jueves, 20 de agosto de 2015

RESONAR de la PALABRA - 20 Agosto 2015

Evangelio según San Mateo 22,1-14. 
Jesús habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo. Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir. De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: 'Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas'. Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio; y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron. Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad. Luego dijo a sus servidores: 'El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él. Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren'. Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados. Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta. 'Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?'. El otro permaneció en silencio. Entonces el rey dijo a los guardias: 'Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes'. Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos. 

RESONAR DE LA PALABRA
Santiago de Saroug (c. 449-521), monje y obispo sirio 
Homilía sobre el velo de Moisés
“Venid al banquete de bodas”

    Las mujeres no están tan íntimamente unidas a sus maridos como lo está la Iglesia al Hijo de Dios. ¿Qué esposo, si no es Nuestro Señor, ha muerto jamás por su esposa, y qué esposa hay que haya jamás escogido a un esposo crucificado? ¿Quién ha hecho jamás el regalo de su sangre a su esposa, sino el que ha muerto en la cruz y sellado su unión nupcial con sus heridas? ¿Quién ha visto alguna vez muerto, yaciendo en el banquete de bodas y a su lado la esposa que le abraza para ser consolada? ¿En qué otra fiesta, en qué otro banquete, se ha distribuido a los invitados, bajo la forma de pan, el cuerpo del esposo?

    La muerte separa  a  las esposas de sus maridos, pero aquí une la Esposa a su Amado. Él ha muerto en la cruz, ha dejado su cuerpo a su gloriosa Esposa, y ahora, cada día, a su mesa, ella toma su alimento… Se alimenta bajo la forma de pan que come y bajo la forma de vino que bebe, para que el mundo reconozca que ya no son dos, sino uno solo.

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