domingo, 23 de agosto de 2015

RESONAR de la Palabra - 24 Agosto de 2014

Evangelio según San Juan 1,45-51. 
Felipe encontró a Natanael y le dijo: "Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret". Natanael le preguntó: "¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?". "Ven y verás", le dijo Felipe. Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: "Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez". "¿De dónde me conoces?", le preguntó Natanael. Jesús le respondió: "Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera". Natanael le respondió: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel". Jesús continuó: "Porque te dije: 'Te vi debajo de la higuera', crees . Verás cosas más grandes todavía". Y agregó: "Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre." 


RESONAR DE LA PALABRA
Queridos hermanos:

Nuestra fe nace del encuentro personal con Jesús, y ese encuentro se da a través de encuentros personales, de tú a tú, con testigos de la fe. Así fue en los comienzos, cuando los Apóstoles fueron encontrándose con Jesús y descubrieron en él algo muy especial. Así fue con Bartolomé, el Apóstol a quien identificamos con el Natanael del Evangelio, así ha sido a lo largo de la historia de la Iglesia, en la que el testimonio de los primeros testigos de la Resurrección se ha ido transmitiendo hasta llegar a nosotros.

El encuentro de Jesús con Bartolomé –Natanael- es especialmente significativo. El testimonio de otros es el que le toca el corazón y le mueve a ponerse en camino: es Felipe quien le anima a hacerlo: “Ven y verás”. En la vida de cualquier cristiano se da siempre esta primera etapa de búsqueda. Habrá sido la madre, o la abuela, o un sacerdote, o una catequista, o un amigo, o una hermana quien te mostrara de un modo u otro que en Jesús había algo especial, que merecía la pena creer en él como enviado de Dios, como su Hijo y Salvador. Y en algún momento todo cristiano se ha sabido invitado: “Ven y verás”. Y se da el primer encuentro, y los siguientes, y el Señor va tocando el corazón, convirtiéndote, alentando tu fe, tu esperanza, animándote a seguirle…

Y Natanael fue con Felipe y se dio el encuentro: Jesús le habló, destapó las verdades de su corazón, le sorprendió y transformó su vida. Y creyó en El, y le siguió. En tu vida, en la mía, en la de cualquier cristiano, de maneras diversas, se da un proceso parecido: de encuentros con testigos que invitan a formar parte de la comunidad y a encontrarse con el Señor, de encuentros personales con El en los que sale a la luz la verdad del corazón y este va quedando transformado, en un proceso de conversión y seguimiento que hace de uno un nuevo testigo para otros.
Ayúdanos, San Bernabé,a acercarnos sin miedo a Jesús,a ir y ver, a dejarnos transformar por él,a ser tus testigos. AMEN

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