martes, 23 de diciembre de 2014

OREMOS POR NUESTRA PUREZA

Oremos por nuestra pureza en este adviento    

Es bueno ofrecer una penitencia de adviento, una mortificación, a fin de prepararnos para el nacimiento de Jesús, cuyo pesebre favorito es nuestro corazón…
El Adviento (del latín: adventus, “advenimiento”, “llegada”), es un tiempo de preparación para el Nacimiento de Jesucristo, en Belén, y representa los más de cuatro mil años que estuvieron los antiguos aguardando y suspirando por la venida del Mesías.

NiñoJesus

La institución del Adviento como tiempo preparatorio para Navidad, data, en España, de fines del siglo IV, según consta por un canon del concilio de Zaragoza celebrado el año 380, y en el resto de Occidente, de principios o mediados del siglo V.

Este tiempo, nos lo recuerda San Pío V: “En el sagrado tiempo de Adviento la Iglesia despierta en nuestra conciencia el recuerdo de los pecados que tristemente cometimos; nos exhorta a que, reprimiendo los malos deseos y castigando voluntariamente nuestro cuerpo, nos recojamos dentro de nosotros mismos con piadosas meditaciones, y con ardientes deseos nos movamos a convertirnos a Dios, que es el único que puede, con su gracia, librarnos de la mancha del pecado y de los males, que son sus consecuencias.”

Por eso, confiados en la gracia, y ayudados por estas oraciones preparemos nuestro corazón con estas oraciones. La propuesta es rezarla en un momento de oración personal, tal vez, delante de un pesebre o con una estampa de la Sagrada Familia en manos.
Buena experiencia de oración y feliz adviento.
¡Maranatha!

Oración a María, Madre de la dulce espera

Oh, Madre de la dulce espera, que en silencio fecundo engendras en tu vientre virginal, La Vida que es Camino y Verdad; tómame hoy, aquí y ahora, llévame hasta tu vientre maternal, arrúllame, fecúndame de nuevo, dame de comer el alimento de la Palabra que se hizo carne en Ti, dame la gracia de sentirme amado, creado por el Espíritu Santo, como plan de amor de Dios.
Y si yo soy fruto de un momento de pasión pasajera, de una violencia, o si alguna vez, cuando estaba yo creciendo en el vientre de mi madre terrenal, me faltó amor, me faltó comida, no fui deseado, sufrí alguna otra carencia o situación, ámame con tu tierno amor de madre y llévame hasta tu vientre para que, al ladito de Jesús, Él mismo sane todas mis heridas y ahí, junto a Él, crezca y me forme yo en estos días, para nacer nuevo y sano y libre con Él.
Ven, Espíritu Santo, concíbeme de nuevo en el vientre de María, tu amadísima Esposa, ven, y hazme de nuevo, hazme un hombre nuevo para Dios, renuévame en este tiempo de espera, haz de él mi nuevo tiempo de gestación En tu vientre estoy, Mamita, junto a Jesús, dame tu bendición.
Amen.

.: Adviento, la primera mirada es para la venida definitva del Señor

Oración al Niñito Jesús,
para pedir la restauración de la inocencia original

Jesusito, en estos días previos a tu nacimiento, quiero ofrecerte ya, el incienso de mi alma, la mirra de mi corazón y el oro de mi vida. Tómalos, Señor, quiero yo, así como soy, así como estoy, alegrar tu corazón.

Déjame ser un juguete en tus manos, alégrate conmigo, pasa el tiempo conmigo, y, si te place, bótame en el suelo y vuelve a tomarme cuando quieras, pero no permitas que nada más me aparte de Ti.

Deja que me acerque tanto a la luz de tu inocente corazón, que pueda yo asemejarme a él para que nada espere, sólo a Ti, para que nada desee, sólo a Ti, para que a todos ame, como Tú.

Restaura en este tiempo, la inocencia que perdí por culpa del pecado original y en tu bondad, perdona los pecados que he cometido por esta mancha. Dame también la gracia de perdonar a los que me han herido porque, como yo, han perdido la gracia de la inocencia original y sana conmigo a aquellos a quienes yo he herido.

Déjame amarte y contemplar de tal modo tu infancia, que pueda yo imitarla y vivir así, sujeta a Dios, María y José, para crecer en la gracia del Espíritu Santo y en estatura, hasta alcanzar la tuya, que eres santo.
Amén

Letanías al Niñito Jesús

Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos
Cristo, atiéndenos.
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros.
María, Madre de la Dulce Espera, ruega por nosotros.
Niñito Jesús, del cual hablaron los santos profetas, ten piedad de nosotros.
Niñito Jesús, anunciado por el Arcángel San Gabriel, ten piedad de nosotros.
Niñito Jesús, concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, ten piedad de nosotros
Niñito Jesús, Emmanuel, Dios con nosotros, ten piedad de nosotros.
Niñito Jesús, hijo adoptivo de San José, ten piedad de nosotros.
Niñito Jesús, divinidad hecha hombre, ten piedad de nosotros.
Niñito Jesús, que llenaste del Espíritu Santo a Santa Isabel, ten piedad de nosotros.
Niñito Jesús, que hiciste saltar de alegría a San Juan Bautista, ten piedad de nosotros.
Niñito Jesús, que no encontrabas lugar donde nacer, ten piedad de nosotros.
Niñito Jesús, pequeño inmenso niño que naces en un establo, ten piedad de nosotros.
Niñito Jesús, arrullado por María y protegido por San José, ten piedad de nosotros.
Niñito Jesús, que tierno, manso y humilde descansas entre animales, ten piedad de nosotros.
Niñito Jesús, a quien los ángles cantan gloria, ten piedad de nosotros.
Niñito Jesús, alegría de los pastores, ten piedad de nosotros.
Niñito Jesús, adorado por los reyes de Oriente, ten piedad de nosotros.
Niñito Jesús, nuestro Salvador nacido en Belén, ten piedad de nosotros.
Niñito Jesús, que huiste a Egipto con tus padres, ten piedad de nosotros.
Niñito Jesús, buscado entre los inocentes, ten piedad de nosotros.
Niñito Jesús, perdido y hallado en el templo, ten piedad de nosotros.
Niñito Jesús, que te encargas de las cosas de tu Padre, ten piedad de nosotros.
Niñito Jesús, que viviste sujeto a María y José, ten piedad de nosotros.
Niñito Jesús, que crecías en gracia, sabiduría y edad, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros

Oremos
Oh, Divino e Inocente Niño Jesús, que permaneces siempre manso, siempre humilde, siempre entregado en la Eucaristía, siempre como “el sol que nace de lo alto”, ilumina nuestra vida para que tu Natividad sea alegría para nuestro corazón. Que Tú encuentres morada en él para que en él puedas nacer, y transformarlo a semejanza del tuyo, lleno de humildad, amor, alegría e inocencia, para poder verte un día, cara a cara, en tu morada celestial. Tú que vives y reinas en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén

fuente PORTAL CANCIÓN NUEVA EN ESPAÑOL

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