viernes, 29 de mayo de 2015

La llave tiene nombre

La llave de todo está en la ORACIÓN.
Nunca vimos en los evangelios a los apóstoles pedir:
"Jesús, enséñanos a sanar"... "enséñanos a liberar"...
Sí le hemos visto diciendo:
"Señor, enséñanos a orar!"

Es en la oración que está la "llave" para las grandes victorias que necesitamos...
Es en la oración que están las respuestas que tanto esperamos...
Es en la oración y solamente por la oración que conseguiremos ver las promesas de Dios cumplirse en nuestras vidas.


Defiéndenos...


LIBERTAD

"Cuando se es interiormente libre, uno llama al otro a la libertad, a sabiendas o no. La libertad atrae allí donde aparezca. Un hombre o una mujer libres crean un espacio en el que otros querrían morar. Nuestro mundo está tan lleno de condiciones, exigencias, requisitos y obligaciones, que con frecuencia nos preguntamos qué se espera de nosotros. Pero cuando encontramos a una persona realmente libre no hay expectativas, sino nada más que una invitación a entrar en nuestro interior y descubrir en él nuestra propia libertad.Donde hay verdadera libertad interior, allí está Dios. Y es allí, donde Dios está, donde queremos estar nosotros."
Henry Nouwen

TIMIDEZ

"Hay algo hermoso en la timidez, por más que no esté considerada en nuestra cultura como una virtud. Al contrario, se nos anima a ser directos, mirar a la gente directamente a los ojos, decirles lo que pensamos y compartir nuestras historias sin ningún rubor.Pero este desnudar nuestra alma igual que en un confesionario, se torna muy pronto aburrido. Es como árboles sin sombra. Las personas tímidas proyectan largas sombras en las que esconden una gran parte de su belleza a las miradas indiscretas. Las personas tímidas nos hacen pensar en el misterio de la vida, que no puede ser explicado o expresado de forma simple. Nos invitan a una amistad reverente y respetuosa, así como a compartir con ellos un amor sin palabras."


Pidiendo un corazón misericordioso

¡Que en este día, tengas un corazón misericordioso
como el del Padre de las Misericordias!

Reza pidiendo al Padre un corazón misericordioso

Oración:

Nosotros pedimos, Padre, en los día de hoy,
que aprendamos las enseñanzas de Jesús,
que realmente seamos misericordiosos con nuestro hermano.
Que hagamos bien nuestra parte,
que nos esmeremos en dar la bienvenida a Tus hijos perdidos, que ahora retornan.
Que hagamos fiesta, que los devolvamos la dignidad,
que devolvamos la mejor túnica, el anillo de la filiación,
las sandalias de los pies, porque ellos son dignos.
Habían perdido la dignidad humana, pero ellos son dignos,
tan dignos como nosotros, sin embargo habían equivocado, pecado, alejándose.
¡Danos, oh Padre, esta gracia!
No somos mejores que nadie,
solo tenemos el privilegio, la gracia de haber sido salvos delante.
Danos, oh Padre, esta gracia.
¡Alabado Sea Nuestro Señor Jesucristo, para siempre sea alabado!

Tu hermano
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
fuente portal Canción Nueva

Buen día, Espíritu Santo!


Padre Bueno y Misericordioso,
despierto esperando y ansiando
una porción mayor de Tu Espíritu;
¡Comparteme ése Amor que te une al Hijo!
Que Tu unción toque mis profundidades,
estoy aquí para manifestarte que necesito de Ti,
que sin Tu asistencia me siento huérfano.
Necesito de Tu auxilio, Espíritu de Dios.
¡Ven, quiero ver hoy Tu Poder actuando en mi!
Actuando en mi ser,
actuando desde mi ser...
Dame bucear en Fuego,
y no tardes... ¡estoy aquí esperando!

RESONAR de la Palabra - 29 Mayo 2015


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (11,11-26):

Al día siguiente, cuando salió de Betania, sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos.
Entonces le dijo: «Nunca jamás coma nadie de ti.» Los discípulos lo oyeron.Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar a los que traficaban allí, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo.Y los instruía, diciendo: «¿No está escrito: "Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos" Vosotros, en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos.»Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de su doctrina, buscaban una manera de acabar con él. Cuando atardeció, salieron de la ciudad. A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz.
Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús: «Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.»Jesús contestó: «Tened fe en Dios. Os aseguro que si uno dice a este monte: "Quítate de ahí y tirate al mar", no con dudas, sino con fe en que sucederá lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han concedido, y la obtendréis. Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas.»
Palabra del Señor

Comentario al Evangelio
José Luis Latorre, cmf

Queridos amigos:
Marcos presenta dos signos para expresar la sequedad y la esterilidad de la religiosidad del pueblo de Israel; signos que expresan la infidelidad del pueblo elegido a la Alianza con su Dios. Estos signos son: -la higuera que no tenía frutos cuando Jesús “sintió hambre” y fue a buscar en ella higos para comer; -la expulsión de los vendedores del templo, que expresa la destrucción de los ritos vacíos y materialistas del culto judío. Ambos signos ponen de relieve la falta de fe y verdadera religiosidad. Ya los Profetas habían denunciado el culto ”vacío” y estéril cuando decían “este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mí”. Y Jesús incluso “maldice” la higuera para expresar la sequedad y esterilidad radical de este pueblo elegido para llevar adelante los planes de Dios.

San Juan dice: “quien dice que ama a Dios y no cumple sus mandamientos es un mentiroso”; Santiago “la fe sin obras está muerta”, y “la religión verdadera a los ojos de Dios es ayudar a las viudas y los huérfanos”. Mateo “por su obras los conoceréis; un árbol bueno no da frutos malos”. No sirve una religión de solos rezos, de devociones, de asociaciones religiosas, de movimientos apostólicos… si no contribuyen a solucionar los problemas de los pobres y marginados. No basta tampoco dar pan al hambriento, bebida al sediento y vestido al desnudo, sino trabajamos por la dignificación de estas personas. Como dice el slogan “no dar solo el pescado, sino enseñar a pescar”. No es suficiente una caridad asistencial, si no va acompañada de una caridad promocional y de desarrollo. La verdadera caridad es la que ayuda a las personas a sentirse y ser personas y miembros activos de la sociedad.

Jesús curaba, sanaba, perdonaba, defendía a los pobres, es decir practicó una solidaridad efectiva y eficaz, no de palabras y mero consuelo. Para Jesús recuperar la dignidad de las personas era lo prioritario y fundamental. Así es como damos verdadero fruto y ofrecemos un culto agradable a Dios, “en espíritu y verdad”.

Para no caer en la sequedad y esterilidad Marcos nos recomienda: la fe sin reservas en Dios Padre, la oración confiada y el perdón que favorece la comunidad fraterna, es decir la unión vital con Jesús (“sin mí ustedes no pueden hacer nada”) y la comunión en la comunidad cristiana (“tenían todos un solo corazón y un alma sola, y pensaban y sentían todos lo mismo”) y así “entre ellos no había necesitados porque lo compartían todo”.

José Luis Latorre, Misionero Claretiano

jueves, 28 de mayo de 2015


MI PECADO NO DICE QUIEN YO SOY !

O meu pecado não diz quem eu sou!
“Este pueblo solamente me honra con sus labios; su corazón está lejos de mi" Mt 15,8
Hace mucho tiempo Dios viene hablándome al corazón sobre Judas Iscariote. Porque es difícil entender lo que realmente aconteción con él, es difícil en término de comprensión cual fue el momento en que él decidió no seguir más a Jesús...
Sabes, lo que he aprendido en este tiempo es:
No fue propiamente el pecado de Judas lo que lo llevó a suicidarse, ni siquiera fue el pecado de él que hizo que las consecuencias de sus error fuesen irreparables. Tengo en mi corazón que aunque Judas entregase a Jesús, si se hubiese realmente arrepentido y vuelto atrás, Jesús lo habría perdonado, aún cuando Jesús fuese crucificado... El problema fue que el corazón de Judas con el tiempo se fue apartando del corazón de Jesús.
Jesús por más que hablase y caminase en dirección a Judas, el corazón de Judas estaba cerrado a las Palabras de Jesús... Es realmente eso lo que más me impresiona!
Judas caminaba con Jesús, lado a lado... Oía a Jesús todos los días, convivía con Jesús, tocaba a Jesús, veías los milagros de Jesús... Mas aún así, su corazón fue apartándose y distanciándose... Aunque Judas se hubiese suicidado, aunque la Palabra nos muestre un cierto arrepentimiento de él después de haber traicionado a Jesús, no creo que Judas no amase a Jesús! Judas amaba a Jesús! El hecho de él haberse desesperado cuando tuvo comprensión del error cometido, es para mi una señal de que él amaba a Jesús... Pero Judas dejó que la desesperación tomase cuenta de su corazón y no creyó que la Misericordia de Dios pudiese superar la traición...
Judas no se mató por falta de amor, Judas se mató por causa de la desesperación del error que había cometido!
Con eso aprendo que no es solamente nuestro pecado lo que realmente nos aparta de Jesús, sino es la actitud de no tener nuestro corazón "ligado" al corazón de Jesús! Por más "feos" que sean nuestros pecados, es nuestro deseo de ser de Dios y de volver a El que irá a determinar el rumbo de nuestra vida! Una cosa es pecar, otra cosa es no querer seguir más los pasos de Jesús...
Mi pecado no dice quien soy! Pero es mi corazón que determina quien realmente soy, pues solamente Dios es capaz de ver nuestro corazón como él es!
Aprendamos que Jesús nos perdona siempre! Pero, más que tener esa conciencia, es importante no olvidad que nuestro corazón puede apartarse del corazón de Jesús, y en ese apartamiento corremos el peligro de matar la Vida de Dios en nosotros!
Si hoy has tomado conciencia de tu pecado, de tu error, también toma conciencia que perteneces a Dios, no tengas miedo, vuelve a Dios... No tengas miedo de pedir perdón y recomenzar todo de nuevo!
No te desesperes nunca! No dejes que tu corazón sea invadido por la angustia y por el miedo"
Dios te espera con el deseo de nuestro corazón de comenzar todo de nuevo!
Coraje! Es posible recomenzar nuevamente!
Dios te bendiga!
fuente: Livre de todo mal

Salmo 39

"Ni sacrificio ni oblación querías,
pero el oído me has abierto.
Oh Dios mío, en tu ley me complazco
En el fondo de mi ser."

Abre mis oídos, Señor, para que pueda oír tu palabra,
obedecer tu voluntad y cumplir tu ley.
Hazme prestar atención a tu voz,
estar a tono con tu acento,
para que pueda reconocer al instante tus mensajes de amor
en medio de la selva de ruidos que rodea mi vida.

Abre mis oídos para que oigan tu palabra, tus escrituras,
tu revelación en voz y sonido a la humanidad y a mí.
Haz que yo ame la lectura de la escritura santa,
me alegre de oír su sonido y disfrute con su repetición.
Que sea música en mis oídos, descanso en mi mente y alegría en mi corazón.
Que despierte en mí el eco instantáneo de la familiaridad, el recuerdo, la amistad.
Que descubra yo nuevos sentidos en ella cada vez que la lea, porque tu voz es nueva y tu mensaje acaba de salir de tus labios.
Que tu palabra sea revelación para mí, que sea fuerza y alegría en mi peregrinar por la vida.
Dame oídos para captar, escuchar, entender.
Hazme estar siempre atento a tu palabra en las escrituras.

Abre mis oídos también a tu palabra en la naturaleza.
Tu palabra en los cielos y en las nubes, en el viento y en la lluvia,
en las montañas heladas y en las entrañas de fuego de esta tierra que tú has creado para que yo viva en ella.
Tu voz que es poder y es ternura, tu sonrisa en la flor y tu ira en la tempestad,
tu caricia en la brisa y tus amenazas en el rugido del trueno.
Tú hablas en tus obras, Señor, y yo quiero tener oídos de fe para entender su sentido y vivir su mensaje.
Toda tu creación habla, y quiero ser oyente devoto de las ondas íntimas de tu lenguaje cósmico.
La gramática de las galaxias, la sintaxis de las estrellas.
Tu palabra, que asentó el universo, tiene que asentar ahora mi corazón con su bendición y su gracia. Llena mis oídos con los sonidos de tu creación y de tu presencia en ella, Señor.

Abre también mis oídos a tu palabra en mi corazón.
El mensaje secreto, el roce íntimo, la presencia silenciosa.
Divino "fax" de noticias de familia.
Que funcione, que transmita, que me traiga minuto a minuto el vivo recuerdo de tu amor constante.
Que pueda yo escuchar tu silencio en mi alma, adivinar tu sonrisa cuando frunces ceño, anticipar tus sentimientos y responder a ellos con la delicadeza de la fe y del amor.
Mantengamos el diálogo, Señor, sin interrupción, sin sospechas, sin malentendidos.
Tu palabra eterna en mi corazón abierto.

Abre por fin mis oídos, Señor,
y muy especialmente a tu palabra presente en mis hermanos para mí.
Tú me hablas a través de ellos, de su presencia, de sus necesidades, de sus sufrimientos y sus gozos. Que escuche yo ahora por mi parte el concierto humano de mi propia raza a mi alrededor, las notas que me agradan y las que me desagradan, las melodías en contraste, los acordes valientes, el contrapunto exacto. Que me llegue cada una de las voces, que no me pierda ni uno de los acentos.
Es tu voz, Señor.
Quiero estar a tono con la armonía global de la historia y la sociedad,
unirme a ella y dejar que mi vida también suene en el conjunto en acorde perfecto.

Abre mis oídos, Señor. Gracia de gracias en un mundo de sonidos.

Carlos Valles sj

Buen día, Espíritu Santo!


Señor y Padre de los pobres,
que haces salir el sol sobre justos e injustos,
Tú que en cada aurora renuevas la gracia,
¡Ven con poder sobre los que en Ti esperan!
Derrama Tu Espíritu Santo,
derrama una Unción mayor,
porque precisamos de esa Tu Gracia, que es Tu Amor,
la que hace nuevas todas las obras
y renueva todo vivir.
como Fuego abrasador.

RESONAR de la Palabra - 28 mayo 2015


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (22,14-20):
Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo: «He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer, porque os digo que ya no la volveré a comer, hasta que se cumpla en el reino de Dios.»
Y, tomando una copa, pronunció la acción de gracias y dijo: «Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios.»
Y, tomando pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía.»
Después de cenar, hizo lo mismo con la copa, diciendo: «Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros.»
Palabra del Señor

Comentario al EvangelioJosé Luis Latorre, cmf
Queridos amigos:
Hoy celebramos la fiesta de JESUCRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE. Fue el Papa Pío XI quien primero instituyó esta Misa el 20 de diciembre de 1935, y más tarde pasó a ser FIESTA. Conmemoramos así el Sacerdocio de Cristo del cual participan los miembros del clero como ministros y sacerdotes del pueblo de Dios, a ejemplo de nuestro Señor, Un día importante para contemplar a Jesús sentado a la derecha del Padre para interceder siempre por la humanidad, y a los sacerdotes como ministros de Cristo al servicio del pueblo.

Cuando abrimos el Evangelio nos quedamos admirados al leer cómo Jesús compartió su vida en medio del pueblo, rodeado siempre de gente que le buscaba, le escuchaba, y le suplicaba; sensible siempre al sufrimiento de las personas; cómo compartió las alegrías y disfrutó de la amistad; cómo lloró por tres veces la muerte de su amigo Lázaro y defendió con valentía la verdad y fustigó la mentira e hipocresía; cómo acogió y perdonó con infinita misericordia a los pecadores. Jesús vivió para los demás y para hacer el bien a todos. Jesús vivió para lavar los pies de la humanidad de toda clase de suciedad física y moral. Su vivir fue un vivir para Dios sirviendo a los hombres. Él mismo dijo “no he venido a ser servido, sino a servir y dar mi vida en rescate por muchos”.

¿Y ahora? Sabemos que Jesús subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre, pero “para interceder siempre por nosotros”. Jesús no se ha ido del mundo para desentenderse de los hombres, sino que sigue haciendo lo mismo que hizo cuando vivió en el mundo. La misión de Jesús no terminó con la Ascensión a los cielos, sino que la sigue realizando igual. No nos dejó solos y huérfanos. Él ahora está vivo y operante por medio del Espíritu Santo y sus ministros ordenados a quienes les encargó “hagan esto en memoria mía” y “vayan al mundo entero, bauticen y enseñen a guardar lo que Yo les he dicho” y “yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo”. Jesús está entre nosotros, Él vive hoy y da su Espíritu a todos.

El Sacerdocio de Jesús lo visibilizan ahora los ministros ordenados: “No me eligieron ustedes a mí, sino que yo los elegí a ustedes para que vayan y den fruto y su fruto sea duradero”. Los ministros ordenados hacen presente a Jesús a través de su vida y ministerio. Ellos han sido llamados, elegidos y ungidos para ser las manos, los pies, los labios y el corazón de Jesús Sacerdote Eterno. Debemos descubrir en su ministerio la presencia santificadora, salvadora e intercesora de Jesús en favor de todos los hombres.

El Papa Francisco decía en una Misa Crismal:
“Queridos fieles, acompañad a vuestros sacerdotes con el afecto y la oración para que sean siempre pastores según el Corazón de Dios”.
José Luis Latorre, Misionero Claretiano

miércoles, 27 de mayo de 2015

Buen día, Espíritu Santo!


Señor y Padre Nuestro,
la luz de tu misericordia clamamos en la mañana sobre nosotros.
Que ella nos alcance,
nos abrace, nos cubra...
Para ver claro el sendero,
para discernir los signos,
para adquirir un nuevo mirar...
porque andamos extraviados, perdidos, sin rumbo cierto.
¡Que nos alcance pronto!
Y así cantaremos tus alabanzas,
porque habremos encontrado por Tu Gracia,
por Tu asistencia, Tu amor y Tu Compasión
la única y verdadera Salvación.
Y así no habrá sobre nosotros ya condena a muerte,
ni la desesperanza tendrá espacios,
ni la angustia anidará en nuestras mentes,
Y nuestros pies no vacilarán,
porque el gemido de nuestro corazón cautivo
encontró en Tí liberación.



¿Quién dicen los hombres que soy Yo?

Gonzalo Fernandez Sanz cmf 
Revista Vida Religiosa
Publicado originalmente el 30 de octubre de 2006
El espacio y el tiempo

Por fuera, la pregunta acontece cuando Jesús llegó «a la región de Cesárea de Filipo» (Mt 16,13) o cuando aún estaba «por el camino» (Me 8,27). Por dentro, acontece «mientras él estaba orando a solas» (Le 9,18). Es una pregunta con espacio: región de Traconítida, al norte de la Galilea cotidiana, no lejos del Monte Hermón. Es una pregunta con tiempo: probablemente entre dos luces (las del crepúsculo o las del alba), la hora propicia para la confianza. En cualquier caso, es una pregunta a telón caído. Han transcurrido muchas lunas de representación por los pueblos del contorno. Se han escuchado minutos interminables de aplausos. Pero toda obra tiene su hora de la verdad. Detrás de las bambalinas se están desmaquillando Jesús y la compañía de actores. Y entonces, sólo entonces, a telón caído y a maquillaje borrado, surge la pregunta que divide en dos el camino. Es una pregunta de rigurosa seriedad. Tras ella, nada volverá a ser igual. En este intermedio da tiempo para cambiar hasta el lenguaje. Donde los actores decían "comprender/no comprender", "ver/no ver" ahora van a empezar a decir "cargar con la cruz", "subir a Jerusalén". La segunda parte está a punto de comenzar, pero estamos todavía en el intermedio.

No qué sino quién


No importa mucho qué está pasando ahora o qué ha pasado por los escenarios palestinos. Los qués son tantos que no hay quien los registre. Atraen sobremanera las parábolas y los milagros. Sin embargo, el que seduce es el quién. Los quiénes son también muchos -es verdad-, pero son únicos e irrepetibles. ¿Quién dicen los hombres que es el hijo del hombre (el HH)? ¿Ha habido alguien que haya traspasado descaradamente el maquillaje? Entre tanto público, ¿ha aparecido algún entendido? No abunda la agudeza. Lo nuevo se interpreta desde lo viejo. Siempre sucede así. Lo "viejo" próximo es Juan, el bautizador. Y de él hablan los tres (Mateo, Marcos y Lucas) en sus recortes de prensa. En Elias también se han puesto de acuerdo. Es lo "viejo" remoto: un hombre de espíritu con mucho predicamento. Mateo, en solitario, se permite mencionar luego a Jeremías, otro de los grandes. Está claro que lo viejo remoto pesa mucho, tanto, que, a renglón seguido, donde Mateo y Marcos utilizan el semitismo «uno de los profetas» (para decir llanamente un profeta), Lucas dice un profeta «de los antiguos» (Le 9,19). ¡Lástima que el de Nazaret no quiera subirse al carro de estos prohombres! El quién, por el momento, queda en penumbra. El público, además de poco penetrante, se muestra impreparado para el teatro de vanguardia. Así, al menos, indica el sondeo hecho por los actores en sus cuchicheos de pasillo.

La gente y vosotros


El público, ¿quién es el público? La respuesta, de puro obvia, acaba siendo misteriosa. El público son "los hombres" (¿Quién dicen los hombres que es el hijo del hombre?). Es la respuesta de Mateo y de Marcos. Lucas, más sociologizado, prefiere hablar de "hoi ókhloi" (o sea. las muchedumbres, la gente, el personal). En cualquier caso, sorprende el contraste. Primero se piensa en los "otros", llámense hombres o gente. A la altura del versículo 15 la pregunta se dirigirá a los del escenario. No es lo mismo decir la gente, el público que asiste a la representación, que decir vosotros, los actores que se están dejando la piel en el escenario. Las respuestas tampoco son iguales. Las mejores nunca llegan de los sondeos colectivos de opinión. La verdad tiene siempre un carácter personal, se resiste al anonimato estadístico. Jesús, después de esta experiencia de Mt 16, no volvió a realizar ninguna encuesta sociológica con ayuda de los suyos. Al público no se le puede preguntar a voleo, a ver qué pasa, porque entonces se alza lo viejo como paradigma. El público -ya se sabe- prefiere siempre lo viejo. No por noble, sino por seguro.

Un nombre con cartel


El tercer miembro de la pregunta se las trae. ¿Por qué a Jesús, el Actor de Nazaret, le gusta tanto llamarse hijo del hombre como mote artístico? Y, ¿por qué su comunidad, su vieja caravana de cómicos, no usa después este título apocalíptico? El muy posible empalme con Daniel 7,13 explica algo, pero no todo. El profeta habla en ese versículo de una figura que aparece en las nubes del cielo y que se dirige al Anciano. A este "hijo del hombre" (título que, en este caso, parece indicar algo más que una forma de decir "hombre", algo más que una referencia corporativa) "se le dio imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron" (Dan 7,14). Aunque no se sepa bien de quién se trata, teatral sí resulta. Y aquí estamos -no se olvide-ante una gran representación (comedia y drama a un tiempo).

En la apocalíptica extracanónica (en el libro de Henoc. por ejemplo), el hijo del hombre aparece como una figura individual con acusados rasgos escatológicos y soteriológicos. Se gana en concreción sin perder misterio.

Este horizonte debía ser conocido por el Nazareno, atento siempre a los símbolos y expectativas de la gente. Al fin y al cabo, era el último horizonte del Antiguo Testamento. El Nazareno, como siempre, empalma y desborda. Él nunca se autodenomina mesías, aunque otros sí le atribuyen el apellido. ¡Hubiera resultado tan difícil darse a entender en el supermercado de esperanzas mesiánicas de su pueblo, que resultaba mejor no correr el riesgo! Él prefiere llamarse hijo del hombre. Es el apellido/empleo que figura en su carné de identidad y en los carteles en los que se anuncia su función: Jesús, el nazareno, el hijo del hombre. Y los evangelios sinópticos registran hasta unas 80 veces este apellido, que, en realidad, es más bien un mote artístico.

El hecho de que no tuviera contornos precisos hacía de él un nombre muy apropiado para revelar una dimensión y para ocultar otra, para provocar la expectación de lo nuevo y para defraudar viejas esperanzas, para acentuar su densa humanidad (la de Él) y para sugerir su condición divina (también la de Él). En lenguaje eclesiástico, se puede decir que era un nombre a salvo de reduccionismos espiritualistas y políticos: un verdadero logro. Por eso Jesús usa y abusa del hallazgo.

En los sinópticos la expresión hijo del hombre se aplica a su actividad terrena, que tiene mucho de maravillosa comedia (cf Me 2,10; Me 2,28; Mt 8,20; Le 11,30), a su pasión, que es un verdadero drama (cf Me 8,31; 9,31) y a la venida final sobre las nubes del cielo con gran poder y majestad, que es un golpe de efecto increíble (cf Me 13,26): tres situaciones distintas y un solo sujeto verdadero. Pero siempre con la nube del misterio cerniéndose sobre ellas, para que nadie pueda encerrar en conceptos el genio del Artista. Como debe ser.

Esta historia me suena 


Corren los primeros días de 1992, el año más mítico que nos queda hasta cruzar la barrera del 2000. Por arte del Espíritu Santo, ayudado a veces por algunos seguidores del Maestro, la pregunta QHHH (¿Quién dicen los Hombres que es el Hijo del Hombre?) conserva una discreta/intensa actualidad. Que se lo pregunten si no a los catequistas que pasan horas coleccionando respuestas llamativas de los famosos y que luego, para seguir la lógica ¡cónica de la yuxtaposición, para impactar emocionalmente a sus catequizandos, mezclan las opiniones de Juan Pablo II, Pinochet, Alexander Haig, Heinrich Bóll y Jacqueline Kennedy, todos ellos católicos más o menos convencidos y convincentes. O que se lo pregunten a los teólogos que un día dialogaron con Garaudy (un viejo enamorado de Jesús) y que hoy se abren a Vattimo, Kundera, E. Morin y al creador francés del último gran multiespectáculo sobre el Nazareno titulado "Jesús era su nombre". Dicen que sí, que lo de Jesús sigue interesando, que no se han suspendido las representaciones, aunque con el correr del tiempo han cambiado los decorados y el vestuario.

Esta historia es otra cosa


Todo esto es hermoso y, sin embargo, un sexto sentido nos dice que la actualidad de la pregunta QHHH es algo más que el resultado de una encuesta. ¿Podríamos atrevernos a decir, sin lesionar creencia alguna, íntimamente convencidos y gentilmente respetuosos, que esta humanidad de 1992 padece el "síndrome HH". que anhela el retorno del Hombre (primero a ras de tierra, luego apasionado/crucificado y finalmente victorioso sobre las nubes)? ¿Podríamos decir que esta humanidad (es decir, yo, mi gente, el presentador del telediario, los pobres del comedor social) está cansada de ser ética (porque va dejando de ser moderna), se cansará pronto de ser estética/dietética (cuando también lo posmoderno casque) y suspirará enseguida por ser "agapética"? Y cuando esto suceda -esto está sucediendo siempre- ¿se agarrará al HH como experiencia amorosa insuperable? ¿Lo considerará uno más, valioso como los "viejos" próximos o remotos (Juan el bautizador, Elias, Sócrates, Buda, Marx, Gandhi), o se atreverá a saltar hasta Mt 16,16 para decir con Pedro: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo»?

Estas preguntas tienen poco que ver con el futuro de la religión como magnitud sociológica, con el crecimiento o decrecimiento de la Iglesia, con los virajes que dará la cultura euroamericana. No son las preguntas que los hombres nos hacemos cuando estamos en el escenario y escribimos libros, regalamos opiniones o construimos teorías. Estas preguntas y sus correspondientes respuestas acaecen siempre a telón caído y a maquillaje quitado, cuando concluye el tiempo de la representación y pide preferencia de paso el tiempo del amor. Por eso son preguntas incurablemente humanas, trans-espaciales y transtemporales (al menos, hasta ahora). Puedo prescindir de comer carne (si soy vegetariano), de practicar el sexo (si he optado por el celibato) e incluso de creer en Dios (si me declaro agnóstico o ateo impenitente). Pero, aunque en el escenario cacaree lo contrario por exigencias del guión, en el camerino (que es cuando soy más yo), no puedo prescindir de ser amado. Lo del HH es una "agapética" porque se reduce a eso: a amor del bueno, a puro desgaste por "vosotros" y por "los otros". La "agapética" es el don/arte de sentirse bien desviviéndose. Y todo a cambio de nada, ni siquiera de la fe en él. Amor con amor se paga, pero en inquebrantada libertad. ¿Quién puede hondamente resistirse?

Una versión más directa del QHHH


Hay más. En Cesárea, no en la que está junto al mar sino en la que apunta al Hermón, la QHHH del versículo 13 abandona su carácter de pregunta técnica/impersonal y se hace descaradamente derecha en el 15. ¡Ah, la sutileza amorosa del 15!: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Aquí ya no se pueden citar recortes de revista ni porcentajes estadísticos. La pregunta va directa al centro personal ¡y encima nos pilla sin maquillaje! Cabe una salida rápida y relativamente airosa: "Pues yo, como Pedro". Pero, claro, antes tiene que salir un Pedro a la palestra. Y resulta que, después de un silencio embarazoso y de varias rondas de miradas, caigo en la cuenta de que Pedro ... soy yo. Dios mío, ¿qué digo? Poner una cruz en las casillas del sondeo no cuesta, ¡pero responder a pecho descubierto es otra historia! Más: ¿puedo responder honestamente a lo Robinson? Si lo hago, ¿quién me asegura que se trata de una respuesta genuina y personal por el hecho de ser "sólo" mía?

El valor de una declaración


Una traducción comunitaria viene ahora de perlas. Aunque Pedro sea yo y, por lo tanto, la respuesta deba ser personal y personalizada, es maravilloso que el HH haga la pregunta en plural: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?". El HH quiere a la gente, se compadece de ella. Cuando dice "los hombres" o "el personal" no habla como un sociólogo, ni siquiera como un pastoralista. Habla como alguien que se ha aprendido los nombres de la multitud. Y, sin embargo, ha querido también rodearse de unos pocos para el servicio de los muchos. Y a estos pocos los llama "vosotros". Y con estos pocos recorre los escenarios de Galilea y de la Traconítida representando "El Reino de Dios que viene", una encantadora comedia de hechura impecable. Al principio, van de éxito en éxito. En varias poblaciones tienen que colgar el "No hay entradas". Y todos están más contentos que unas pascuas, porque no tienen ni idea de la Pascua que le/les aguarda a la altura del capítulo 26.

¿Cómo va a decir Pedro "Tú eres el Cristo" fuera del círculo del "vosotros"? ¡Pero si el "vosotros/nosotros" ha sido la escuela en la que ha aprendido a conocerlo! ¿Qué valor tendría una respuesta en solitario, un heroísmo erguido sobre la cobardía de los demás? Pedro es Pedro, pero es, al mismo tiempo, portavoz del "vosotros/nosotros". Por eso su respuesta adquiere la envergadura de una declaración colectiva: "Nosotros, los actores de tu compañía, aquí, en Cesárea de Filipo, declaramos que tú, el primer actor, vales mucho, eres mucho, eres el Protagonista". De momento, es más que suficiente. Se puede empezar la segunda parte. Que esta declaración tardase años a hacerse vida no tiene ahora la menor importancia.

El nuevo "vosotros" de la comunidad


Nuestra comunidad ha hecho hoy una salida a Cesárea de Filipo. Aprovechando el día de retiro, respiramos la brisa que nos viene del Hermón, ponemos en orden nuestros guiones y ajustamos el decorado, a ver si en este bendito 1992 nos sale una representación vistosa.

Mientras ensayamos, he aquí que Él nos hace la prueba QHHH e inmediatamente nos espeta la prueba del 16,15, que es, a primera vista, más intrincada, propia para actores de primera: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Hacemos mal si la entendemos como una prueba selectiva y nos ponemos a temblar como novatos. ¿Existe alguna pregunta suya -incluidas las más duras- que no sea una noticia buena, una palabra "agapética"? Pues ésta, la del 15, no es de otra raza. Así que, tranquilidad y buena letra. Por otra parte, nos la hace, no el día del estreno, sino al cabo de muchas representaciones. Nos pilla, pues, con tablas y solera.

Y la pregunta se hizo carne


Acaso El no busque ahora una respuesta contundente sino una percepción antibanal de la pregunta. Hay que echarle corazón y tiempo. Hay que traspasar todo guión sabido. Estamos hoy en una sesión de "living theatre": ¡que fluya lo que archivamos dentro!

¿Quién eres tú, nazareno? Déjame que desmaye mis muchas preguntas en tu pecho. ¿Eres el soniquete que acompaña día y noche mis vaivenes? ¿O eres acaso el pan partido de los miles de eucaristías que conservo? ¿Eres el rostro pluriforme de la comunidad, mi madre? ¿Eres la "mala conciencia" que me brota cuando ignoro otros rostros repugnantes? ¿Eres como una colección de razones para enfrentarme al diario devaneo? ¿Eres, más bien, una sobredosis de esperanza, algo así como un sentimiento venturoso que modera mis frustraciones? ¿Eres tangible o intocable? ¿Queda alguna huella tuya lejos de los sufrientes? ¿Dónde te percibo más: en los cuentos o en las cuentas, en los bajos o en las bajas, en las minas o en las manos?

Si digo con toda mi fe que "eres el Cristo", en realidad, ¿qué digo? ¿Quién me asegura que no repito? ¿O debo ceñirme escrupulosamente a tu ficha calcedoniana? Y, entonces, ¿qué digo que sea carne de mi carne y carne de mi iglesia? Si digo "tú eres mucho, eres lo máximo" me da la impresión de no decir nada y de decirlo todo: es mi traducción del "cristo" a falta de un conocimiento mejor del habla griega. Si digo "tú eres el Hombre", entonces se me vienen encima mil condenas de reduccionismos y, sin embargo, siento que doy en la diana y que me aproximo -exégcsis aparte- a tu mote enigmático. Y entonces, inabarcable hijo del hombre, me entran unas ganas locas de representar terrenamente tu comedia, de practicar la agapética por encima de la ética y de la estética, de morir apasionado/crucificado y de aparecer contigo sobre las nubes del cielo, asido a una infinita hilera de miserables. Y si estoes un sueño vano, si se me dispara la imaginación huera, entonces, divinísimo hijo del hombre, te pido que hagas realidad mi sueño. Así sea.

Otro espacio y otro tiempo


Por fuera, estas preguntas y estas respuestas acontecen cuando una comunidad se retira a repetir Mt 16, 13 y siguientes. Por dentro, todo esto sucede cuando nos ponemos a ser nosotros mismos a solas: o sea, pocas veces, porque somos poco cuerpo para aguantar por mucho tiempo la verdad. Aquí, en Cesárea de Filipo, en la Traconítida que se extiende al Noroeste de Galilea, se sigue representando "El Reino de Dios que viene". El Primer Actor sostiene los altibajos de sus compañeros.

RESONAR DE LA PALABRA - 27 Mayo 2015


Evangelio
En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba; los discípulos se extrañaban, y los que seguían iban asustados.
Él tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder: «Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará.»
Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.»
Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?»
Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.»
Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?»Contestaron: «Lo somos.»Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mi concederlo; está ya reservado.»Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio
José Luis Latorre, cmf
Queridos amigos:
Santiago y Juan se presentan ante Jesús y le piden que los siente uno a la derecha y otro a la izquierda en tu gloria. Los seres humanos somos así: todos queremos sobresalir por encima de los demás y ser más que los otros. Son los deseos de grandeza. A esta petición Jesús les da una hermosa catequesis: “el que quiera ser grande que sea vuestro servidor y el que quiera ser primero sea esclavo de todos”. Pero antes les ha dicho que los grandes de este mundo tiranizan y oprimen, y que entre sus discípulos no puede ser así.

¿Hay entre nosotros personas grandes como Jesús nos dice? Normalmente estas personas no aparecen en los medios de comunicación –diario, tv…-, nadie les cede el paso en lugar alguno ni les hace reverencia; no tienen títulos académicos ni poseen muchas riquezas, pero tienen algo que vale más que los bienes materiales: la bondad, la capacidad de acogida, la ternura y la compasión hacia los necesitados. Hombres y mujeres que pasean por nuestras calles, viajan en metro y bus, pero que pasan por la vida dando amor y cariño a su alrededor. Personas sencillas que viven pasando una mano y haciendo el bien. Personas que no conocen el orgullo ni tienen grandes pretensiones, pero que se les encuentra en el momento oportuno cuando se necesita una palabra de ánimo, una mirada cordial, una sonrisa alegre, un favor…

Padres buenos que se toman tiempo, aunque vengan cansados del trabajo del día, para escuchar las mil y una preguntas de sus hijos pequeños, que disfrutan de sus juegos y descubren junto a ellos lo mejor de la vida. Madres incansables que llenan el hogar de amor y alegría; mujeres que no tienen precio, pues saben dar a sus hijos lo que más necesitan en cada instante sin escatimar sacrificio. Esposos que van madurando su amor día a día, aprendiendo a ceder, cuidando generosamente la felicidad del otro, perdonándose mutuamente en los mil pequeños roces de la vida.

Estas personas, desconocidas a los medios de comunicación, son las que hacen más agradable la vida y más habitable el mundo, y descontaminan el aire impuro de nuestras ciudades y pueblos un tanto irrespirable por el aislamiento, la delincuencia, los robos, los asaltos, la violencia, la indiferencia… De ellas ha dicho Jesús que son “grandes” porque viven al servicio de los demás y les ayudan a vivir con esperanza y alegría.

En el desierto de este mundo, donde sólo parece crecer la rivalidad y el enfrentamiento, ellas son pequeños oasis en los que brota la amistad, la confianza y la mutua ayuda. No se pierden en discursos y teorías, porque lo suyo es amar calladamente y prestar ayuda a quien la necesite. Tal vez nunca reciban un homenaje o incluso una palabra de agradecimiento, pero estos hombres y mujeres –“una muchedumbre incontable” como dice el Apocalipsis- son grandes porque son humanos .Y ellos son los mejores seguidores de Jesús, pues viven haciendo un mundo más digno y abriendo caminos al Reino de Dios.

José Luis Latorre, Misionero Claretiano

martes, 26 de mayo de 2015

LEER LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS

Ron Rolheiser (Trad. Benjamín Elcano, cmf) - Lunes, 25 de mayo de 2015
Existe una historia que se cuenta acerca de Anna Akhmatova, poetisa rusa, que solía ir cada sábado por la mañana y hacer cola fuera de una prisión de San Petersburgo, donde, junto con otras mujeres, confiaba dejar cartas y paquetes para los seres queridos que habían sido arrestados durante las purgas de Stalin. Las colas eran interminablemente largas, las mujeres eran cruelmente tratadas por los guardias y ni siquiera sabían si sus seres queridos estaban aún vivos o si las cartas y paquetes que dejaban serían entregados en alguna ocasión. Su espera era un ejercicio de frustración. Un sábado, esperando de esa manera, Akhmatova fue reconocida por otra mujer. Ésta se le acercó y dijo: “Tú eres una poetisa, ¿puedes describir lo que está pasando aquí?” Respondió: “Sí, puedo.” Entonces, ellas dos se  cruzaron una sonrisa cómplice.
¿Qué había sucedido aquí? ¿Qué pasó entre estas mujeres en esa cómplice sonrisa?
Hay algo muy importante en poner nombre a las cosas. Poder nombrar y describir algo es un acto político, un acto profético, un acto desafiante y un acto que de algún modo nos hace trascendentes a cualquier circunstancia en que nos han encerrado. Dar nombre a algo es también un acto de fe. ¿Cómo es eso?
Jesús nos desafió a “leer los signos de los tiempos”. El desafío aquí es no tanto tener una mirada intelectual hacia un suceso particular sino es ver el dedo de Dios en ese acontecimiento. Juan de la Cruz dice: “El lenguaje de Dios es la experiencia de que Dios escribe en nuestras vidas.” Leer los signos de los tiempos es mirar cada acontecimiento de nuestras vidas y preguntar: “¿Qué está diciendo Dios a través de este suceso?”
Las escrituras judías son ya un admirable ejemplo de esto. En ellas vemos que, para Israel, no había puros accidentes ni acontecimientos puramente seculares. El dedo de Dios estaba por doquiera, en cada suceso, en cada bendición, en cada derrota, en cada victoria, en cada sequía, en cada lluvia, en cada muerte, en cada nacimiento. Si los israelitas eran derrotados en la batalla, no eran los asirios los que los derrotaban, Dios los derrotaba. Si recogían una cosecha abundosa, no era simple suerte, Dios los estaba bendiciendo. Nada era nunca puramente secular o simplemente accidental.
Israel no era tan ingenuo o fundamentalista, por supuesto, como para pensar que Dios fuera, de hecho, la causa eficiente de esos acontecimientos o que en el caso de muerte o desastre, Dios incluso proyectara esos sucesos. Pero, en cambio, en su visión de las cosas, Dios siempre hablaba a través de esos acontecimientos. El dedo de Dios y la voz de Dios eran vistos en la confabulación de accidentes que integraban los sucesos externos de su vida. Discernir el dedo de Dios en los acontecimientos diarios de su vida era, para Israel, una forma muy importante de oración.
Mis padres y muchos de su generación entendieron bien esto. Leer los  signos de los tiempos era una práctica espontánea para ellos. Creían en algo que llamaban “divina providencia”; y, para ellos, como para Israel, el dedo de Dios estaba en todo lugar, en cada acontecimiento, bueno o malo. No había ninguna cosa por puro accidente o simple buena suerte. Dios estaba al cargo, de algún modo, detrás de cada cosa. A veces lo llevaron demasiado lejos, creyendo que Dios, de hecho, promovía guerras, quemaba casas, le hacía enfermar a alguien o le rompía la pierna para darle una lección. Pero, generalmente, no fueron así de ingenuos. A pesar del lenguaje (“Dios nos hizo esto”), ellos creían sólo que Dios hablaba a través del acontecimiento, no que Dios lo causaba.
Cualesquiera que sean nuestras fuerzas religiosas hoy, ya no buscamos más de esta manera el dedo de Dios en los sucesos ordinarios de la vida. Para nosotros, niños adultos de la Ilustración, hay mucho de puro accidente, puro suceso secular, simple buena suerte, total destino desgraciado. En la mayoría de los acontecimientos de nuestras vidas, estamos por nuestra propia cuenta, huérfanos sin Dios, a merced del destino, víctimas de una pura confabulación de accidentes.
Así, miramos los sucesos del mundo y de la iglesia, y sólo vemos accidente histórico: en el 11 de septiembre, sólo habla el terrorismo, no Dios; en el escándalo del abuso sexual de la iglesia, sólo hablan los medios, no Dios; en nuestra incapacidad para crear paz y justicia, sólo oímos voces humanas, no la de Dios; y en las bendiciones y tragedias personales de nuestras vidas, sólo oímos la voz de la suerte o del destino, no la voz de Dios.
En parte, nuestros instintos tienen razón. Dios no causó el 11 de septiembre, Dios no envió el AIDS como castigo por el pecado y Dios no elige a cierta gente para ganar loterías, mientras cusa enfermedades y tragedias a otros. Una confabulación de accidentes hace eso. Pero Dios nos habla a través de todos esos accidentes, buenos y malos, y una de las más importantes tareas de la fe es indagar en esa confabulación de accidentes y tratar de encontrar ahí el dedo y la voz de Dios.

¿Qué puede hacer una persona llena del Espíritu Santo?


Tú puedes ser conducido por el Espíritu Santo
Fuerza es “dynamos” en griego; y dynamos para nosotros es dínamo. Dínamo quiere decir generador de energía, de fuerza.
El Espíritu Santo está en nosotros como una dínamo, y podemos recurrir a Él para buscar energía, fuerza y poder. Mira lo que los dínamos hacen: mediante ellos, las grandes grúas levantan toneladas y toneladas de objetos.

Si los cristianos supieran que el poder de Jesús está a su alcance, podrían transformar, sanar, liberar a las personas del vicio, transformar familias, estructuras y sociedades.

Tenemos la energía más poderosa del mundo, pero no lo usamos. Por eso, el Señor quiere que la renovación sea más y más transformada por el Espíritu Santo.

Recibimos al Espíritu Santo en nuestro bautismo, pero necesitamos ser más y más impregnados por Él, para salir del comodismo y ser testigos del Señor. Es necesario llevar al mundo el maravilloso poder de Dios, el poder más impresionante que la Tierra haya visto, el poder de Jesús puesto a disposición de los cristianos y la Iglesia.

Qué puede hacer una persona llena del Espíritu Santo


Una vez, un sacerdote viajaba al lado de un pastor. Comenzaron a conversar sobre la figura de María. Entonces, el sacerdote, con mucha unción, comenzó a dar testimonio de las maravillas que Dios realizó con María y de cómo ella se había dejado bañar, impregnar, ungir, conducir por el Espíritu Santo en su vida y en sus actos. La conversación se fue volviendo cada vez más ferviente, y el sacerdote decía:

“Eso que pasó con María, pastor, Dios quiere que suceda con nosotros. Él quiere que seamos llenos del Espíritu Santo, como María, para que, así como ella trajo al mundo al Salvador, nosotros podamos gestar y dar a luz en el mundo al Salvador hoy, la salvación hoy”. Y el sacerdote concluyó así: “El mundo no conoce todavía lo que Dios puede hacer con un hombre lleno del Espíritu Santo, lo que el hombre lleno del Paráclito hará por este mundo; yo quiero ser este hombre. Sí, yo quiero ser este hombre lleno del Espíritu Santo, quiero ser como María”.

Y el pastor dijo: “Quiero ser como María, lleno del Espíritu Santo. Quiero dejarme llenar por el Espíritu de Dios, dejarme conducir por Él, permitir que Él me guíe en las acciones del día a día, buscar la instrucción y la sabiduría del Espíritu. Quiero ser hombre lleno de la gracia de Dios que el mundo aún no conoció”.

El sacerdote se entusiasmó, y los dos decían: “Yo soy el que quiere ser ese hombre lleno del Espíritu Santo, quiero ser conducido por Él”. Y todo el mundo se admiraba con la batalla espiritual que se trababa entre ellos. Pero ellos no estaban discutiendo, estaban compitiendo, porque los dos querían ser aquel hombre lleno del Espíritu Santo.

¿Y tú? ¿No quieres también? ¡Es tu momento!
El Dios vivo y verdadero necesita de sus testigos. Nosotros ya fuimos testigos muy débiles del Señor, y Él, ahora, necesita de una verdadera defensa, porque el mundo no vio todavía lo que Dios puede hacer con el hombre, con la mujer llenos del Espíritu Santo.

Tú puedes ser conducido por el Espíritu Santo, guiado por Él, orientado pasa a paso por Él, experimentar el poder de Dios actuando en ti. Tu cuerpo va a ser como el instrumento que el Espíritu Santo toca, y esa melodía todo el mundo la escuchará.

Oración
¡Ven Espíritu Santo!
Jesús, quiero ser como María, lleno del Espíritu Santo.
Quiero experimentar el poder de Dios actuando en mí.
Quiero ser esa persona llena del Espíritu que el mundo todavía no conoció.
Heme aquí Jesús, reviendo mi vida y dándome cuenta que hasta ahora no hice nada.
Yo quiero, Señor, que tu Espíritu toque en mi la melodía que el mundo necesita escuchar.
Divino Espíritu de Dios, en ti busco la gracia, la fuerza y el poder.
Ven a ser el generador de energía, de fuerza que los hermanos necesitan ver en mi vida. ¡Amén!

Monseñor Jonas Abib
Fragmento del libro “La sabiduría está en el aire” - 
Fuente Canción Nueva en español

sábado, 23 de mayo de 2015

NOVENA AL ESPÍRITU SANTO - Noveno día


NOVENA AL ESPÍRITU SANTO
NOVENO DÍA - 23 de Mayo de 2015

+En el Nombre del Padre, +del Hijo y +del Espíritu Santo.
Amén.

Ven, Espíritu Creador
visita las almas de tus fíeles 
y llena de la divina gracia los corazones, 
que Tú mismo creaste. 

Tú eres nuestro Consolador, 
don de Dios Altísimo, 
fuente viva, fuego, caridad 
y espiritual unción. 

Tú derramas sobre nosotros los siete dones; 
Tú, el dedo de la mano de Dios; 
Tú, el prometido del Padre; 
Tú, que pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra. 

Enciende con tu luz nuestros sentidos; 
infunde tu amor en nuestros corazones; 
y, con tu perpetuo auxilio, 
fortalece nuestra débil carne, 

Aleja de nosotros al enemigo, 
danos pronto la paz, 
sé Tú mismo nuestro guía, 
y puestos bajo tu dirección, 
evitaremos todo lo nocivo. 

Por Ti conozcamos al Padre, 
y también al Hijo; 
y que en Ti, Espíritu Santo, 
creamos en todo tiempo., 

Gloria a Dios Padre, 
y al Hijo que resucitó, 
y al Espíritu Consolador, 
por los siglos infinitos. Amén.



Tú, en aquellos que siempre te confiesan y te adoran, en tus siete dones, desciende. Dales consuelo en la muerte. Dales vida Contigo en las alturas.Dale los gozos que no tienen fin. Amén.

FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO
Los dones del Espíritu Santo perfeccionan las virtudes sobrenaturales habilitándonos para practicarlas con mayor docilidad a la divina inspiración. A medida que crecemos en el conocimiento y en el amor de Dios, bajo la dirección del Espíritu Santo, nuestro servicio se vuelve más sincero y generoso y la práctica de las virtudes más perfecta. Tales actos de virtud dejan el corazón lleno de gozo y consuelo y son conocidos como los frutos del Espíritu Santo. Estos frutos, a su vez, hacen la práctica de las virtudes más atractiva y se convierten en un poderoso incentivo para hacer esfuerzos aún mayores en el servicio de Dios, para servir a Aquel que debe reinar.

Oración:
Ven, Oh Divino Espíritu, llena los corazones con Tus frutos celestiales: caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, docilidad/mansedumbre, fidelidad, modestia, moderación, continencia, castidad y templanza, para que nunca me canse en el servicio a Dios, sino que por una continua sumisión fiel a Tus inspiraciones, pueda merecer estar unido eternamente Contigo en el amor del Padre, y del Hijo. Amén.

CORONILLA
(Para ser recitada en las cuentas regulares del Rosario)
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de Tu amor. Envía Tu Espíritu, Señor, y todo será creado. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos.
Oh Dios, que instruíste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, concédenos que animados y guiados por este mismo Espíritu, aprendamos a obrar rectamente siempre, y gocemos de la dulzura del Bien y de Sus divinos consuelos. Por Cristo Nuestro Señor. Amén
  • Credo de los Apóstoles* (Sobre el crucifijo)…
  • Padre Nuestro y Ave María* (en la primera cuenta)…
  • Gloria* (en las 3 cuentas)…

Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, santificado sea Tu Nombre; Venga Tu Reino y hágase Tu voluntad en la tierra, como en el cielo.

PRIMER MISTERIO
EL PLAN DEL ETERNO PADRE PARA REDIMIR AL MUNDO ENVIANDO A SU HIJO UNIGÉNITO
Una voz gritó desde el Trono del Altísimo diciendo, “¿A quién enviaré, quién irá a redimir al mundo y les llevará a ellos Mi Reino?” A falta de una respuesta, Jesús, el Verbo Eterno dijo, “Aquí estoy Yo, envíame a Mi Padre.”
Oración:
Oh Dios, por los méritos de este misterio, hazme un instrumento de salvación y renovación para el mundo. Amén.

Padre Nuestro y Ave María 
En las cuentas pequeñas 10 veces

L: Ven Espíritu Santo, ven a mi corazón y llena los corazones de los fieles.
R: Y renueva la faz de la tierra. (diez veces)

Gloria
Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, santificado sea Tu Nombre; Venga Tu Reino y hágase Tu voluntad en la tierra, como en el cielo.

SEGUNDO MISTERIO
UNA PEQUEÑA NIÑA LLAMADA MARÍA FUE ESCOGIDA PARA SER LA HIJA DE DIOS PADRE, MADRE DE DIOS HIJO Y ESPOSA DE DIOS ESPÍRITU SANTO
Dios envió Su Ángel a una pequeña niña llamada María en el pueblo de Nazaret de Galilea, para anunciar el nacimiento de Su Hijo unigénito. Al saludo del Ángel, el Espíritu Santo descendió sobre ella, y ella concibió por obra y gracia del Espíritu Santo. Al final, ella dio a luz al Redentor del mundo.
Oración:
Oh Dios, por los méritos de este misterio, concédeme la gracia de la pureza y la humildad, para que por la humildad yo aplaste la cabeza de Satanás y por la pureza mi alma pueda ser Tu tabernáculo. Amén.

Padre Nuestro y Ave María 
En las cuentas pequeñas 10 veces:

L: Ven Espíritu Santo, ven a mi corazón y llena los corazones de los fieles.
R: Y renueva la faz de la tierra. (diez veces)

Gloria
Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, santificado sea Tu Nombre; Venga Tu Reino y hágase Tu voluntad en la tierra, como en el cielo.
TERCER MISTERIO
DIOS REVELA SU HIJO AL MUNDO

Cuando llegó el tiempo, Dios reveló su Hijo al mundo. Primero en su Bautismo en el río Jordán cuando Dios dijo: “Este es Mi Hijo, el Amado; éste es Mi Elegido.” (Mateo 3, 17) Y nuevamente,durante la Transfiguración en el Monte Tabor cuando agregó: “Escúchenlo”. (Mateo 17, 5)
Oración:
Oh Dios, por los méritos de este misterio, concédeme la gracia de ser como Tú me creaste, de tal manera que haga las cosas para las que Tú me creaste. Amén.

Padre Nuestro y Ave María 
En las cuentas pequeñas 10 veces:

L: Ven Espíritu Santo, ven a mi corazón y llena los corazones de los fieles.
R: Y renueva la faz de la tierra. (diez veces)

Gloria
Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, santificado sea Tu Nombre; Venga Tu Reino y hágase Tu voluntad en la tierra, como en el cielo.
CUARTO MISTERIO
JESÚS PROCLAMA EL REINO DE DIOS EN LA TIERRA
Cuando llegó el tiempo apropiado, después de ayunar y de ser tentado por el diablo, Jesús fue a las ciudades del mundo y proclamó el Reino de Dios diciendo: “¡Arrepiéntanse! El Reino de Dios está cerca.” Pasó haciendo el bien y llamando a los pecadores a regresar a Dios.

Oración:
Oh Dios, por los méritos de este misterio, concédeme la gracia de proclamar Tu Reino en la tierra con palabras y acciones, para que así Tu Reino llegue pronto a los confines de la tierra. Amén.

Padre Nuestro y Ave María 
En las cuentas pequeñas 10 veces:

L: Ven Espíritu Santo, ven a mi corazón y llena los corazones de los fieles.
R: Y renueva la faz de la tierra. (diez veces)

Gloria
Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, santificado sea Tu Nombre; Venga Tu Reino y hágase Tu voluntad en la tierra, como en el cielo.
QUINTO MISTERIO
EL TRIUNFO EN LA CRUZ

Así como el hombre fue vencido en el árbol; el hombre será redimido en el árbol; para que el árbol que ocasionó la caída del hombre sea el árbol de la resurrección del hombre.” Y Él vino a Su pueblo, pero Su pueblo no lo recibió, más bien, lo arrastraron hasta la montaña llamada Gólgota en donde lo clavaron en la Cruz. En esa Cruz, Cristo anunció su triunfo diciendo: “Todo está cumplido.” (Juan 19, 30)

Oración:
Oh Dios, por los méritos de este misterio, fortalece la fe de Tus pequeños en la tierra. Que ellos puedan unirse a Tu Iglesia para vencer al Dragón Rojo para la manifestación de Tu Glorioso Reino. Amén.

Padre Nuestro y Ave María 
En las cuentas pequeñas 10 veces:

L: Ven Espíritu Santo, ven a mi corazón y llena los corazones de los fieles.
R: Y renueva la faz de la tierra. (diez veces)

Gloria
Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, santificado sea Tu Nombre; Venga Tu Reino y hágase Tu voluntad en la tierra, como en el cielo.
DIOS TE SALVE REINA…
Dios te salve Reina y Madre de Misericordia, vida y dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, Abogada nuestra, vuelve a nosotros esos Tus ojos misericordiosos; y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de Tu vientre. !Oh clemente, oh piadosa, oh siempre dulce Virgen María!
L: Ruega por nosotros Santa Madre de Dios,
R: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo. Amén.
Oremos:
Oh Señor Consolador, Don celestial, Amor del Padre y del Hijo. Ven a mi Corazón con el fuego del Amor y purifica los corazones de los fieles. Siembra en nosotros Tus siete dones y deja que el rocío de Tu gracia santificante nutra nuestras almas para cosechar abundantemente Tus Preciosos Frutos en nosotros. ¡Oh poderoso Consolador! Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.
LETANIAS
Señor, ten piedad de nosotros Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros Señor, ten piedad de nosotros
Padre, Todopoderoso Ten piedad de nosotros
Jesús, Hijo Eterno del Padre y Redentor del mundo Sálvanos
Espíritu del Padre y del Hijo, vida infinita de ambos Santifícanos
Santísima Trinidad Escúchanos
Espíritu Santo, que procedes del Padre y del Hijo, Entra en nuestros corazones Promesa de Dios Padre Ten piedad de nosotros
Rayo de Luz Celestial Ten piedad de nosotros
Autor de todo lo bueno Ten piedad de nosotros
Fuente de agua celestial Ten piedad de nosotros
Fuego consumidor Ten piedad de nosotros
Caridad Ardiente Ten piedad de nosotros
Unción Espiritual Ten piedad de nosotros
Espíritu de Amor y de Verdad Ten piedad de nosotros
Espíritu de Sabiduría y de Entendimiento Ten piedad de nosotros
Espíritu de Consejo y de Fortaleza Ten piedad de nosotros
Espíritu de Ciencia y de Piedad Ten piedad de nosotros
Espíritu de temor de Dios Ten piedad de nosotros
Espíritu de Gracia y de oración Ten piedad de nosotros
Espíritu de Paz y de Mansedumbre Ten piedad de nosotros
Espíritu de Modestia y de Inocencia Ten piedad de nosotros
Espíritu Santo Consolador Ten piedad de nosotros
Espíritu Santo Santificador Ten piedad de nosotros
Don de Dios Altísimo Ten piedad de nosotros
Espíritu que llenas el universo Ten piedad de nosotros
Espíritu de adopción de los hijos de Dios Ten piedad de nosotros
Espíritu Santo Inspíranos horror al pecado.
Espíritu Santo Ven y renueva la faz de la tierra.
Espíritu Santo Derrama Tu luz en nuestras almas.
Espíritu Santo Graba Tu ley en nuestros corazones.
Espíritu Santo Inflámanos con la llama de Tu Amor.
Espíritu Santo Enséñanos a orar bien.
Espíritu Santo Ilumínanos con tus celestiales inspiraciones.
Espíritu Santo Inspíranos en la práctica del bien.
Espíritu Santo Concédenos el mérito de todas las virtudes.
Espíritu Santo Haznos perseverar en la justicia.
Espíritu Santo Sé Tú nuestra recompensa Eterna.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Envíanos Tu Santo Espíritu.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
Derrama en nuestras almas el don del Espíritu Santo
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
Concédenos el Espíritu de Sabiduría y de Pureza.
L: Ven Espíritu Santo y llena los corazones de Tus fieles.
R: Y enciende en ellos el fuego de Tu Amor.

Oremos:
Concédenos, Oh Padre Misericordioso, que Tu Espíritu Divino pueda iluminarnos, inflamarnos y purificarnos; que Él pueda penetrarnos con Su rocío celestial y nos haga fructíficar en buenas obras, por medio de Jesucristo nuestro Señor, Tu Hijo, que Contigo vive y reina en unidad con el mismo Espíritu por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN POR LOS SIETE DONES DEL ESPÍRITU SANTO
Oh Señor Jesucristo, que antes de ascender al Cielo prometiste enviar al Espíritu Santo para completar Tu obra en las almas de Tus apóstoles y discípulos, dígnate concederme el mismo Santo Espíritu para que Él perfeccione en mi alma la obra de Tu gracia y de Tu amor. Concédeme el Espíritu de Sabiduría para que pueda despreciar las cosas perecederas de este mundo y aspirar únicamente las cosas eternas; el Espíritu de Entendimiento para que ilumine mi mente con la luz de Tu Divina Verdad; el Espíritu de Consejo para que pueda siempre elegir el camino seguro para agradar a Dios y ganar el Cielo; el Espíritu de Fortaleza para que pueda cargar mi cruz Contigo y pueda superar con coraje todos los obstáculos que se opongan a mi salvación; el Espíritu de Conocimiento para que pueda conocer a Dios y a mí mismo y crecer en la perfección de la ciencia de los Santos; el Espíritu de Piedad para que pueda encontrar el servicio a Dios dulce y amable; el Espíritu de Temor para que pueda estar lleno de reverencia amorosa hacia Dios y que tema en cualquier modo desagradarlo. Márcame, amado Señor, con la señal de Tus verdaderos discípulos y anímame en todas las cosas con Tu Espíritu. Amén.
(Para ser recitada diariamente durante la novena.