El sacramento de la confesión es un sacramento que no solo produce salud al alma si no que al mismo tiempo es muy saludable para las emociones.
Con esto quiero decir que así como nosotros somos un compuesto de materia y forma (alma y cuerpo) del mismo modo la eficacia de este sacramento actúa intrínsecamente no solo en el alma, si no que de alguna manera la gracia llega a todo aquello que es de orden psicofisiológico como son las emociones las pasiones y lo físico.
¿Qué quiero decir con esto?
Lo explicaré con algunos ejemplos bien concretos:
- Supongamos que cometemos un pecado que nos produce mucho cargo de conciencia, nos avergüenza y por ende, no se lo podemos contar a nadie cercano porque realmente sería humillante.
- Al acercarnos al sacramento de la reconciliación, no solo queda limpia el alma (por que creemos que es el mismo Jesús el que por medio del sacramento y valiéndose del sacerdote como medio es el que perdona), si no que de manera me atrevería a decir casi inmediata uno puede experimentar la agradable sensación de una liberación en lo emocional. Pues al devolversenos la gracia, el sacramento te la aumenta si has caído y además te da auxilios especiales para evitar nuevos pecados.
- Porque el verbalizar algo que nos está angustiando, deprimiendo, desestabilizando, irritando, ect, hace que hagamos catarsis con el sacerdote, y ¿qué es lo excelentísimo de esto?, que la catarsis no se produce de un modo natural, como por ejemplo el hablar con un amigo o contarle al terapeuta, si no que se produce de un modo sobrenatural, porque aparte de verbalizar lo que a uno le angustia, (propiamente el pecado) al mismo instante Jesús está perdonando y sanando el alma.
- Hoy en día hasta la misma ciencia reconoce que la culpa o la falta de perdón produce algunas enfermedades como por ejemplo el cáncer (vale aclarar que no siempre esta enfermedad viene por falta de perdón o culpa) con esto quiero decir que si yo arrastro una falta de perdón con algún hermano, y lo confieso, no solo sé me perdona el mismo, si no que también por medio del sacramento va sanando todo el interior ya que somos como antes mencionaba, un compuesto de materia y forma, es decir, cuerpo y alma.
¿Qué debo confesar?
- Hay que confesar todo aquello que es pecado mortal y muy recomendable también los pecado veniales, esto nos ayudará mantener siempre el alma limpia y en paz. Cuando se trata de exponer al sacerdote nuestras tentaciones y todas aquellas situaciones que nos impiden la unión con Dios, es muy aconsejable acudir a la Dirección Espiritual la cual recomiendo, pues acudir a ella es no sólo muy saludable para el bien del alma, sino que al mismo tiempo genera un equilibrio de las emociones, porque me permite hablar de todo aquello que me aflige, angustia, deprime, y produce tensión en mi ser.
A modo de conclusión.
En lo Espiritual:
Entonces, la confesión es:
- Reparadora: Porque repara los pecados cometidos.
- Liberadora: Porque me libera de las tentaciones, del odio por falta de amor, perdón etc.
- Sanadora: Porque cuando vuelvo a la gracia de Dios mi Alma vuelve a tener vida y se va sanando.
- Purificadora: me purifica al humillarme ante el sacerdote el confesar mis pecados de los cuales tanta vergüenza siento.
- Me libera de las tensiones por cargo de conciencia por el pecado cometido.
- Me libera de la culpa creyendo en que Dios que ya me perdonó, me da la sensación de tener diez kg menos al tener paz en mi conciencia.
- Se disipa la tristeza por haber hecho catarsis con el sacerdote y por ende la conciencia ya nada me reprochará de aquellos pecados confesados.
- Regresa la alegría interior y el bienestar de saber que estoy limpio y en gracia.
- Baja el nivel de ansiedad e irritabilidad y nuevamente vuelve el equilibrio emocional y la salud del alma….
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE EL VALOR DE LA CONFESIÓN
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