lunes, 16 de febrero de 2015

¿Qué me falta para ser feliz?

Vamos a iniciar nuestra prédica reflexionando la Palabra de Dios en el Evangelio de San Marcos 10,17: “Cuando se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?”

La felicidad no es algo estático, por eso necesitamos movernos para tener alegría. No podemos quedarnos parados y sin salir en su búsqueda. Es necesario introducir esta dinámica de la búsqueda por la alegría, en nuestras relaciones.


Debemos correr y no quedar parados. ¿detrás de quién estamos corriendo? Esta es la pregunta que está dentro de nosotros: “¿Qué me falta para ser feliz?”.
Este personaje del Evangelio nos dice que solo Dios puede hacernos felices. Benedicto XVI nos dijo que la felicidad tiene nombre y rostro y es Jesucristo. Muchos reconocen a Jesús en su vida, pero no lo ponen dentro del corazón.

Lo que me falta para ser feliz 1

El joven del evangelio es una persona fuerte que llegó hasta Jesús corriendo. Él era una persona de buen carácter y alguien reconocido, pero dentro de él faltaba algo. Era tan grande lo que faltaba que Él llegó hasta Jesús corriendo. El mundo nos ofrece varias formas de felicidad, por ejemplo tener salud y placer trae felicidad, pero no nos completa. La alegría nos pide el inmediatez.

Nadie puede robar nuestra felicidad y detener nuestra carrera. El joven del Evangelio llegó hasta Jesús de rodillas y con la seguridad él ya había corrido varias veces en búsqueda de la alegría, de su existencia y de placer, pero no pudo encontrarla. Placer trae felicidad, pero no llena el corazón de alegría.

Solo Dios es capaz de llenar por completo nuestro corazón. ¿Qué me falta para ser feliz? Siempre llegamos delante de Dios con una postura de quien ya necesita una respuesta. Llegamos cansados y de rodillas delante de Jesús.

El evangelio describe que Jesús fijó la mirada y se detuvo delante del jóven. Nosotros también necesitamos personas que se detengan por nosotros. Jesús miró y en la mirada amó, porque no basta que se detengan por nosotros, sino que es necesario amar.

Cada persona tiene su valor. Lo que Jesús hizo en la vida de este jóven, quiere hacerlo en la nuestra, para que podamos entender nuestro valor y no nos perdamos. Muchas veces estamos infelices, porque no nos poseemos antes de hacer al otro feliz.

¡La felicidad es la conquista de un bien inmutable! Por eso Dios nos da cinco posibilidades para que encontremos la alegría: fijarse, poseerse, valorizarse, donarse y darse. Solo aquellos que posee consigue darse, porque la felicidad no puede estar cerrada en nuestras manos, ella necesita ser compartida.

¡Necesitamos descubrir quien quiere robar nuestra felicidad! Todos los días existen personas que desean robar nuestra felicidad.

El Señor tiene un encuentro marcado con nosotros y nos da la oportunidad de poner nuestra vida al lado de Jesús. Nuestra capacidad de ser feliz está en la oportunidad que tenemos de cambiar.

¡Debemos decidirnos por ser felices! Nos dejamos ser alcanzados por Dios y tener nuestra vida transformada. Necesitamos entender que la felicidad no es circunstancial y sí existencial, porque solo Dios es la fuente de nuestra alegría.
Nuestra felicidad está en Jesús.

Adriano Gonçalves
Predica del Retiro de Carnaval 2015
fuente Canción Nueva

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