miércoles, 20 de mayo de 2015

RESONAR DE LA PALABRA - 20 de Mayo de 2015


Libro de los Hechos de los Apóstoles 20,28-38. 
Pablo decía a los principales de la Iglesia de Efeso: "Velen por ustedes, y por todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha constituido guardianes para apacentar a la Iglesia de Dios, que él adquirió al precio de su propia sangre. Yo sé que después de mi partida se introducirán entre ustedes lobos rapaces que no perdonarán al rebaño. Y aun de entre ustedes mismos, surgirán hombres que tratarán de arrastrar a los discípulos con doctrinas perniciosas. Velen, entonces, y recuerden que durante tres años, de noche y de día, no he cesado de aconsejar con lágrimas a cada uno de ustedes. Ahora los encomiendo al Señor y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para construir el edificio y darles la parte de la herencia que les corresponde, con todos los que han sido santificados. En cuanto a mí, no he deseado ni plata ni oro ni los bienes de nadie. Ustedes saben que con mis propias manos he atendido a mis necesidades y a las de mis compañeros. De todas las maneras posibles, les he mostrado que así, trabajando duramente, se debe ayudar a los débiles, y que es preciso recordar las palabras del Señor Jesús: 'La felicidad está más en dar que en recibir'". Después de decirles esto, se arrodilló y oró junto a ellos. Todos se pusieron a llorar, abrazaron a Pablo y lo besaron afectuosamente, apenados sobre todo porque les había dicho que ya no volverían a verlo. Después lo acompañaron hasta el barco. 

Salmo 68(67),29-30.33-35a.35b-36c. 
Tu Dios ha desplegado tu poder:
¡sé fuerte, Dios, tú que has actuado por nosotros!
A causa de tu Templo, que está en Jerusalén,
los reyes te presentarán tributo.
¡Canten al Señor, reinos de la tierra,
entonen un himno al Señor,
al que cabalga por el cielo,
por el cielo antiquísimo!
El hace oír su voz poderosa,
¡reconozcan el poder del Señor!
Su majestad brilla sobre Israel
¡Bendito sea Dios!

Evangelio según San Juan 17,11b-19. 
Jesús levantó los ojos al cielo, y oró diciendo: "Padre santo, cuida en tu Nombre a aquellos que me diste, para que sean uno, como nosotros. Mientras estaba con ellos, cuidaba en tu Nombre a los que me diste; yo los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura. Pero ahora voy a ti, y digo esto estando en el mundo, para que mi gozo sea el de ellos y su gozo sea perfecto. Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió porque ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad. Así como tú me enviaste al mundo, yo también los envío al mundo. Por ellos me consagro, para que también ellos sean consagrados en la verdad." 

Comentario del Evangelio por 
San Cipriano (c. 200-258), obispo de Cartago y mártir 
De la Unidad de la Iglesia.
«Que ellos sean uno»

        Hermanos, ¿quién será por tanto bastante pérfido y bastante forzado discutir en su pasión, para imaginar que puede ponerse en su causa y atreverse él mismo a romper la unidad de Dios, el testamento del Señor, la Iglesia de Cristo?( cf Jn 19, 24) En su Evangelio Dios nos ha dado esta advertencia: « habrá un solo rebaño y un solo pastor»(Jn 10, 16) ¿Cabe pensar que en un mismo lugar pueda haber normalmente varios pastores y varios rebaños? Escuchad cómo el apóstol Pablo recomienda igualmente esta unidad: « Hermanos os ruego en el nombre de Cristo Jesús nuestro Señor, tened todos un mismo hablar y no haya divisiones entre vosotros. Sed todos unidos en el mismo espíritu y en los mismo sentimientos, soportándoos mutuamente con amor, esforzándoos en conservar la unidad del Espíritu por el vínculo de la paz.( 1Co 1,10; Ef 4, 2-3)

        Por tanto ¿pensáis quedar en pie y vivos todavía, si abandonáis la Iglesia, para establecer en otra parte vuestra permanencia, y alejar de ella vuestro hogar? A propósito de la Pascua ¿no está dicho en el Éxodo que el cordero del sacrificio significado el de Cristo, debe ser comido en una misma casa ( Ex 12, 46) La carne de Cristo, cosa  santa del Señor, más que la comida del cordero no puede ser tirada fuera. Los creyentes por tanto no pueden tener otro hogar que la Iglesia  una; este hogar, lugar de pensamiento unánime, el Espíritu lo ha dicho cuando sugiere en el salmo (122):»Dios hace habitar en un mismo lugar corazones unidos». Es en la casa de Dios, en la Iglesia de Cristo donde viven  los corazones unidos, que pueden mantenerse en la concordia y en la sencillez.

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