viernes, 10 de febrero de 2012

"y Ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?"

De corazón a corazón
3º Viernes de Adoración
Mensaje del p. Mariano Marracino

¿Quién dice la gente que soy yo? 
Esta pregunta es el prefacio a la pregunta fundamental. Jesús quiere saber qué opina la gente sobre él, no porque está preocupado por su propia imagen o porque le interese el “comentario”, sino porque sabrá cuáles son las intenciones de la gente sobre él, qué esperan o buscan de Jesús.


Esta pregunta podríamos transportarla a nuestro mundo de hoy, por ejemplo:
- Quién es Jesús para el hombre de la ciencia, para el mundo de la técnica.
- Quién es Jesús para el hombre de las comunicaciones, para los medios.
- Quién es Jesús para los poderosos que arman los objetivos del mundo. El hombre de los negocios “grandes”, de las grandes estructuras
- Quién es Jesús para el hombre de la política; para el hombre del éxito deportivo
- Quién es Jesús para los que jalonan largas filas de “vudúes actuales”, para lo que buscan la efectividad del “milagro”
- También podríamos pensar quién es Jesús para el hombre marginado, excluido.
- Quién para el niño y el joven; para el estudiante y el hombre de trabajo
- Quién es Jesús para la familia, a veces armada de remiendos, de “parches afectivos”


En fin, serían muchos más los ámbitos y lugares donde podríamos colocar esta pregunta y encontrar respuestas “estrechas”, nunca completas; más bien, respuestas que no satisfacen la expectativa salvífica de Cristo.
En general hoy, la persona de Cristo está reducida a una figura “interesante”, histórica y religiosamente interesante, un luchador; a lo sumo un buen ejemplo no del todo imitable, más bien una especie de utopía humana no realizable para las expectativas del mundo y el hombre moderno. Jesús queda reducido al ámbito de lo histórico y parece no tener nada que decir. Parece diluirse entre tantas otras figuras en el escenario mundial… pensemos en los hitos históricos de los siglos. Jesús es uno más…


Esa, de hecho, es la respuesta de la gente a la pregunta… Jesús quedó reducido a un personaje, importante, pero no trascendente, ni mucho menos, centro de la historia de la humanidad. El v 28 lo dice con claridad: Juan Bautista, Elías o algún profeta…


Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? Aquí está la otra parte de la pregunta, tal vez la más importante para la cual todo lo anterior es un simple prefacio. Hasta podríamos afirmar que es la pregunta centro de todo el Evangelio. En la respuesta a esta pregunta está la clave para comprender el valor salvífico de su persona y de su sacrificio. Me da la impresión de que en Jesús esta es la pregunta clave por la que podríamos apropiarnos de su “identidad”. En el pensamiento de Pablo diríamos, configurarnos con Él… no ser ya nosotros, sino Él. (Gal 2, 20)


Decíamos antes que las respuestas no son de “manual”; es decir, no la da una fórmula dogmática o libro de teología… la respuesta a esta pregunta se da de forma existencial, cuando uno es capaz de responder “sí” a su voluntad en todo momento y circunstancia de la vida. En la alegría, en la enfermedad, en la angustia y en la plenitud, en la contemplación y en la acción. Valga decir, cuando uno asume la “imagen de Cristo” y comienza a ser un Cristo para los otros.

P. Mariano Marracino
Pquia. San Miguel Arcángel
Recreo - Febrero de 2012

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