miércoles, 31 de diciembre de 2014

¡Gracias! ¡Perdón!

Al finalizar el año el Papa recomienda agradecer y pedir perdón a Dios   

El Papa Francisco presidió la última celebración pública del 2014, las visperas de Nuestra Señora, en Vaticano

Siguiendo la tradición, este último día del año, 31 de diciembre, el Papa Francisco presidió a las 5 pm ( de Italia), en la Basílica de San Pedro, la celebración de las primeras vísperas de la solemnidad de María Santísima, concluyendo con el canto Te Deum, en acción de gracias por el 2014

El Papa inició su última reflexión del año después de la lectura del trecho de la Carta a los Gálatas que dice: “Cuando se completó el tiempo previsto, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, sujeto a la ley, a fin de rescatar a los que estaban sujetos a la Ley y para que todos recibiésemos la filiación adoptiva (cf. Gl 4. 4-5)”.

En este sentido, Francisco afirmó que el significado de “tiempo” es ser mensajero de Dios, tocado por Cristo, el Hijo de María. Entonces, el “tiempo” se volvió salvífico, definitivo de la salvación y de la gracia”.

Después, el Papa dijo que la Iglesia propone al concluir cada año y todos los días, un examen de conciencia para agradecer al Señor por lo que se recibió y repensar las faltas.

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“Agradecer y pedir perdón: es lo que hacemos hoy al finalizar un año. Alabamos y pedimos perdón”

Según el Papa, el motivo fundamental de dar gracias a Dios es este: “El nos hizo sus hijos”. “Pero ¿no somos ya todos hijos de Dios? Si, porque Dios es Padre. Pero no nos olvidemos de que por el pecado fuimos alejados de su filiación. Nuestra relación filial es profundamente herida. Pero en Jesús somos libres. El murió en la cruz para darnos la remisión del pecado y rescatar la condición de hijos”.

Agradecer, dijo el Papa, es también motivo del examen de conciencia; “De preguntarnos ¿cómo es nuestra forma de vivir? ¿Vivimos como hijos o como esclavos? O vivimos la lógica mundana, corrupta, haciendo lo que el diablo nos hace creer?” cuestionó.

Francisco afirmó que el hombre está inclinado a resistir esa liberación que Jesús trajo. “Tenemos miedo de la libertad”, destacó. La libertad, según dijo, asusta al hombre, al contrario de la esclavitud, le impide vivir plenamente el presente porque le quita sentido al pasado y le hace creer que no se puede soñar, volar y esperar. .

“En nuestros corazones se anida la nostalgia por la esclavitud porque trae seguridad, al revés de la libertad que es más arriesgada. “Concluir el año es volver a afirmar que existe una honra, que existe la plenitud del tiempo. Al concluir este año, nos hará bien pedir la gracia de caminar en libertad, para reparar los errores y defendernos de la nostalgia de la esclavitud”, dijo.

Francisco concluyó su reflexión pidiendo que la Santa Virgen ayude a todos a acoger a Jesús con el corazón abierto a fin de vivir realmente con libertad, como “hijos de Dios”

De la redacción de Canción Nueva en español

PARA NO CAER EN LA DEPRE DE FIN DE AÑO

El fin de año nos puede traer sentimientos que nos llevan a un estado depresivo

“No pude adelgazar los 5 kg que tenía como meta al inicio del año!, “no pasé la maestría, hice todo lo que pude pero aún así no lo alcancé!, “terminé una relación de 5 años”, “no viajé a donde había planeado”

Fin de año es un tiempo en el cual, queriendo o no, somos sometidos a innumerables balances y evaluaciones. Los comercios cierran para hacer balances, las empresas lo hacen para “evaluar desempeños”, los cursos universitarios se concentran en sus procesos de selección, en la tv tenemos innumerables retrospectivas, hasta el facebook e instagram nos invitan a hacer una retrospectiva del año que pasó.

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Estimado, no hay como huir, pues el universo conspira “contra ti”. Detenerse un poco para percibir lo que viviste, es un hecho con el cual necesitas saber lidiar.

Te debes estar preguntando ¿Por qué él comenzó este texto con situaciones de fracaso? hechos que seguramente, no agradan a quienes lo vivieron en su propia piel? Yo esperaba cinco tips para vivir bien el momento de fin de año.

Si, lo hice apropósito pues el error no está en evaluarnos o en hacer nuestros balances sino en cómo los hacemos, pues la primera acción que tenemos es de super valorizar lo que no salió como queríamos. Lamentablemente nuestro cerebro tiene una atracción por lo negativo y con esa atracción surgen sentimientos de culpa, remordimientos, auto condenación, etc, los que si no son bien administrados, nos pueden paralizar e impedir tener una vida más plena y feliz.

El fin de año nos puede traer sentimientos que nos llevan a un estado depresivo y nos dejan, sin muchas ganas de vivir la novedad que vendrá (recordando que para diagnosticar una depresión el psiquiatra o psicólogo necesita considerar varios factores como el tiempo de duración, la frecuencia y la gravedad del estado emocional).

Mi hermana, por ejemplo, me dijo recientemente: “Adriano, mi vida profesional no fue muy buena, intenté hacer esto y lo otro, pero parece que nada funcionó”. Sí, de hecho, es algo que angustia, pero al mismo tiempo, ella está comenzando un nuevo negocio, está trabajando con la ciudad, ya tiene varios clientes y está caminando super bien. Yo le dije “Mira que genial, estás comenzando algo nuevo y prometedor, tal vez lo que querías no estaba en los planes de Dios pero con tu garra, esto que estás iniciando puede estar en Sus planes. Entonces, lánzate a lo nuevo”.

La situación que presenté arriba necesita ser una intuición para nosotros, o sea, no podemos quedarnos en ese estado depresivo que nos acusa en todo momento. Nada de fijar los ojos en lo que no funcionó, ni quedarse rumiando los acontecimientos y después colocar hacia afuera la amargura, acidez, auto-victimismo, porque eso no funciona, no nos hace bien!

Entonces, veamos unos tips que nos pueden ayudar en este momento de New Year’s blues. En inglés, este término es usado para referirse a la tristeza que llega a fin de año.

* Pregúntate: ¿Para qué? y no ¿Por qué yo? El “¿por qué yo?” nos coloca en la situación de quedarnos mirando nuestro ombligo y así tenemos una visión limitada de los hechos y de los acontecimientos. El “para qué” nos coloca en una posición de mirar la situación y actuar sobre ella, la usa a nuestro favor.

* Cambio en acción: Si al hacer el balance llegamos a la conclusión de que debemos cambiar alguna cosa, hagamos primero un firme compromiso con nosotros mismos y nuestras potencialidades. No nos paralicemos, establezcamos metas.

Sé específico: Cuando hacemos una revisión de vida miramos de forma global pero es necesario que seamos específicos en lo que fue vivido, dando el peso correcto a cada cosa. A veces tenemos problemas financieros y ya estamos diciendo: “soy un fracasado”, “no hay forma”. Calma, no es así. Peso correcto, medida correcta.

* Examina tus expectativas: ¿Son reales o ilusorias? ¡Seamos sinceros! A veces ganamos lo suficiente para comprar un carro popular, pero ya colocamos como meta comprar un Mercedes cero kilómetro. No quiero “echar un balde de agua fría” en ti, pero es mejor dividir los objetivos en etapas que dar un salto más grande que la pierna.

Sueña los sueños de Dios: Todo lo que dije arriba solo tendrá sentido si la primera postura asumida es: “esto está dentro de la voluntad de Dios para mi?. Sin esto, nada funciona, no hay como ser plenamente feliz. No que Dios quiera manipularnos y hacer las cosas a su forma, sino que por conocernos tan bien, sabe lo que tu corazón desea realmente.

En fin, miremos hacia adelante y hacia lo que vendrá. Sepamos lo que no se puede cambiar y usémoslo a nuestro favor para cambiar nuestra forma de encarar la vida, pues un nuevo tiempo está comenzando!
¡Estamos juntos!

Adriano Gonçalves
Misionero de la Comunidad Canción Nueva
fuente CANCION NUEVA EN ESPAÑOL

Bendición

Padre Amoroso,
La Luz de la mañana me hace pregustar
El tiempo que viene.
La Luz que resplandecerá cuando Tu Hijo vuelva!
La Luz que todo lo penetrará.
En mi presente, penetra la gracia de Tu Espíritu mi vida.
¡Ven y derrama lluvia abundante de Amor!
Derrámate Dador de todo Bien!
Llena con “Tu aceite” mi cántaro

Y sella mi ser con Tu impronta.



martes, 30 de diciembre de 2014

¿Cómo ofrecer mi vida concretamente?

Es necesario seguir aprendiendo a realizar nuestras aspiraciones más sublimes.
Es así que aprendemos a ser felices.
Quien quiere ofrecer su vida concretamente debe comprender que únicamente ofreciéndose a los otros es que esa ofrenda será legítima, verdadera.
Es dándonos al prójimo en las actividades del día a día, en las palabras, en los gestos, en la paciencia, en el tiempo que gastamos con ellos, sirviéndoles, acogiéndoles, rezando por ellos, oyendoles y esperándolos que nos ofrecemos al Señor.
Quien quiere donarse a Dios sin ofrecerse al prójimo, ¡se engaña!

Con cariño y oraciones,
Tu hermano,
Ricardo Sá

Buen día, Espíritu Santo


Pequeño y Divino Señor,
Tú que siendo grande hallaste gozo en ser llamado
"hijo del carpintero";
Tú que siendo artesano del Hombre,
te hiciste nada para rescatar lo que nada podía ofrecerte;
Acompaña con Tu Espíritu nuestro día!
Envía desde el Cielo las entrañas de Tu Corazón,
Tu mismo Espíritu Santo!
Que en Él seamos fortalecidos!
Que en Él seamos ungidos!
Que en Él seamos llenos de júbilo y alegría.
Por el honor de Tu Nombre Santo,
conserva nuestras vidas en tu paz,
Danos la gracia de ser fieles a las promesas del bautismo
y sella, imprime en nosotros, la huella imperecedera de pertenencia:
¡séllanos con Espíritu Santo!

Apoyados por el poder divino

Del Tratado de san Hipólito, presbítero, Refutación de todas las herejías
(Cap. 10, 33-34: PG 16, 3452-3453)
EL VERBO HECHO CARNE NOS DEIFICA
No fundamentamos nuestra fe en palabras vanas ni nos dejamos arrastrar por los impulsos del corazón ni nos seduce la suavidad de palabras persuasivas, sino que nuestra fe se apoya en las palabras pronunciadas por el poder divino.

Dios confió estas palabras al Verbo, y el Verbo las profirió para apartar al hombre de la desobediencia, no coaccionándolo por fuerza como si se tratara de un esclavo,

sino llamándolo para que lo siguiera libre y voluntariamente.

Al fin de los tiempos el Padre envió al Verbo -pues ya no quería hablar por medio de los profetas ni ser anunciado en figuras-, ordenándole que se manifestara en forma visible, para que el mundo al verlo pudiera ser salvado.

Sabemos que este Verbo tomó un cuerpo de la Virgen y que hizo del hombre viejo una nueva creación. Sabemos que fue plasmado de nuestra misma substancia; porque si hubiera obrado de otro modo en vano nos mandaría que lo imitáramos como a un maestro.

En efecto, si este hombre hubiera sido formado de una substancia distinta de la nuestra, ¿cómo podría mandarme tales cosas a mí, que nací débil? ¿Cómo podríamos, en tal caso, decir que él es bueno y justo?

Para que no lo creyéramos diferente de nosotros, soportó fatigas, quiso tener hambre y no rehusó tener sed, tuvo necesidad de descanso, no rechazó los sufrimientos de la pasión, se sometió a la muerte y quiso manifestarnos su resurrección. En todo esto ofreció su humanidad como primicias, para que tú, en medio de los sufrimientos, no te desanimes, sino que, recordando tu condición de hombre, esperes recibir, también tú, lo que Dios quiso darle a él.

Cuando ya contemples a Dios tal cual es, tendrás un cuerpo inmortal e incorruptible, como el alma, y poseerás el reino de los cielos, tú, que, viviendo en la tierra, conociste al Rey celestial; participarás de la felicidad de Dios, serás coheredero de Cristo y ya no estarás sujeto a las pasiones ni a las enfermedades, porque habrás sido hecho semejante a Dios.

Todos los males que soportaste en cuanto hombre, Dios te los envió precisamente porque eres hombre; en cambio, todo aquello que es propio de Dios, él prometió dártelo cuando seas divinizado y alcances la inmortalidad. Conócete, pues, a ti mismo, reconociendo al Dios que te hizo; pues conocer a Dios y ser conocido por él corresponde a aquel que ha sido llamado por Dios.

Por tanto no discutáis entre vosotros ni dudéis en volver a él. Cristo es Dios por encima de todas las cosas; él quiso borrar el pecado de los hombres renovando al hombre viejo, que él había creado a su imagen desde el comienzo, manifestándote, de este modo, el amor que tiene por ti. Si obedeces sus mandatos y, por tu bondad, imitas al que es bueno, llegarás a ser semejante a él, y él te honrará; pues no es mezquino el Dios que te ha hecho dios para su gloria.

¿Qué es la octava de Navidad?

¿Cómo vivir este “tiempo especial de gracias” de Nuestra Iglesia?

Lamentablemente la mayoría de los católicos no sabe de la importancia de la “octava de navidad”, ni de la “octava de Pascua”. Como esas dos Solemnidades litúrgicas son las más importantes del Año Litúrgico pues marcan el Nacimiento y la Resurrección de Jesús, la Iglesia prolonga sus celebraciones por ocho días. ¿Con qué intención?

Con la intención de que “el tiempo especial de gracias” que significa Pascua y Navidad, se extienda por ocho días y el pueblo de Dios pueda beber más copiosamente y por más tiempo, las gracias de Dios en este tiempo favorable, donde el cielo besa la tierra y derrama sobre ellas sus bendiciones copiosas.


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Pero, solo se puede beneficiar de esas gracias abundantes y especiales, aquellos que tienen sed, que conocen, que creen y que piden. Es una ley de Dios, quien no pide, no recibe. Y solo recibe quien pide con fe, esperanza, confianza y humildad.

Las mismas gracias y bendiciones de Navidad se extienden hasta el fin de la Octava. Y en este periodo la Iglesia añade la celebración de algunos santos. El dÍa 26 de Diciembre la memoria del gran San Esteban, el primer mártir del cristianismo, para que con su intercesión, las gracias de la Navidad sean aún más copiosas sobre nosotros.

Después tenemos la memoria de los Santos inocentes que Herodes mandó matar. Ellos interceden por nosotros con su sangre inocente. De San Juan evangelista, el “discÍpulo que Jesús amaba”, y otros santos.

A la mitad de la Octava, en el domingo después de la Pascua, la Iglesia nos lleva a mirar y meditar la Sagrada Familia de Nazaret. Es momento de decir como la canción “Jesús, MarÍa y José, nuestra familia vuestra es”. Es el momento de hacer un largo silencio frente al pesebre y aprender las grandes lecciones de esta Familia, a travpes de la cual el Salvador quiso entrar en nuestra historia.

¡No dejes pasar este tiempo de gracias en vano! Vive ocho días de Navidad y cosecha las bendiciones. No tengas prisa, reclamamos tanto de nuestras miserias pero despreciamos tanto los remedios que Dios coloca a nuestra disposición con tanta frecuencia.

Muchas veces somos miserables sentados encima de grandes tesoros pues perdemos la llave que podía abrirlos. Es la llave de la fe, que tan maternalmente la Iglesia coloca todos los años en nuestras manos. ¿Pero quien cree? ¿quién vive eso? ¿Quién pide? ¿Quién reza?

Deténte frente al Pesebre, durante estos días y reza con devoción, con corazón y tu vida se transformará.

Profesor Felipe Aquino 
Master y Doctor en Ingeniería Mecánica. Recibió el título de Caballero de la Orden de San Gregorio Magno por el Papa Benedicto XVI, es autor de varios libros y presentador de programas de televisión y radio de la comunidad Canción Nueva
fuente PORTAL CANCIÓN NUEVA

RESONAR - Martes 30 Diciembre


Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2,12-17):

Os escribo, hijos míos, que se os han perdonado vuestros pecados por su nombre. Os escribo, padres, que ya conocéis al que existía desde el principio. Os escribo, jóvenes, que ya habéis vencido al Maligno. Os repito, hijos, que ya conocéis al Padre. Os repito, padres, que ya conocéis al que existía desde el principio. Os repito, jóvenes, que sois fuertes y que la palabra de Dios permanece en vosotros, y que ya habéis vencido al Maligno. No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, no está en él el amor del Padre. Porque lo que hay en el mundo –las pasiones de la carne, y la codicia de los ojos, y la arrogancia del dinero–, eso no procede del Padre, sino que procede del mundo. Y el mundo pasa, con sus pasiones. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Palabra de Dios

lunes, 29 de diciembre de 2014

Buen día, Espíritu Santo


¡Buen día, Espíritu Santo!
Así como despejado amaneció el nuevo día,
Así despeja en mis horizontes las nubes
De la indiferencia, la codicia y el mal humor.
Que en el camino de la semana elija siempre
Aquello que más tiende a Ti, Dios de mis alegrías,
Aquello que devuelve a mi rostro Tu Rostro.
Y Visítame con tu Gracia, aquella que renueva y santifica.
¡Dime!,
¿qué podemos hacer juntos hoy?

domingo, 28 de diciembre de 2014

RESONAR PALABRA - Lunes 29


Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 82,3-11):

En esto sabemos que conocemos a Jesús: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo le conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él debe vivir como vivió él. Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que tenéis desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis escuchado. Y, sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo –lo cual es verdadero en él y en vosotros–, pues las tinieblas pasan, y la luz verdadera brilla ya. Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.

Palabra de Dios

COMENTARIO A LA PALABRA DEL DÍA
Queridos amigos y amigas:
Se acerca el final del año. Han pasado varios meses, muchos días, un montón de acontecimientos… La historia “cumple” un año más… Pero, ¿qué significa “cumplir”?
Cumplir no es solamente estar, pasar el tiempo. Se “cumple” cuando se hace aquello para lo que uno estaba allí, cuando se hace lo que se debe, cuando se realiza lo que convenía. Si esto es así, “cumplir” un año nuevo es algo más que dejar que los días pasen.
La palabra de Dios viene a iluminarnos. Y nos presenta una figura que ha “cumplido” con la vida: Simeón. Es un hombre mayor. Y siente que es la vida la que ha cumplido con él. Por eso ya no se aferra a la existencia, y le dice a Dios, con esas bellas palabras, que le lleve cuando quiera: “Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador…”.
Al final, cumplir con la vida es reconocer que la vida ya ha cumplido contigo, puesto que todo es gracia -gratis-. Te han regalado la existencia, las capacidades, las posibilidades… Se te ha dado conocer y creer en el Señor de la Vida… Y, desde ahí, se te invita a responder agradecido, dando a manos llenas lo que recibiste gratis.
Pero como la vida también es lucha, y a veces recibimos golpes, y hay “espadas que nos atraviesan el corazón”, para poder llegar a darse confiadamente, como Simeón, será necesario reconciliar y sanar esas heridas. En Jesús tenemos también al compañero y sanador, porque también él pasó por lo nuestro y conoce de qué están hechas las llagas.
“Señor Jesús,
al acercarse el final de este año
te doy las gracias porque estás cumpliendo conmigo.
Gracias por todo lo recibido.
Y ayúdame a reconciliar todo lo difícil.
Para poder yo también, como Simeón,
cumplir con la vida y no aferrármela,
sino entregarla con la misma generosidad
con la que lo hiciste Tú.
Señor Jesús,
Señor de nuestras horas,
Señor de nuestros días,
Señor de nuestros sueños”.
Vuestro hermano en la fe:
Luis Manuel Suárez CMF

Chequeo con Francisco - Alzheimer Espiritual




Angelus Domingo Sagrada Familia



En el domingo de la Fiesta de la Sagrada Familia, sumergidos en el clima de la Navidad, ante la multitud de fieles y peregrinos que llegaron a la Plaza del Santuario de San Pedro para rezar con el Papa y recibir su bendición, Francisco invitó a imaginar a esta pequeña familia en medio de tanta gente en el gran templo. No se distinguen, pero no pasan desapercibidos a dos ancianos llenos del Espíritu Santo y de profecía que los reconocen.
"El mensaje que proviene de la Sagrada Familia-explicó el Obispo de Roma- es sobre todo un mensaje de fe. En la vida familiar de María y José, Dios es verdaderamente el centro en la persona de Jesús. Por esto la Familia de Nazaret es santa, porque está centrada en Jesús. Cuando los padres y los hijos respiran juntos este clima de fe, poseen una energía que les permite afrontar pruebas también difíciles, como muestra la experiencia de la Sagrada Familia, por ejemplo, el evento de la dramática huída a Egipto". El texto completo de la meditación del Papa es el siguiente:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En este primer domingo después de Navidad, mientras estamos todavía inmersos en el clima gozoso de la fiesta, la Iglesia nos invita a contemplar la Santa Familia de Nazaret. El Evangelio hoy nos presenta a la Virgen y San José en el momento en el cual, cuarenta días después del nacimiento de Jesús, se dirigen al templo de Jerusalén. Lo hace en religiosa obediencia a la Ley de Moisés, que prescribe ofrecer al Señor al primogénito (cfr. Lc 2,22-24).
Podemos imaginar esta pequeña familia, en medio a tanta gente, en los grandes cortiles del templo. No resalta a los ojos, no se distingue… ¡Pero todavía no pasa inobservada! Dos ancianos, Simeón y Ana, movidos por el Espíritu Santo, se acercan y se ponen a alabar a Dios por ese Niño, en el cual reconocen al Mesías, luz de las gentes y salvación de Israel (cfr. Lc 2,22-38). Es un momento simple pero rico de profecía: el encuentro entre dos jóvenes esposos llenos de alegría y de fe por las gracias del Señor; y dos ancianos también ellos llenos de alegría y de fe por la acción del Espíritu. ¿Quién los hace encontrar? Jesús. Jesús es Aquel que acerca a las generaciones. Es la fuente de aquel amor que une a las familias y a las personas, venciendo toda desconfianza, todo aislamiento, todo alejamiento. Esto nos hace pensar también a los abuelos: ¡Cuánto es importante su presencia! ¡Cuánto es precioso su rol en las familias y en la sociedad! Las buenas relaciones entre jóvenes y ancianos es decisivo para el camino de la comunidad civil y eclesial.
El mensaje que proviene de la Sagrada Familia es sobre todo un mensaje de fe. En la vida familiar de María y José Dios está verdaderamente al centro, y lo está en la persona de Jesús. Por esto la familia de Nazaret es santa: porque está centrada en Jesús.
Cuando los padres y los hijos respiran juntos este clima de fe, poseen una energía que permite a ellos afrontar pruebas también difíciles, como muestra la experiencia de la Sagrada Familia, por ejemplo en el evento dramático de la huida en Egipto.
El Niño Jesús con su Madre María y con San José son un icono familiar sencillo pero sobre todo luminoso. La luz que ella irradia es luz de misericordia y de salvación para el mundo entero, luz de verdad para todo hombre, para la familia humana y para cada familia. Esta luz que viene de la Sagrada Familia nos anima a ofrecer calor humano en aquellas situaciones familiares en el cual, por diversos motivos, falta la paz, falta la armonía y el perdón. Nuestra concreta solidaridad no disminuya especialmente en relación a la familia que están viviendo situaciones muy difíciles por las enfermedades, la falta de trabajo, las discriminaciones, la necesidad de emigrar…
Encomendamos a María, Reina de la familia, a todas las familias del mundo, para que puedan vivir en la fe, en la concordia, en la ayuda recíproca, y para esto invoco sobre ellas la materna protección de quien fue madre e hija de su Hijo.
(Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:)
Queridos hermanos y hermanas:
Mis pensamientos están en este momento en los pasajeros del avión malasio que desapareció durante un viaje entre Indonesia y Singapur, así como en los pasajeros de los buques en tránsito en las últimas horas en las aguas del mar Adriático involucrados en algunos accidentes.
Mi cercanía con afecto y oraciones a la familia y a quienes viven con el temor y el sufrimiento de estas situaciones difíciles y a todos aquellos involucrados en las operaciones de rescate. Y, por favor, seguid rezando por mí. No lo olvidéis.
¡Buena fiesta y buen almuerzo! Hasta pronto
Francisco

Chequeo con Francisco: "mala coordinación"

En éstos días en que, de la mano de Francisco, estamos "chequeando" nuestro espíritu, nuestra vida, queremos ver, a la Luz de la Gracia, también nuestras familias...
Hoy celebramos y miramos a la Sagrada Familia, y pedimos la gracia de la "armonía cimentada en el amor".



Buen día, Espíritu Santo!


Señor y Dios Nuestro,
Tú eres la Roca, la única roca-
Tú eres el Fundamento,
Sobre Ti está cimentado lo que soy,
sobre Ti descansa mi ser, la obra de Tus manos.
En esas misma manos me pongo en ésta mañana.
Porque no confío en mis fuerzas,
sino en Tu Amor,
Porque sé que mi debilidad es grande,
sólo confío en Tu Amor;
Porque estoy necesitado de Tu Gracia,
sólo confío en Tu Amor.
Lléname con Tu Espíritu;
Visítame con Tu Unción, con Tu Poder.
Siembra alegría en mi corazón,
hazme crecer en humildad,
despierta y potencia mis capacidades dormidas,
dame serenidad y paciencia para enfrentar lo cotidiano,
lo que se vuelve rutina, lo que no comprendo ni deseo.
Y Aliméntame.
Con Tu Cuerpo, que es Vida.
con Tu Palabra, que es Salvación.
Amén.

RESONAR Domingo 28


Evangelio según san Lucas (2,22-40), del domingo, 28 de diciembre de 2014
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Lectura del Santo Evangelio según san Lucas (2,22-40):

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor. (De acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: "Todo primogénito varón será consagrado al Señor"), y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones". Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre honrado y piadoso, que aguardaba el Consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. 
Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. 
Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.


sábado, 27 de diciembre de 2014

ALEGRÍA EN EL SEÑOR

Monseñor Alberto Taveira presenta diez tópicos que él llama “receta de la alegría”, realización deseada para fin de año

La iglesia  y el mundo continúan sorprendiéndose con las actitudes y palabras del Papa Francisco, novedad de Dios ofrecida a todos, con seguridad, coherencia, claridad y capacidad de decisión que edifican a las personas más cercanas y a los que se encuentran en las periferias geográficas y existenciales. El Papa propone continuamente la vuelta al Evangelio y la oportunidad de conversión a los que se encuentran en la Iglesia y a los que la miran de lejos. Que nadie espere actitudes contrarias a la enseñanza moral o irresponsabilidades en la conducción de la Iglesia. Al realizar la reforma de la Curia Romana o la reflexión sinodal sobre la familia, aún cuando pretenden colocar en su boca palabras y propuestas extrañas, basta escucharlo directamente o leer sus documentos para verificar la clara línea de evangelizador incansable y coherente, regalo de Dios para nuestro tiempo.

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Así, deseo compartir el camino de la alegría cristiana, a partir de las constataciones y provocaciones positivas hechas por el Santo Padre en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium.

“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de aquellos que se encuentran con Jesús.  Cuantos se dejan salvar por El son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior y de la lejanía! Con Jesucristo renace sin cesar la alegría. Quiero dirigirme a los fieles cristianos a fin de invitarlos para una nueva etapa evangelizadora marcada por esta alegría e indicar caminos para el camino de la Iglesia en los próximos años. El gran riesgo del mundo actual, son sus múltiples ofertas de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón comodista y mezquino, de la búsqueda desordenada de placeres superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la vida interior se cierra en los propios intereses, deja de haber espacio para los otros, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor ni hierve el entusiasmo por hacer el bien. Este es un riesgo, seguro y permanente, que corren también las personas de fe. Muchos caen en él, transformándose en personas resentidas, reclamonas y sin vida. Esta no es la elección de una vida digna y plena, este no es el designio que Dios tiene para nosotros, esta no es la vida en el Espíritu que brota del corazón de Cristo resucitado. Invito a todos los cristianos en cualquier lugar y situación en que se encuentre. a renovar hoy mismo su encuentro personal con Jesucristo o por lo menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por él, de buscarlo día a día sin cesar. No hay motivo para que alguien piense que esta invitación no es para sí, ya que nadie queda fuera de la alegría que el Señor trae. Quien se arriesga, el Señor no lo defrauda  y cuando alguien da un pequeño paso en dirección a Jesús, descubre que El ya esperaba de brazos abiertos su llegada.” (EG 1-3).

Este es un regalo digno de ser pedido y compartido en esta Navidad, la verdadera alegría. Con cierta frecuencia aparecen propuestas de “decálogos”. En el texto de la Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicenses (5, 16-24), identifiqué diez indicaciones que deseo llamar “receta de la alegría”, en tiempos en los que las personas se equivocan pensando solo en adornos y regalos.

“Esten siempre alegres” es la recomendación de San Pablo. Alegría es tarea, virtud a ser practicada, decisión tomada con claridad, antes de ser una efusión de ruido o carcajadas, quien sabe motivadas por exterioridades que no realizan a las personas.

“Oren sin cesar” Como sabemos que quien reza se salva, tenemos también la seguridad de que el llamado a la oración, especialmente en la participación de la Santa Misa, es el camino seguro para mantener la verdadera alegría.

“Den gracias en todas las circunstancias” Mirad alrededor e identificar los innumerables motivos que  tenemos para agradecer, mucho más grandes que los problemas que existen. Vale la pena apoderarse, con la gracia de Dios, de la buena noticia de cada dia.

“No entristezcan al Espíritu”. Es por él que somos conducidos y seremos felices si escuchamos siempre su voz, que se manifiesta en nuestra conciencia.

“No desprecien los dones de la profecía, sino que examinen todo y quédense con lo bueno”. El Señor no nos entregó a la suerte de los acontecimientos, sino que nos garantizó la asistencia del Espíritu Santo, para discernir lo que es útil para nuestra salvación. Vale la pena prestar atención, porque hay mucha inspiración enviada por Dios a los pequeños y a los más jóvenes.

“Aléjense de toda especie de mal”. No jugar con fuego para no quemarse, nos enseñan nuestros padres. Radicalidad, huir del pecado, seriedad en la vivencia de la ley de Dios.

“Que el mismo Dios de la paz vos santifique enteramente”. Buscar la paz y la realización fuera de Dios solo conduce al fracaso. Nuestro mundo multiplica leyes y regulaciones, pero le falta el alma para encontrar la paz que solo puede venir de Dios.

“Todo vuestro ser, el espíritu, el alma y el cuerpo, sea guardado irrepreensible”. No basta tener cuidado con el cuerpo, la higiene, la alimentación y los ejercicios físicos. Es necesario cuidar la vida interior si queremos ser realmente felices y alegres!

Si nosotros hemos puesto nuestra esperanza en Cristo solamente para esta vida, seríamos los hombres más dignos de lástima”  (1 Cor 15,19). Fuente de felicidad es mirar también para la eternidad, después de nuestra Pascua personal en la muerte.

“Aquel que los llamó es fiel y El mismo hará la obra“. La última recomendación es la certeza de que estamos en las manos de quien nos puede dar la verdadera alegría

¡Experimenta esta receta!
Monseñor Alberto Taveira
fuente Portal Canción nueva

viernes, 26 de diciembre de 2014

RESONAR DE LA PALABRA - Sábado 27 Diciembre









Comienzo de la primera carta del apóstol san Juan (1,1-4):

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos: la Palabra de la vida (pues la vida se hizo visible), nosotros la hemos visto, os damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y se nos manifestó. Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis unidos con nosotros en esa unión que tenemos con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos esto, para que nuestra alegría sea completa.

Palabra de Dios

COMENTARIO
San Juan, Apóstol y Evangelista
Seguimos en plena octava de Navidad, y la liturgia nos presenta de nuevo a otro testigo y Apóstol de la Buena Noticia: San Juan. Aquel joven discípulo que aparece en el Evangelio de hoy, “al que tanto quería Jesús”, debió ser el mismo que años más tarde recogería lo que sus ojos vieron y sus oídos oyeron en el que conocemos como Evangelio de San Juan. Matizaciones exegéticas aparte, lo cierto es que la tradición nos ha transmitido que un tal Juan, Apóstol del Señor, seguramente el más joven de ellos y que pudo gozar de un cariño especial por parte de Jesús, fue testigo de la Resurrección y estuvo detrás de la confección del último de los Evangelios. En él nos ha dejado textos especialmente profundos e inspirados sobre el Misterio del Hijo de Dios, como el que escuchamos en la Eucaristía del día de Navidad, así como relatos que no aparecen en ninguno de los otros Evangelios. También se atribuyen a San Juan las Cartas que llevan su nombre: de la primera de ellas es la primera lectura de hoy.
San Juan es testigo directo del Misterio del Dios Encarnado por Amor. Lo visto, lo oído, lo contemplado y palpado es lo que lo que nos ha transmitido: la Palabra de la Vida que “se hizo visible” en la persona, palabra y vida de aquel tal Jesús. Declara haberlo hecho “para que estéis unidos con nosotros” por el mismo amor que la comunidad cristiana recibe de la unión del Padre y del Hijo. Y para que “nuestra alegría sea completa”. Enamorado de Cristo, llamado por él a ser su testigo, Juan no puede sino anunciar a todos el Amor sin medida que ha descubierto en su Señor.
También nosotros somos testigos de Cristo, nacido de María, Palabra Encarnada, muerto en la Cruz, Salvador y Vida en la Resurrección. No testigos directos, pero de algún modo también somos testigos de su presencia en el Espíritu: lo sentimos en el corazón, se manifiesta en la comunidad, viene a nosotros en la Eucaristía y en los que sufren, nos llena de alegría, paz y esperanza. Y escuchamos en lo más profundo de nosotros mismos su llamada a ser sus testigos, para que crezca la comunidad de hermanos unidos en el Hijo y en el Padre por el Espíritu Santo, y para que nuestra alegría, también la de la Iglesia y la de Dios mismo, sean completas.

NOCHE DEL ABRAZO


Ayudando al hijo a lidiar con la ansiedad

Existen varios síntomas para observar lo que es una ansiedad normal o no

Cuando se trata de ansiedad en adultos, las personas piensan que es normal, porque entienden que ellos sufren presiones de laborales, financieras o en varias situaciones del día a día. Sin embargo, podemos observar esta ansiedad como un problema también en los niños, por características personales y como consecuencias de pérdidas, traumas o percepción delante de una situación de conflicto.

Ayudando el hijo a lidiar con la ansiedad 1

El estrés es importante en la vida de las personas, porque es una características de sobrevivencia humana; él es como un elástico. Sin embargo se convierte en negativo cuando al estirar demasiado el “elástico emocional” se revienta.

Los niñas pueden vivirlo de una forma saludable. ¡Así es como esperan la Navidad! Cuántas veces preguntan, en el comienzo o a la mitad del año, si ya está llegando. O durante un viaje en auto,  preguntas “¿ya estamos llegando?” llega atormentar a los padres. Este tipo de ansiedad no necesita preocupar a los padres.

Sin embargo, ellos necesitan estar atentos a los síntomas cuando se dan cuenta que esta ansiedad no es normal, porque necesitan actuar preventivamente lo más pronto posible. Como idea, es importante verificar cambios de patrón en el comportamiento de niño, como puede ser el llanto en rechazo al quedarse solo o con alguien extraño,  la preocupación excesiva por algo, temores exagerados, cambios de hábitos alimenticios o de volver a hacer pipí en la cama o en los pantalones. En estos casos, es necesario la intervención de los padres o, dependiendo de la situación, de un profesional.

El objetivo de la intervención es detectar las causas, entender la forma de pensar delante de la situación vivida, ofrecer ayuda y mostrar que pueden contar con el apoyo familiar.

Existen situaciones reales de ansiedades, tales como la separación de los padres, la muerte de personas queridas, el cambio de escuela o de ciudad que afectan en el desarrollo del niño. Muchas veces, a fin de preservar los niños, no les dejan vivir el luto de la pérdida correctamente. Más tarde, aparecen síntomas de ansiedad.

La actitud de los padres es altamente impactante, comprometiendo tanto en la solución como en el agravamiento del problema. En este momento, el diálogo es fundamental; como también en las situaciones de cambios que impactan directamente a las relaciones. En el caso de separación, dejar claro que no todo va a ser como antes, pero que eso no significa que perdieron la condición de hijos para aquel que sale de casa. En la situación de cambio de escuela, visitar y elegir juntos la nueva escuela ayuda, y si necesario, quedarse en la escuela durante el periodo de adaptación y acompañar junto la maestra.

Es decir, todo cambio necesita conversación y, siempre que sea posible, antes, durante y después de suceder. Un ejemplo es el cambio de una ciudad para otra. Es importante que comience a mostrar fotos de la nueva casa, investigar juntos lo que tiene de bueno para hacer, convertir el cambio menos amenazante y agradable. Después del cambio, observar las reacciones frente a los nuevos amigos, la evolución del desarrollo u otras reacciones. Si los padres se quedan atentos, podrán hacer correcciones del rumbo, que minimicen los impacto y, consecuentemente, la ansiedades.

Es necesario enseñar a los hijos que una preocupación excesiva es tratar anticipadamente con problemas que pueden no ocurrir; considerando que eso es diferente de enseñar sobre prudencia.
El secreto es que los padres estén atentos a los comportamientos de los hijos, porque así somos capaces de percibir los cambios.

Angela Abdo
Coordinadora de grupo de madres que rezan por los hijos de la Paroquia San Camilo de Lelis (ES) y asesora en el Estudio de las Directrices para la RCC Nacional
fuente Portal Canción Nueva

RESONAR... ¡Persevera!



Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,17-22):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará.»

Palabra del Señor

Buen día, Espíritu Santo

¡Buen día, Espíritu Santo!
En la mañana clamamos una nueva efusión de Tu Gracia.
¡Ven y llénanos de Ti!
Que Tu sombra nos cubra
y se derrame sobre cada uno de nosotros
Tu Sabiduría y Consuelo.
Que seamos llenos de Tu Amor
y en el seno de tu Santidad, seamos santos!
Engendra nueva vida en nuestro ser,
Vida que plenifica, Vida que sostiene,
Vida que fortalece.
Que en las luchas del día encontremos
Alegría y Certeza: ¡Eres Tú, mi Dios presente,
Quien siempre está!
Y ora! Ora y habla!

¿Qué podemos hacer juntos hoy?


jueves, 25 de diciembre de 2014

Acariciame, Señor!

«Lo más importante es dejar que el Señor me encuentre y me acaricie con cariño»


«Cuando nos damos cuenta de que Dios está enamorado de nuestra pequeñez, que él mismo se hace pequeño para propiciar el encuentro con nosotros, no podemos no abrirle nuestro corazón y suplicarle: «Señor, ayúdame a ser como tú, dame la gracia de la ternura en las circunstancias más duras de la vida, concédeme la gracia de la cercanía en las necesidades de los demás, de la mansedumbre en cualquier conflicto»

25 de diciembre de 2014.
Dios se enamoró «de nuestra pequeñez». Con estas palabras, Papa Francisco habló sobre el misterio de la Navidad, celebrando la Misa del Gallo en la Basílica de San Pedro.«Abriendo nuestro corazón, tenemos también nosotros la posibilidad de contemplar el milagro de ese niño-sol que, viniendo de lo alto», dijo en la homilía.
Esta Noche de Navidad, dijo el Papa, «nos invita a reflexionar. ¿Cómo acogemos la ternura de Dios? ¿Me dejo alcanzar por él, me dejo abrazar por él, o le impido que se acerque? «Pero si yo busco al Señor» –podríamos responder–. Sin embargo, lo más importante no es buscarlo, sino dejar que sea él quien me encuentre y me acaricie con cariño. Ésta es la pregunta que el Niño nos hace con su sola presencia: ¿permito a Dios que me quiera mucho? ». 

«El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras y una luz les brilló» (Is 9,1). «Un ángel del Señor se les presentó [a los pastores]: la gloria del Señor los envolvió de claridad» (Lc 2,9). De este modo, la liturgia de la santa noche de Navidad nos presenta el nacimiento del Salvador como luz que irrumpe y disipa la más densa oscuridad. La presencia del Señor en medio de su pueblo libera del peso de la derrota y de la tristeza de la esclavitud, e instaura el gozo y la alegría.
ambién nosotros, en esta noche bendita, hemos venido a la casa de Dios atravesando las tinieblas que envuelven la tierra, guiados por la llama de la fe que ilumina nuestros pasos y animados por la esperanza de encontrar la «luz grande». Abriendo nuestro corazón, tenemos también nosotros la posibilidad de contemplar el milagro de ese niño-sol que, viniendo de lo alto, ilumina el horizonte.
El origen de las tinieblas que envuelven al mundo se pierde en la noche de los tiempos. Pensemos en aquel oscuro momento en que fue cometido el primer crimen de la humanidad, cuando la mano de Caín, cegado por la envidia, hirió de muerte a su hermano Abel (cf. Gn 4,8). También el curso de los siglos ha estado marcado por la violencia, las guerras, el odio, la opresión. Pero Dios, que había puesto sus esperanzas en el hombre hecho a su imagen y semejanza, aguardaba pacientemente. Dios Esperaba. Esperó durante tanto tiempo, que quizás en un cierto momento hubiera tenido que renunciar. En cambio, no podía renunciar, no podía negarse a sí mismo (cf. 2 Tm 2,13). Por eso ha seguido esperando con paciencia ante la corrupción de los hombres y de los pueblos. La paciencia de Dios, como es difícil entender esto, la paciencia de Dios delante de nosotros. 
A lo largo del camino de la historia, la luz que disipa la oscuridad nos revela que Dios es Padre y que su paciente fidelidad es más fuerte que las tinieblas y que la corrupción. En esto consiste el anuncio de la noche de Navidad. Dios no conoce los arrebatos de ira y la impaciencia; está siempre ahí, como el padre de la parábola del hijo pródigo, esperando de ver a lo lejos el retorno del hijo perdido.

Con paciencia, la paciencia de Dios. 
La profecía de Isaías anuncia la aparición de una gran luz que disipa la oscuridad. Esa luz nació en Belén y fue recibida por las manos tiernas de María, por el cariño de José, por el asombro de los pastores. Cuando los ángeles anunciaron a los pastores el nacimiento del Redentor, lo hicieron con estas palabras: «Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». La «señal» es la humildad de Dios, la humildad de Dios llevada hasta el extremo. Es el amor con el que, aquella noche, asumió nuestra fragilidad, nuestros sufrimientos, nuestras angustias, nuestros anhelos y nuestras limitaciones. El mensaje que todos esperaban, que buscaban en lo más profundo de su alma, no era otro que la ternura de Dios: Dios que nos mira con ojos llenos de afecto, que acepta nuestra miseria, Dios enamorado de nuestra pequeñez.
Esta noche santa, en la que contemplamos al Niño Jesús apenas nacido y acostado en un pesebre, nos invita a reflexionar. ¿Cómo acogemos la ternura de Dios? ¿Me dejo alcanzar por él, me dejo abrazar por él, o le impido que se acerque? «Pero si yo busco al Señor» –podríamos responder–. Sin embargo, lo más importante no es buscarlo, sino dejar que sea él quien me encuentre y me acaricie con cariño. Ésta es la pregunta que el Niño nos hace con su sola presencia: ¿permito a Dios que me quiera mucho?
Y más aún: ¿tenemos el coraje de acoger con ternura las situaciones difíciles y los problemas de quien está a nuestro lado, o bien preferimos soluciones impersonales, quizás eficaces pero sin el calor del Evangelio? ¡Cuánta necesidad de ternura tiene el mundo de hoy! La paciencia de Dios, la ternura de Dios. 
La respuesta del cristiano no puede ser más que aquella que Dios da a nuestra pequeñez. La vida tiene que ser vivida con bondad, con mansedumbre. Cuando nos damos cuenta de que Dios está enamorado de nuestra pequeñez, que él mismo se hace pequeño para propiciar el encuentro con nosotros, no podemos no abrirle nuestro corazón y suplicarle: «Señor, ayúdame a ser como tú, dame la gracia de la ternura en las circunstancias más duras de la vida, concédeme la gracia de la cercanía en las necesidades de los demás, de la mansedumbre en cualquier conflicto».
Queridos hermanos y hermanas, en esta noche santa contemplemos el pesebre: allí «el pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande». La vio la gente sencilla, dispuesta a acoger el don de Dios. En cambio, no la vieron los arrogantes, los soberbios, los que establecen las leyes según sus propios criterios personales, los que adoptan actitudes de cerrazón. Miremos al misterio y recemos, pidiendo a la Virgen Madre: «María, muéstranos a Jesús». 
Francisco

RESONAR de la Palabra

"La Palabra se hizo carne"

En éste día de gracia,
cuando todo proclama que "Él está en medio",
cuando nuestro corazón comienza a vivir la realidad de Su Encarnación,
queremos invitarte a dejar "RESONAR" 
cada día, en tu interior,
la "Palabra que se hizo carne".
El mejor presente que pueda alcanzarte éste día,
es un corazón apasionado por LA PALABRA.
Es ésto lo que pedimos, la gracia de un corazón apasionado.
Cimentado en La Palabra.
Centrado en La Palabra,
Fortalecido en La Palabra
Alimentado y cobijado en La Palabra.


Al despertar, encontrarás aquí y en nuestro blog "La Palabra"..
te proponemos su "lectura orante" a lo largo del día y
dejarla "RESONAR"...




Lectura del santo evangelio según san Juan (1,1-18):
"En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."» Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer."

Palabra del Señor