paso tras otro. A veces será firme y otras un traspiés, pero siempre mirando hacia adelante.

    La fe es muy necesaria a la hora de enfrentar los miedos y como Dios le dijo a Josué, nos dice a cada uno de nosotros: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Yavhe tu Dios estará contigo en donde quieras que vayas”. La presencia y el poder de Dios nos ayudan a ser valientes, pero lo más probable es que no elimine todos los pensamientos de temor inmediatamente, sino que nos anime a caminar por fe sintiendo el miedo y nos dará el valor de seguir adelante a pesar de…

    Mi predicación del domingo fue un paso más en mi proceso de aprendizaje, porque he tomado nota de las cosas que tengo que mejorar y sobre todo un paso más en mi conquista del miedo a hablar en público.

Celia Casalengua

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