miércoles, 26 de agosto de 2015

Consuelos de Dios


Una cosa es verdad:
Dios no pierde batallas cuando sus hijos, sus soldados, no se rinden en la lucha

Dios no nos desampara en nuestras luchas, tribulaciones y aflicciones. San Agustin dijo en uno de sus sermones que ‘cualquier angustia o tribulación que sufrimos es para nosotros un aviso y corrección’ (PLS 2,441-442). Y también: “La Iglesia camina en este mundo entre persecuciones de los enemigos y los consuelos de Dios”. Los santos que más sufrieron en el alma fueron también los que más experimentaron los consuelos de Dios. Entre ellos principalmente San Pablo que nos dejó esta página memorable a sus hijos de Corinto:

ConsuelosdeDios
“Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos reconforta en todas nuestras tribulaciones, para que nosotros podamos dar a los que sufren el mismo consuelo que recibimos de Dios. Porque así como participamos abundantemente de los sufrimientos de Cristo, también por medio de Cristo abunda nuestro consuelo. Si sufrimos, es para consuelo y salvación de ustedes; si somos consolados, también es para consuelo de ustedes, y esto les permite soportar con constancia los mismos sufrimientos que nosotros padecemos. Por eso, tenemos una esperanza bien fundada con respecto a ustedes, sabiendo que si comparten nuestras tribulaciones, también compartirán nuestro consuelo. Queremos, hermanos, que ustedes conozcan la tribulación que debimos sufrir en la provincia de Asia: la carga fue tan grande que no podíamos sobrellevarla, al extremo de pensar que estábamos a punto de perder la vida. Soportamos en nuestra propia carne una sentencia de muerte, y así aprendimos a no poner nuestra confianza en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos. El nos libró y nos librará de ese peligro mortal. Sí, esperamos que también nos librará en el futuro”.2 Cor 1,3-10

Todos nosotros, cuando nos decidimos a tomar la Cruz de Cristo y seguir sus pasos, sufrimos tribulaciones, renunciando a nosotros mismos. Es el camino de nuestra salvación y de los otros a quienes amamos. San Pablo repetía eso con insistencia. “Confortaron a sus discípulos y los exhortaron a perseverar en la fe, recordándoles que es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios.” (Hechos 14, 22), pero también estaba seguro de los consuelos de Dios, por eso no tenía miedo. Es increible su esperanza, aún en medio del dolor, porque él conocía los frutos de la lucha. A los romanos les dijo: “No solo eso, sino nos gloriamos hasta en las tribulaciones. Pues sabemos que la tribulación produce paciencia”. (Rom 5, 3)

Y Paulo, no escondía nada de sus lectores: “Al contrario, siempre nos comportamos como corresponde a ministros de Dios, con una gran constancia: en las tribulaciones, en las adversidades, en las angustias” (II Cor 6, 4). “Yo siempre les hablo con toda franqueza y tengo sobrados motivos para gloriarme de ustedes. Esto me llena de consuelo y me da una inmensa alegría en medio de todas las tribulaciones.” (II Cor 7, 4). “Les pido, por lo tanto, que no se desanimen a causa de las tribulaciones que padezco por ustedes: ¡ellas son su gloria!”. (Ef 3, 13).

“Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia”. (Col 1, 24). Y San Pablo pide algo a los tesalonicenses: “de manera que nadie se deje perturbar por estas tribulaciones. Ustedes saben que estamos para eso.” (1 Tes 3, 3).

Este tema el Apostol lo recuerda en todas las comunidades que fundó.”Así, hermanos, somos consolados por ustedes, en medio de todas nuestras angustias y tribulaciones, en virtud de nuestra fe” (I Tes 3, 7). Ya cerca de su muerte, San Juan Pablo II dijo una frase memorable: ‘Mientras más se sufre, más se necesita rezar”.

San Pablo se gloriaba de la lucha de sus hijos: “nosotros nos sentimos orgullosos de ustedes, por la constancia y la fe con que soportan las persecuciones y contrariedades (2 Tes 1, 4).

La carta a los hebreos dice algo semejante: “Y por haber experimentado personalmente la prueba y el sufrimiento, él puede ayudar a aquellos que están sometidos a la prueba”(Heb 2, 18). Y Jesus dijo a San Juan a la Iglesia de Esmirna: “tendrán que sufrir durante diez días. Sé fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida ” (Ap 2, 10). Esta “corona de la vida” será también nuestra, para todos los que la conquisten. Como San Pablo afirmó: “he peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera, conservé la fe.” (2 Tim 4,7).

Recuerdo el comentario del cardenal Frantisek Tomasek, de la antigua Checoslovaquia, que pasó 20 años terribles en cárceles comunistas. Cuando fue liberado, un reportero le preguntó si no se sintió frustrado como cardenal, príncipe de la Iglesia. Su respuesta fue: “Quien trabaja por la Iglesia hace mucho, quien reza, hace aún más, quien sufre, hace todo por ella. Es lo que yo pude hacer”.

Tampoco nos podemos olvidar de que nuestro Dios es Grande! El puede todo. Y lo que nos falta en nuestra humanidad, El lo puede completar con su Divina Gracia. San Padre Pío de Pieltrecina, dijo una vez que “el Dios de los cristianos es el Dios de la metamorfosis: si lanzas tu dolor en Su regazo, reencuentras la paz; si lanzas tu desesperación, reencuentras la esperanza”.

Una cosa es correcta: Dios no pierde batallas cuando sus hijos, sus soldados, no se rinden en la lucha. Jesús dijo que ‘quien persevere hasta el fin se salvará”. Alegría hermanos, el cielo existe, pero para conquistarlo para nosotros y para nuestros queridos, a veces necesitamos tener sangre en los labios, dolores en el alma y alegría en los ojos. Pero, ‘no tengamos miedo, porque el Señor resucitado estará con nosotros” (San Juan Pablo II)

Profesor Felipe Aquino
Master y Doctor en Ingeniería Mecánica
Recibió el título de Caballero de la Orden de San Gregorio Magno por el Papa Benedicto XVI, es autor de varios libros y presentador de programas de televisión y radio de la comunidad Canción Nueva
fuente Portal Canción Nueva en español

No hay comentarios:

Publicar un comentario