Lo que más hace sufrir el corazón del Señor
es el hecho de no escuchemos su voz.
Claro que quien no escucha es sordo y nosotros hoy,
encontramos a muchos sordos espirituales.
Este milagro que vamos a ver nos trae grandes enseñanzas:
“Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y dijo: «Efetá»,
que significa: «Ábrete».
Marcos 7, 32-33
La primera cosa que Jesús hizo fue alejarse de la multitud con aquel hombre para estar a solas con él. ¡Nuestros oídos ya están saturados de tantas cosas que escuchamos! Es por eso que el mismo Señor conversó con aquel hombre a parte. Un día, nos despertamos (aunque es verdad que lamentablemente muchos no se levantan) y nos vemos lejos de Dios.
Es por eso que el Señor nos quiere “a solas” con Él.
Mons. Jonas Abib
Fundador Comunidad Canción Nueva
fuente: Mensaje del día portal Canción Nueva en español
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