La vida esta hecha de pequeños y grandes desafíos, y todos son necesarios para crecer, madurar y avanzar en la caminata. Todo depende de la forma en que vemos y acogemos cada uno de ellos. Si nos quedamos parados en los hechos negativos, nos hundiremos, si miramos con esperanza, veremos, aún en las situaciones más desencontradas, una oportunidad para ir más allá. Todos los tiempos de nuestra vida son necesarios y, aun cuando no entendemos, necesitamos vivirlos bien, porque “Sabemos, además, que Dios dispone, todas las cosas para el bien de los que lo aman…” (Rm 8,28).
Señor, enséñanos a vivir bien cada momento de nuestra vida.
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