lunes, 23 de febrero de 2015

TODOS PODEMOS AYUNAR

Todos pueden ayunar. Sean ancianos o estén cansados o enfermos; embarazadas, madres que amamantan, jóvenes o adultos. Todos pueden ayunar sin que eso les haga daño; por el contrario, les hará bien.
Muchas personas no ayunan porque no saben hacerlo. Imaginan que ayunar es algo muy difícil y doloroso que no conseguirán hacer.
Existen varias modalidades de ayuno (Ayuno de la Iglesia, Ayuno a pan y agua, Ayuno a base de líquidos, Ayuno completo).

El objetivo del ayuno no es pases hambre.

En sus apariciones en Medjugore, la propia Virgen María lo repitió varias veces:
Ayunar es refrenar nuestra gula y disciplinar nuestro forma de comer.

Lo importante, y ahí está la esencia del ayuno, es la disciplina, es que tú no comas nada más que esas tres comidas. Lo que interesa es cortar de una vez el hábito de pellizcar, de abrir la heladera varias veces al día para comer “una cosita”. Evitar completamente, ese día, los caramelos, los dulces, los chocolates y las galletitas (galletas o bizcochos). Dejar de lado las gaseosas, bebidas y cafecitos.

Algunas observaciones


Muchas personas cometen el error de no desayunar, y no se dan cuenta que de esta forma, comienzan su ayuno a partir de la última vez que se alimentaron, es decir, la noche anterior y no por la mañana.
Al estar mal informadas, acaban con dolor de cabeza, que, en general, empieza temprano. Bien, el dolor de cabeza no es el objetivo del ayuno. Además, lo deja a uno mal el resto del día, nervioso e impaciente; y esto es contraproducente y totalmente opuesto a lo que se quiere con el ayuno.
Como si no bastasen estos incovenientes, el dolor de cabeza impide que las actividades espirituales sean realizadas correctamente, especialmente la oración, contrariando así, toda la concepción de la meta del ayuno.
¿Por qué ocurre esto? Porque los jugos gástricos son activados cuando nuestro organismo deja de recibir alimentos durante muchas horas, principalmente después de una noche de reposo.
Es bueno que desayunes como de costumbre, y ahí sí, empieces el ayuno. De esta manera, te libras de los jugos gástricos, del dolor de cabeza, del nerviosismo y del malestar. Y esto es muy fácil: basta tomar el desayuno como todos los días.
Si no quieres realmente comer nada, o si eres de aquellos que no tienen el hábito de desayunar, bebe al menos alguna cosa, de preferencia caliente. Esto ayudará a tu aparato digestivo, preparándolo para un día de ayuno.


Pero si tu intención no es hacer un día de ayuno, y prefieres comenzar la noche anterior, entonces debes tomar agua, un buen vaso con agua, apenas tibia. Ayudará a tu aparato digestivo y evitará que padezcas de los malestares que fueron mencionados.


Una última y muy importante observación. En el lenguaje corriente, muchas veces se habla de hacer ayuno de dulces, de bebidas alcohólicas, de gaseosas, ayuno de televisión. Esto es una cosa buena, que tiene mucho valor y que no debemos dejar de hacer. Sin embargo, no es correcto llamar a esto ayuno. Son mortificaciones. Cuando hacemos mortificaciones, nos privamos voluntariamente de alguna cosa, ofreciendo esta práctica como sacrificio.


Hacer esto es muy válido y agrada al Señor, y es, a la vez, un excelente medio de disciplinarnos y adquirir autodominio. Pero, como en la cuestión del dinero, diezmo es diezmo y ofrecimiento es ofrecimiento; en la de la alimentación y otras privaciones , ayuno es ayuno y mortificación es mortificación. Puedes hacer todos los ofrecimientos que quieras, pero no debes dejar de dar el diezmo. De la misma manera, puedes hacer cuantas mortificaciones desees, pues esto es muy bueno; pero insisto, no dejes de hacer ayuno.


El ayuno es una riqueza que precisamos reconquistar. Es una fuerte expresión de la comunidad que decidió convertirse, comenzar una nueva vida.
Probablemente, tú seas una de las tantas personas que no conocía lo que acabo de exponer, y por ese motivo no ayunabas. Ahora, comprendiendo de qué se trata, comienza a practicarlo, puesto que con toda seguridad, es una cosa que sólo redundará en beneficios para ti y para el Cuerpo de Cristo.


¡Que Dios bendiga tu ayuno!



Monseñor Jonas AbibFundador de la Comunidad Canción Nueva
De su libro: “Formas de practicar el ayuno”
FUENTE CANCIÓN NUEVA EN ESPAÑOL

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