sábado, 28 de febrero de 2015

ESPÍRITU DE LA CUARESMA CRISTIANA

Actitudes de espíritu propias de la cuaresma cristiana

Teófilo Cabestrero, cmf - Martes, 17 de febrero de 2015
Vivir la cuaresma como entrada en la resurrección de Cristo, a través de la participación y asimilación de sus sufrimientos y su muerte, incluye una serie de actitudes de espíritu, entre las que cada comunidad y cada creyente debe discernir las que ha de encarnar sobre todo, según el estado de su fe. Citemos algunas:
  1. búsqueda sincera del verdadero Dios viviente; realista y profunda; superando ideas falsas y purificando la fe. Hasta aceptarle en su auténtico papel en la propia vida personal, familiar, social;
  2. descubrir a Jesucristo como “salvador” efectivo, como única solución definitiva de la propia existencia, de la existencia de todos y de toda la historia. Conocerle mejor y aceptarlo más vivamente;
  3. sincera conversión; con todas las consecuencias; cambio de mentalidad y de vida en lo que haga falta. Abrir el alma, la fe, la esperanza, el amor y la vida, al dinamismo de la muerte y resurrección de Cristo; y, a su luz y con su fuerza, purificar, quemar, arrancar lo que sea preciso arrancar en el propio vivir egoísta;
  4. sellar el encuentro con Dios en Cristo y con los hermanos, en los sacramentos de la pascua de Cristo: confesión hecha a fondo; redescubrimiento y renovación del propio bautismo; eucaristía viva y fraterna;
  5. vitalizar las “prácticas religiosas”, el culto: sinceridad y vida: encuentro siempre nuevo con Dios, con Cristo, con los hermanos;
  6. llevar a la vida diaria la fe y la vivencia de los sacramentos y del culto: amar de verdad, servir, ayudar, solidarizarse con los demás, especialmente con los que sufren y con los más necesitados; vivir al impulso del Espíritu de Cristo que es el amor sin límites, y comprometerse en la acción de promover a los hombres hacia la libertad, la justicia, la paz, la dicha y la verdadera existencia que corresponde a la dignidad humana; hacer que, a través de nosotros, actúe en el mundo la muerte y la resurrección de Cristo;
  7. vivir todo eso de forma que nuestra fe, nuestro amor y nuestra acción, nos sitúen responsablemente en la Iglesia responsable y servidora del mensaje y el amor de Cristo; procurar no agriar más las distancias y divisiones dentro de la Iglesia, no contribuyendo ni a la parálisis de la Iglesia cómodamente situada, ni a la disgregación de la Iglesia en grupos sectarios; siendo, más bien, fermento de unidad futura en la fraternidad de la Iglesia que vive pobre para los pobres en el incesante don de sí por el Espíritu del amor sin límites.

CONFESIÓN COMUNITARIA

M. Scott Peck: Confesión comunitaria
(JPG)
M. Scott Peck
La comunidad requiere de la confesión de las rupturas. Pero qué admirable es que en nuestra cultura las rupturas puedan ser confesadas. Pensamos en la confesión como un acto que debería hacerse en secreto, en la oscuridad del confesionario, con la garantía profesional del sacerdote o la confidencialidad del psiquiatra. Con todo, la realidad es que todo ser humano está roto y es vulnerable.
¡Qué extraño es que normalmente nos sintamos llamados a esconder nuestras heridas, cuando todos estamos heridos! La comunidad requiere de la habilidad para enseñar nuestras heridas y debilidades para sentir nuestra solidaridad como creaturas. Esto también supone la capacidad de ser afectado por las heridas de los otros. Pero incluso más importante es el amor que surge entre nosotros cuando compartimos, mutuamente, nuestras heridas. (The Different Drum)
  • Peck es un psiquiatra y el autor de “Pensamientos del caminante”

RESONAR DE LA PALABRA 01 MAR 2015

Primera lecturaLectura del libro del Génesis (22,1-2.9-13.15-18):

En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán, llamándole: «¡Abrahán!»
Él respondió: «Aquí me tienes.»
Dios le dijo: «Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio, en uno de los montes que yo te indicaré.»
Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña.
Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo «¡Abrahán, Abrahán!»
Él contestó: «Aquí me tienes.»
El ángel le ordenó: «No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo.»
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.
El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo: «Juro por mí mismo –oráculo del Señor–: Por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido.»
Palabra de Dios 

EVANGELIOLectura del santo evangelio según san Marcos (9,2-10):
En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
Estaban asustados, y no sabía lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo amado; escuchadlo.»
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»
Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos».
Palabra del Señor 

COMENTARIO
Queridos hermanos:
Quien ha subido al Monte Perdido, al Gredos, al Naranjo… o cualquier monte y cumbre cercana a su pueblo o ciudad, se ha sentido más cerca del cielo, alejado de las prisas y preocupaciones que a veces tanto nos abruman. Dios parece manifestarse en lo alto: dice a Abrahán: “Ofrécemelo en sacrificio, sobre uno de los montes que yo te indicaré”, piénsese también en Moisés y el Sinaí, en Elías y el Horeb, en el Tabor  y el Calvario, por poner algunos ejemplos de montes bíblicos que aparecen ligados a los personajes de estas lecturas. Subir la montaña significa para el hombre superarse a sí mismo, trascenderse, elevarse más allá de la vida cotidiana.
En la primera lectura Dios habla a Abrahán y lo pone a prueba, le exige sacrificar a su hijo: “Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac”. El Dios de la promesa, de la descendencia, de la alianza, aparece como el Dios de la muerte. Pero Abrahán se decide a recorrer el camino, es un hombre de fe, este es el momento crítico de toda fe, que se encuentra con el silencio terrible de Dios. Es la tarde de  Viernes Santo: como dice la segunda lectura “El no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entrego a la muerte por nosotros”. La fe es subir al pico más alto de la montaña para hacer allí el sacrificio total de uno mismo, es camino de renuncia y de muerte. Es la necesidad de dar muerte a algo querido, para dar vida y trascenderse a lo nuevo, (esto es la Cuaresma que termina en la Resurrección).La novedad es la vivencia del Evangelio.
En el Evangelio de hoy, Jesús con sus amigos más cercanos, Pedro, Santiago y Juan, sube a la montaña, a él Tabor. Tienen allí una experiencia maravillosa de encuentro con Dios: “Se transfiguro delante de ellos. Sus vestidos de volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés conversando con Jesús. Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube”. No es extraño que Pedro este asustado, subir hasta Dios y ver esto, es morir a nuestros proyectos, morir a uno mismo, a tantos planes y esquemas. Allí está Dios: “¡Qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías, no sabía lo que decía”, Pedro expresa lo que todos pensamos. Vamos a quedarnos siempre así tan cerca de Dios y de nosotros mismos, en una vida sin oscuridades; es la tentación de huir del mundo, refugiándose en la oración o en la vida afectiva de la comunidad, ¡vamos a quedarnos mirando al cielo!
“Este es mi Hijo amado; escuchadlo”, difícil. Al bajar de la montaña: “Jesús les mandó: no contéis a nadie lo que habéis visto hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos. Esto se les quedo grabado, y discutían qué querría decir aquello de resucitar de entre los muertos”. Escuchar a su Hijo, es caminar hacía Jerusalén, cargar con su cruz, perder la vida, renunciar a uno mismo, vivir la mística cristiana que nos lleva a la entrega permanente y total de la propia vida. Por eso discutían y discutimos, para subir a la vida hay que pasar por la muerte. La fe se convierte en una confianza en Dios, que por caminos muchas veces de silencio, llenos de dolor, de lágrimas, de misterios, de esfuerzo, sed, ayuno, abstinencia, oración, limosna; nos conduce a la cumbre más alta de la vida, allí donde el hombre y Dios se funden en un mismo gesto de amor.
Subir la montaña de la Cuaresma es admitir y valorar críticamente nuestra vida que necesita conversión y cambio. Pero al mismo tiempo esta historia de la transfiguración en lo alto de la montaña nos anima a estar despiertos para ver las horas y momentos en que se nos abre el cielo, sale el sol, o nos iluminan las estrellas. El que ha subido al monte puede recordar agradecido muchas experiencias, que se nos dan en nuestra vida como un regalo del cielo. Se impone la belleza, mirar desde allí los valles, contemplar y después saber que hay que desandar el camino hacia la vida cotidiana. Habrá que subir con frecuencia para estar con Él, escucharle y renovar las fuerzas para nuestro camino. Subir y bajar, ese es el camino.
Julio César Rioja, cmf
fuente CIUDAD REDONDA

Red de Evangelización - Novedades



¿QUÉ HACER CON LA ANGUSTIA?

¿Vamos a aprender como actuar delante de la angustia?

“Cuando Jesús regresó en la barca a la otra orilla, una gran multitud se reunió a su alrededor, y él se quedó junto al mar. Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, se arrojó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi hijita se está muriendo; ven a imponerle las manos, para que se cure y viva. Jesús fue con él y lo seguía una gran multitud que lo apretaba por todos lados” (Mc 5, 21-24).
Jairo estaba con el corazón en la mano.
La vida de su hija estaba desvaneciendo y él, preocupado, angustiado, sin solución humana, se dio cuenta que Jesús podría ayudarlo.
¿Que angustia traes en tu corazón? ¿Que peso lleva en tu alma? Que preocupación, o fardo te acompaña? ¿Es algo personal? ¿Es tu matrimonio, novio? ¿O trabajo? Es una persona querida? ¿Tu hijo, tu hija? ¿Tu marido, tu esposa? ¿Tus padres? ¿Cual es el problema? ¿Es un vicio? Tu estas en situación de conflicto?

Cada uno de nosotros es Jairo, que buscó a Jesús en el sufrimiento.

Háblale: “Hoy, me dirijo a Ti, Señor, con el corazón en la mano, con la misma confianza y la misma fe de Jairo. Pongo mis problemas y mi corazón en tus manos; y lo hago, porque sé que tienes la solución que yo no tengo, la solución que yo busco y no encuentro. Aquí estoy Señor, yo soy aquel Jairo”

Tu hermano,
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
fuente Canción Nueva en español

¿Qué hacer cuando llega la ARIDEZ ESPIRITUAL?


La única salida es cerrar los ojos y darle las manos a Jesús para ser guiados por él
Muchas veces podemos pasar por algún período de aridez espiritual, es decir, no tenemos ganas de rezar, se hace difícil ir a Misa, rezar el Rosario se hace pesado, etc. Incluso recibir la Sagrada Comunión se vuelve un sacrificio ante las dudas que pueden alcanzar nuestra alma. Hasta parece que el cielo desapareció.

¿Cómo vencer este estado espiritual en el cual parece que Dios está lejos y que nos falta fe?
Primero, es necesario verificar que esta situación no sea tibieza, esto se debería a nosotros mismos, nuestra culpa por no perseverar en el cuidado de la vida espiritual, y sobre todo, verificar que no haya pecados graves en nuestra alma, que puedan estar ahuyentando de la misma, la gracia de Dios.
Si no hay pecados en el alma, entonces, es necesario ante todo, calma, paciencia y perseverancia en los ejercicios espirituales: oración, vida sacramental, caridad, penitencia, etc. Aun sin ganas o sin gusto, sin sabor, continuar, sin parar los ejercicios espirituales jamás.

A veces, Dios permite estas pruebas para que aprendamos a “buscar más al Dios de las consolaciones que a las consolaciones de Dios”, como dice un santo. San Juan de la Cruz, místico que vivió tanto lo que dio en llamar de “noche oscura”, afirmó que “el progreso de una persona es mayor cuando la misma camina a oscuras y sin saber”
Muchas veces, nos deleitamos en las oraciones más sabrosas, llenas de fervor sensible,
como los niños, cuando comen dulces; pero cuando se viene la lucha, abandonamos la oración.

Veamos lo que dice el Apóstol:
“Habéis echado en olvido la exhortación que como a hijos se os dirige: Hijo mío, no menosprecies la corrección del Señor; ni te desanimes al ser reprendido por él. Pues a quien ama el Señor, le corrige; y azota a todos los hijos que acoge. Sufrís para corrección vuestra. Como a hijos os trata Dios, y ¿qué hijo hay a quien su padre no corrige? Más si quedáis sin corrección, cosa que todos reciben, señal de que sois bastardos y no hijos. Además, teníamos a nuestros padres según la carne, que nos corregían, y les respetábamos. ¿No nos someteremos mejor al Padre de los espíritus para vivir? ¡Eso que ellos nos corregían según sus luces y para poco tiempo!; mas él, para provecho nuestro, en orden a hacernos partícipes de su santidad”. (Hb 12,5-10)


Dios nos quiere santos, y también algunas veces, es por las pruebas y la aridez espiritual que Él arranca las hierbas dañinas del jardín de nuestras almas. ¡Coraje, alma querida de Dios! Jesús dijo que Él es la vid verdadera y su Padre, el buen agricultor, que podará todo ramo bueno que dé frutos, para que produzca aun más. (cf. Jn 15,1-2).

No podemos desear sólo el azúcar del pan y renegar del pan del sacrificio. A veces, la meditación es difícil, la oración es penosa, distraída, surgen las noches y las tinieblas. En esos momentos, es necesario el silencio, la paciencia, el abandono. El esposo ha de volver pronto… dentro de poco llegará la aurora y los fantasmas desaparecerán.

Cuanto más oscura se ponga la noche, más nos acercamos a la aurora. Dios sabe lo que estamos viviendo, ¡Alabado sea su santo Nombre! Llegó la hora de abandonarnos en sus manos paternas.
Ante las tribulaciones, algunos sienten el corazón como que de hielo, no sienten más amor por Jesús, pierden la piedad, se sienten condenados. ¡Qué desoladora confusión espiritual!

En momentos como estos, la única salida es cerrar los ojos y darle las manos a Jesús para ser guiados por Él en la fe; ¡confianza y abandono mi hermano! Sólo el Señor sabe el camino para salir de este matorral cerrado y oscuro.

Dios nos prepara para la contemplación por las pruebas pasivas, así nos enseñan los santos. Él las produce y al alma sólo le resta aceptarlas. Es el duro camino de los que quieren la perfección. Él está purificando el alma, el Cirujano Celestial está operando el alma. 

San Juan de la Cruz habla de la famosa “noche de los sentidos”, llena de aridez y de pruebas, un verdadero martirio para el alma. Según el santo doctor, es Jesús quien llama al alma a caminar con Él por el desierto, aun quemándonos los pies y quemados por el sol, para santificarnos.

Calma, alma querida de Dios, ¡Él permite esto porque te ama mucho! El buen fuego no es el de pajas, alto, bonito, pero rápido, que enseguida se apaga, sino que es el fuego bajo el que llega hasta la leña gruesa y permanece por mucho tiempo. El fuego de paja es sólo para comenzar.
Es esto lo que ocurre, no te asustes, no te preocupes si es que el gusto por rezar desapareció y se volvió ahora un sacrificio penoso. La fe no es un sentimiento y mucho menos sentimentalismo; fe es la adhesión, con la mente, a Dios, a sus verdades y a sus determinaciones.

No te preocupes por “sentir” o no fe o devoción; sólo vívelas. Ve a Misa, al grupo de oración, reza el Rosario, con o sin ganas, con o sin sabor, con o sin sentimientos. De esta forma tendremos aun más méritos ante Dios.

En esta situación, quizás necesites un director espiritual, especialmente en la Confesión para una buena orientación.

Profesor Felipe Aquino
fuente CANCIÓN NUEVA en español

DOCILIDAD AL ESPÍRITU SANTO

Diferencias entre dones carismáticos, dones del Espíritu Santo, virtudes.

Cuando alguien está en estado de gracia, una alma posee dentro de sí las virtudes infusas, que son las teologales: fe, esperanza y caridad, y las morales: prudencia, justicia, fortaleza y temperanza- y los dones del Espíritu Santo. Las primeras son como los remos de un barco, las segundas como las velas. En las virtudes, es el alma quien actúa y la gracia de Dios coopera; en los dones es la gracia de Dios que opera, restando al alma simplemente ser dócil a su acción.

Tomando como ejemplo la oración. Cuando alguien en el cumplimiento de sus deberes espirituales reza el Rosario, la Liturgia de las Horas o participa de alguna Adoración al Santísimo Sacramento, está actuando por su propia determinación. Es claro que la gracia divina también contribuye en este proceso pero es bien visible la importancia de la acción humana para llevarla a cabo. Se trata de una virtud.

Docilesalepiritu

Solo que a veces sucede que la persona está haciendo un trabajo y le viene la inspiración de orar, sin que la iniciativa sea suya. Si ella es dócil, entonces comienza a rezar. Aqui el Espíritu Santo sopla, restando al alma tan solamente disponer las velas de su corazón. Se trata de la acción en los dones del Espíritu Santo.

Entonces ¿por qué tantos ven tan poca acción del Espíritu Santo en sus vidas?

Mira con atención la respuesta del padre Reginald Garrigou-Lagrange:

“¿Cómo es posible que muchas personas después de haber vivido cuarenta o cincuenta años en estado de gracia y habiendo recibido con frecuencia la Santa comunión casi no dan señal de la presencia de los dones del Espíritu Santo en su conducta y en sus actos, se irritan por cualquier tonteria y llevan una vida completamente fuera de lo sobrenatural?
Todo esto proviene de los pecados veniales que frecuentemente cometen sin ninguna preocupación; estas faltas y las inclinaciones que de ahi derivan hacen que estas almas se inclinen a la tierra y mantengan los dones del Divino Espíritu como que “atados”, así como alas que no se pueden abrir.

Dichas almas no guardan ningún recogimiento, ni están atentas a las inspiraciones del Espíritu Santo, que pasan inadvertidas, por eso permanecen en la oscuridad, no de las cosas sobrenaturales y de la vida íntima de Dios, sino en la oscuridad inferior que se enraíza en la materia, en las pasiones desordenadas, en el pecado y en error, ahí está la explicación de su inercia espiritual.

A estas almas se dirigen las palabras del salmista: Hodie si vocem eius audieritis, nolite obdurare corda vestra – Ojalá escucheis hoy su voz: no endurezcais vuestros corazones (Sl 94, 8)”

“Todo esto proviene de los pecados veniales que frecuentemente cometen sin ninguna preocupación”. Los malos hábitos de hacer bromitas indecentes, burlarse de los defectos ajenos y otras fallas que se cometen deliberadamente, son ‘líneas’ que nos mantienen atados al mundo, impidiendo nuestro progreso en la vida espiritual y la abertura de nuestro corazón al Espíritu Santo. Para que Sus dones se manifiesten en nosotros es necesario combatir esos ‘pecados de estima’, que mantienen nuestras alas prendidas y nos impiden alcanzar altos vuelos.

“Tales almas no guardan ningún recogimiento”. Influenciadas por un pseudo pentecostalismo y por un sentimentalismo modernista, muchas personas piensan que serán dóciles al Espíritu si sienten muchas cosas o si hacen mucho ruido durante la oración. El consejo de Jesús para que oremos bien es muy diferente. El dice: “Tu, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto”. Debemos tener en nuestro corazón una celda, una cámara secreta, en la que podamos entrar y detenernos frente a Jesús. Cuando ejercitamos eso, somos capaces de hacer silencio interior aún entre las agitaciones del dia a dia.

En la secuencia de su obra, el padre Garrigou-Lagrange explica como podemos hacer para oir la voz del Espíritu Santo:

“Para ser dóciles al Espíritu Santo necesito en primer lugar escuchar su voz. Y para escucharla necesito el recogimiento y desprendimiento de mí mismo, guardar el corazón, la mortificación de la voluntad y del juicio propio. Es seguro que si no guardamos silencio en nuestra alma, y las voces de los afectos humanos la perturban, no habrán de llegar a nosotros las voces del Maestro interior. Por eso el Señor somete algunas veces nuestra sensibilidad a tan duras pruebas y de cierta forma la crucifica: es como el fin de que acabe acaba sometiéndose totalmente a la voluntad, animada por la caridad.”

Frente a la aridez espiritual, de la “noche oscura de los sentidos”, muchas personas se apavoran pensando que algo malo está sucediendo. Pero no es así. Se trata de Dios ‘crucificando’ nuestra sensibilidad, para hacernos personas mejores. Como dice Nuestro Señor en el Evangelio, “si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, se queda solo. Pero si muere produce mucho fruto”.


En seguida se mencionan algunos actos concretos para aumentar en nosotros la docilidad al Espíritu:

1.- Sometiéndonos plenamente a la voluntad de Dios, que conocemos por los preceptos y consejos conforme a nuestra vocación. Hagamos buen uso de las cosas que ya conocemos, que el Señor nos hará haciendo conocer otras nuevas.”

Si queremos saber cual es nuestra vocación, para donde debemos ir, cual es nuestro futuro con Dios, la primera cosa que debemos hacer es ser fieles a aquello que ya conocemos. A medida que eso suceda, “el Señor nos irá haciendo conocer cosas nuevas.”

Es importante destacar que esta clase no habla de los llamados “dones carismáticos”. Existe una diferencia entre estos y los dones del Espíritu Santo: los primeros son dados para la utilidad común, los últimos para la santificación personal. Urge entonces, seguir firmes primero en las cosas obvias. De lo contrario, ¿cómo será posible progresar en los dones? ¿cuántas comunidades y grupos de oración incentivan los dones carismáticos pero no incentivan la santidad personal?

2 - Renovando con frecuencia la resolución de seguir en todo la voluntad de Dios. Este propósito hace llover nuevas gracias sobre nuestra alma. Repitamos frecuentemente las palabras de Jesús: “Mi alimento es hacer la voluntad de aquel que me envió” (Jn 4, 34).”

3 – Pidiendo sin cesar al Divino Espíritu luz y fuerzas para cumplir la voluntad de Dios. También conviene mucho consagrarse al Espíritu Santo, cuando se siente el llamado, a fin de poner nuestra alma bajo su guia y dirección. Para eso diremos esta oración: “Oh Santo Espíritu. Espíritu divino de luz y amor. Consagro a ti mi inteligencia, mi voluntad, mi corazón y todo mi ser, sea en el tiempo, o en la eternidad. Que mi inteligencia siempre sea dócil a vuestras inspiraciones celestiales y a las enseñanzas de la Santa Iglesia Católica de la cual sos el guia infalible;que mi corazón viva siempre inflamado con el amor de Dios y del prójimo, que mi voluntad esté siempre conforme a la voluntad divina y que toda mi vida sea fiel imitación de la vida y de las virtudes de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, al cual con el Padre y contigo, Oh Divino Espíritu, sean dadas honra y gloria por los siglos de los siglos. Amén”

Quien es consagrado a la Virgen Santísima también puede hacer esta consagración. “El cristiano que se consagró a María medianera, por ejemplo según la fórmula del Beato Grignion de Montfort, y al Sagrado Corazón, encontrará tesoros indubidables en la consagración al Espíritu Santo. Toda la influencia de María nos conduce a una intimidad con Cristo, y la humanidad del Salvador nos lleva al Espíritu Santo, que nos introduce en el misterio de la Adorable Trinidad.

Finalmente es importante destacar las formas de recibir indulgencias en la fiesta de Pentecostés. A quien, en condiciones habituales, en estado de gracia, habiendo recibido la Comunión y rezado por las intenciones del Santo Padre, recite devotamente el himno Veni Creátor, es concedida indulgencia parcial. Pero en los dias 1 de Enero y en la solemnidad de Pentecostés se concede indulgencia plenaria a quien la recite públicamente. Vale la pena recordar que para recibir las indulgencias de la Iglesia, es necesario desapegarse de todo pecado, aunque sea venial. Es una gran ocasión para que cortemos de una vez esos pecados que tanto impiden la manifestación de los dones del Espíritu Santo en nuestras vidas.

fuente Canción Nueva en español

Los 7 Domingos de San Jose - Quinto domingo


Quinto domingo.
+En el Nombre del Padre +y del Hijo +y del Espíritu Santo.
Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN
para todos los domingos.

¡Dios y Señor mió, en quien creo, en quien espero y a quien amó sobre todas las cosas! al pensar en lo mucho que has hecho por mí y lo ingrato que he sido yo a tus favores, mi corazón se confunde y me obliga a exclamar: ¡ Piedad, Señor, para este hijo rebelde y perdóname los extravíos, que me pesa de haberte ofendido, y deseo antes morir que volver a pecar. Confieso que soy indigno de esta gracia; pero te la pido por los méritos de Tu padre nutricio San José. Ya  Vos, gloriosísimo abogado mío, recíbeme bajo tu protección, y dame el fervor necesario para emplear bien este rato en obsequio Tuyo y utilidad de mi alma. Amén.

Ofrecimiento
Glorioso Patriarca San José, eficaz consuelo de los afligidos y seguro refugio de los moribundos; dígnate aceptar el obsequio de este Ejercicio que voy a rezar en memoria de tus siete dolores y gozos. Y así como en tu feliz muerte, Jesucristo y su madre María te asistieron y consolaron tan amorosamente, así también Vos, asísteme en aquel trance, para que, no faltando yo a la fe, a la esperanza y a la caridad, me haga digno, por los méritos de la sangre de Nuestro Señor Jesucristo y tu patrocinio, de la consecución de la vida eterna, y por tanto de tu compañía en el Cielo. Amén.

Primer dolor y gozo
Esposo de María, glorioso San José, ¡qué aflicción y angustia la de tu corazón en la perplejidad en que estabas sin saber si debías abandonar o no a tu esposa! ¡Pero cuál no fue también tu alegría cuando el ángel te reveló el gran misterio de la Encarnación!
Por este dolor y este gozo te pedimos consueles nuestro corazón ahora y en nuestros últimos dolores, con la alegría de una vida justa y de una santa muerte, semejante a la tuya asistidos de Jesús y de María.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Segundo dolor y gozo
Bienaventurado patriarca glorioso San José, escogido para ser padre adoptivo del Hijo de Dios hecho hombre, el dolor que sentiste viendo nacer al Niño Jesús en tan gran pobreza, se cambió de pronto en alegría celestial al oír el armonioso concierto de los ángeles y al contemplar las maravillas de aquella noche tan resplandeciente.
Por este dolor y gozo alcanzanos que después del camino de esta vida vayamos a escuchar las alabanzas de los ángeles y a gozar de la gloria celestial.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Tercer dolor y gozo
Ejecutor obediente de las leyes divinas, glorioso San José, la sangre preciosísima que el Redentor Niño derramó en su circuncisión te traspasó el corazón, pero el nombre de Jesús que entonces se le impuso, te confortó llenándote de alegría,
Por este dolor y por este gozo alcanzanos el vivir alejados de todo pecado, a fin de expirar gozosos con el nombre de Jesús en el corazón y en los labios,
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,

Cuarto dolor y gozo
Santo fiel, que tuviste parte en los misterios de nuestra redención, glorioso San José, aunque la profecía de Simeón acerca de los sufrimientos que debían pasar Jesús y María, te causó dolor, sin embargo te llenó también de alegría, anunciándote al mismo tiempo la salvación y resurrección gloriosa que de ahí se seguiría para un gran número de almas.
Por este dolor y por este gozo, consíguenos ser del número de los que por los méritos de Jesús y por la intercesión de la Virgen María han de resucitar gloriosamente.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,

Quinto dolor y gozo
Custodio vigilante del Hijo de Dios hecho hombre, glorioso San José, ¡cuánto sufriste teniendo que alimentar y servir al Hijo de Dios, particularmente en la huida a Egipto!, ¡pero cuán grande fue tu alegría teniendo siempre con vos al mismo Dios y viendo derribados los ídolos de Egipto.
Por este dolor y por este gozo, alcanzanos alejar para siempre de nosotros al demonio, sobre todo huyendo de las ocasiones peligrosas, y derribar de nuestro corazón todo ídolo de afecto terreno, para que ocupados en servir a Jesús y María, vivamos tan sólo para ellos y muramos gozosos en su amor.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,

Sexto dolor y gozo
Ángel de la tierra, glorioso San José, que pudistes admirar al Rey de los cielos, sometido a tus más mínimos mandatos, aunque la alegría al traerle de Egipto se turbó por temor a Arquelao, sin embargo, tranquilizado luego por el Ángel viviste dichoso en Nazareth con Jesús y María.
Por este dolor y gozo, alcanzanos la gracia de desterrar de nuestro corazón todo temor nocivo, de poseer la paz de la conciencia, de vivir seguros con Jesús y María y de morir también asistidos de ellos.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,

Séptimo dolor y gozo
Modelo de toda santidad, glorioso San José, que habiendo perdido sin culpa tuya al Niño Jesús, le buscastes durante tres días con profundo dolor, hasta que lleno de gozo, le encontraste en el templo, en medio de los doctores.
Por este dolor y este gozo, te suplicamos con palabras salidas del corazón, intercedas en nuestro favor para que no nos suceda jamás perder a Jesús por algún pecado grave. Mas si por desgracia le perdemos, haz que le busquemos con tal dolor que no nos deje reposar hasta encontrarle favorable, sobre todo en nuestra muerte, a fin de ir a gozarle en el cielo y a cantar eternamente con Vos sus divinas misericordias.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Antífona
Jesús mismo era tenido por hijo de José, cuando empezaba a tener como unos treinta años. Ruega por nosotros, San José, para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oración Final
Oh Dios, que con inefable providencia, te dignaste elegir al bienaventurado José por esposo de Tu Santísima Madre, te rogamos nos concedas tener como intercesor en los cielos al que en la tierra veneramos como protector. Tú que vive y reinss por los siglos de los siglos. Amén.
MEDITACIÓN.
Pocos días después de la presentación de Jesús en el templo, un ángel se apareció a San José, y le ordenó que huyera a Egipto para librar al Niño divino de la persecución de Herodes. Riguroso era entonces el invierno, largísimo el viaje y muchos eran los peligros que en él se ofrecían ; por otra parte, la pobreza de San José y la premura con que había de ponerse en camino la santa Familia, le impidieron hacer provisión siquiera de lo más necesario. 
María Santísima era doncella de poco más de quince años, Jesús estaba recién nacido; y sin embargo tuvieron que salir al punto, y a toda prisa para poner en salvo el gran tesoro que se les había confiado. La Santa Escritura no nos refiere ninguna circunstancia de este viaje; pero su silencio mismo nos está diciendo que en él hubo de padecer la sagrada Familia las penas del cansancio y fatiga, del hambre y de la sed, del calor y del frío, del destierro y del abandono.
Largos días tardaron en llegar al sitio de su refugio, y allí ¡cuánto padeció el corazón de San José, al ver a los 14 demonios adorados como dioses, desconocida la verdadera religión y reinante una groserísima idolatría! Pero esta amargura se cambió en júbilo cuando, a la presencia del Niño Dios, cayeron los ídolos por tierra; vacilaron sus templos y los oráculos callaron, dando así testimonio claro de la divinidad de Jesucristo nuestro Señor. En esa región de destierro oyeron también María y José por vez primera la voz dulcísima del Redentor, que se desataba en tiernos acentos con los nombres de madre y de padre, dichos con la dulzura de niño y con el amor del corazón de Dios.
iOh Patriarca Señor San José! por este dolor y gozo tuyo, alcanzanos la gracia de huir prontamente no sólo del pecado, sino de las ocasiones de cometerlo, por remotas que sean, para que, derribados en nuestra alma los ídolos de los vicios; reine en ella sólo y sin competencia el divino Jesús, nuestro Rey y nuestro Dios. Amén. 


EJEMPLO.

De una persona que nos merece toda confianza por su carácter y por la amistad con que nos honra, publicamos la siguiente carta que no es de poca edificación para todos los devotos josefinos. «Sé, nos escribe, que trata Ud. de recoger ejemplos en honra de San José, y yo se los puedo suministrar a cientos y a millares, y no de casa ajena, sino de la propia. Con más razón tal vez que la santa Josefina Teresa de Jesús, puedo decir que me cansaría y cansaría a todos, si hubiese de referir muy por menudo las gracias que debo a San José. Apuntaré algunas. Molestado por una grave tentación contra la santa pureza, acudí al Santo, y hasta hoy no me ha molestado más, pareciendo haberse extinguido el estímulo de la carne. Le pedí conocimiento, amor y trato íntimo con Jesús, y hallo mi espíritu inundado a veces de tal conocimiento y luz interior, que sin sentirlo, me hallo todo movido a 15 alabanzas y amor de Dios. Cada año en su día le pido alguna gracia, y siempre la veo cumplida mejor que yo la he sabido pedir. En dos ó tres graves enfermedades, el Santo bendito me ha dado salud mejor que los médicos y cuidados de los hombres.»,
En algunos apuros de honra, y faina y necesidades temporales, San José me ha socorrido siempre, y a veces de un modo tan portentoso, que, hasta los mismos que tienen poca fe, se han visto obligado a confesarlo. Una vez, sobre todo, que todos los caminos en lo humano estaban cerrados, el Santo, mostró gallardamente que ninguno de los que han acudido con confianza a su protección, ha quedado burlado. Creo que esto 'basta, para que pueda servirle en algo para mover a la devoción del santo Patriarca, toda vez que a mi, pecador ruin y miserable, así me ha asistido siempre. Otro día, concluye, le daré más detallada relación de algunas gracias bien singulares que me ha dispensado el glorioso San José— ¡Quién no se anima con estos ejemplos a acudir con confianza a la protección del Santo! 

Obsequio
 Huir de las malas compañías y de las ocasiones de pecar.

Jaculatoria
Glorioso Señor San José, guárdame; del enemigo maligno defiéndeme.

Abundante fruto espiritual se sacaría de esta práctica de los Siete Domingos consagrados a honrar al excelso Patriarca Señor San José, si los obsequios y jaculatorias de cada domingo se practicaran con cuidado todos los días de la semana.

Para mas agradar al santo Patriarca, se puede rezar la letanía

RESONAR DE LA PALABRA - 28 FEB 15

Evangelio de hoyLectura del santo evangelio según san Mateo (5,43-48):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»

Palabra del Señor

EXTRAORDINARIO Y PERFECTO
Dos palabras del evangelio de este día me dan que pensar: 
* La primera «extraordinario».
            La cultura en que habitamos se empeña en hacernos «normales», como todo el mundo. En que nos adaptemos a la realidad, en que no desentonemos. Y, si acaso, para disimular y compensar un poco es profundo deseo que todos tenemos de ser originales y distintos, nos invitan a ser «originales» por medio de un tatuaje, de una ropa «distinta» (fabricada en serie, claro), ir a sitios originales (que dejan de serlo cuando nos los anuncian), o probar cosas nuevas, especialmente en el caso de los jóvenes, ir de «raritos» («hipster» se llaman). Pero las propuestas son todas
superficiales: ser originales «por fuera» o simplemente llamar la atención.
         No estoy pensando en que se nos note por ciertos temas, manías y obsesiones que van contracorriente, pero que provocan espontáneamente rechazo y que son poco «contagiosos». No: estoy pensando en un modo de estar, ser y vivir que se salga «por arriba» de los mínimos con los que se conforma la mayoría. Un modo de estar, ser y vivir que cuestione: se puede ser de otra manera, y feliz, y de paso... cambiar el mundo gris en que nos movemos (ser sal, ser luz, ser levadura...).
* La otra palabra: «perfectos». Llevo tiempo pensando en que, quizá como consecuencia del «individualismo» y «narcisismo» propios de nuestros tiempos... la espiritualidad de muchas personas, y sus esfuerzos de «conversión» se han ido centrando y reduciendo peligrosamente al mundo del «yo». Prestan mucha atención a los malos pensamientos, a la pereza, a no cumplir con sus obligaciones religiosas (oraciones, ayunos, abstinencias...), a la falta de autocontrol con el alcohol, o la comida, o el juego, o.... Haber visto programas o imágenes inadecuadas... Puede estar bien, si. Pero... casi siempre... los demás, el trato con los otros... está como de pasada, de relleno... o no lo está en absoluto. Recuerda uno aquel poema de Jacinto Benavente:
         Y esto se contagia también a la espiritualidad y al seguimiento de Jesús. Si alguien nos observara con una cámara oculta, sin saber nada de nosotros, ¿podría «adivinar» (dejando al margen los tiempos de oración y de culto) que somos cristianos? ¿que vivimos de un modo diferente y alternativo? 
       Por ejemplo: una austeridad vivida con alegría, la disponibilidad para ir más allá de lo obligatorio en nuestras responsabilidades, la serenidad interior en medio de tantas crispaciones, el tratar con naturalidad y acoger y compartir con los «distintos», el no callarse ni mirar para otro lado cuando hay que defender la justicia o denunciar corrupciones, saber divertirnos sin perder los papeles o malgastar los dineros, que....
       Jesús nos quiere «alternativos» para que esta sociedad en la que vivimos pueda ser otra y sea otra, con otros valores y principios más humanizadores... Jesús se queja: «si amáis a los que os aman, si saludáis a los que os saludan... en qué os distinguís» de los no creyentes? Si hacéis lo que hace todo el mundo, qué hacéis de extraordinario? Es decir: su propuesta (el Reino) dejaría las cosas como están, sería rrelevante, no merecería la pena, no aprortaría nada de nada.
     Un simple «saludar» a los que no nos saludan, o «amar» a los que no son de los nuestros ya cambiaría muchas cosas. Pero podemos inventar o poner en práctica otras muchas propuestas: del mismo Evangelio, o como fruto de nuestras reflexiones y experiencias.
En el "meeting" de la Humanidad millones de hombres gritan lo mismo;¡yo, yo, yo, yo, yo, yo!... ¡yo, yo, yo, yo, yo, yo!...¡Cu, cu, cantaba la rana! ¡Cu, cu, debajo del agua!¡Qué monótona es la rana humana!¡Qué monótono es el hombre mono!Y luego: a mí, para mí; en mi opinión, a mi entender.¡Mi, mi, mi, mi!
¡Y en francés hoy un "moi"!¡Oh!, el "moi" francés, ¡ése sí que es grande! "¡Monsieur le moi!"La rana es mejor. ¡Cu, cu, cu, cu, cu!Sólo los que aman saben decir ¡Tú!

          La perfección que Jesús invita a asumir (¡extraordinaria también!) es la de Dios... que no trata a cada uno según sus méritos y actitudes..., que no deja condicionar su bondad por nuestras malas respuestas. Que es bueno siempre. Es una perfección que se ejercita en el trato con los otros. Y pone dos ejemplos bien concretos: con los que son «enemigos» o nos persiguen. La perfección a la que Jesús nos llama no es para nada la de los «fariseos», autoexigentes y «don perfectos», tan modélicos, y que se acercan a Dios... «despojados» de cualquier rostro humano. Precisamente para lo que más importa al Dios Padre «nuestro». Cuando el corazón está atiborrado de uno mismo... no queda sitio para los demás... Ni siquiera para Dios. 
       Para terminar, doble invitación cuaresmal: Hacer (con la ayuda del Espíritu, claro) cosas extraordinarias (aunque quizá no sean muy llamativas»), y dejar «el canto de la rana», porque sólo los que aman saben decir «tú».
Enrique Martínez, cmf

SANTA SOLEDAD

San Francisco de Sales: Santa Soledad

publicación original: Ciudad Redonda, U.S. Catholic - Martes, 4 de marzo de 2008
(JPG)
San Francisco de Sales
Siempre recuerda retirarte a menudo a la soledad de tu corazón incluso cuando estés envuelto en debates y actos sociales. Esta soledad interior no puede ser violada por mucha gente que te rodee, siempre que no estén dentro de tu corazón sino sólo rodeando tu cuerpo. Tu corazón permanece solo en la presencia de Dios.
Así fue el ejercicio que el Rey David practicaba en medio de sus ocupaciones, y él así lo testifica incontables veces en los salmos, como cuando dice, “Oh Señor, estoy siempre contigo”; “Te veo siempre delante de mí”; “He levantado a Ti mis ojos, Oh mi Dios, que habitas en el cielo”; “Mis ojos están siempre puestos en Dios”. Por supuesto nuestras tareas nos ensimisman, y por eso es importante alejar de ellas nuestro corazón, de vez en cuando, retirándonos a la santa soledad. (Introducción a la vida Devota)
  • San Francisco de Sales (1567-1622) fue obispos de Génova y uno de los fundadores de la espiritualidad laical.

Buen día, Espíritu Santo

Señor y Dios mío,
que al despertar en ésta mañana me recuerdas tu Alianza,
aquí, cuando el día ya comenzó a rodar, pido y clamo Tu Espíritu Santo.
Que Él me otorgue la gracia de cumplir tus mandatos y decretos.
Que Él me ayude a guardarlos y acogerlos.
Que Él los grabe a Fuego en la piedra de mi corazón,
Que encienda y apasione mi corazón de amor por Ti.
Qué Su presencia viva dentro de mi me dé discernimiento
para que, escogiendo siempre Tus caminos, sea osado y prudente;
para que escuchando Tu Voz,
tenga labios, mente y corazón de profeta;
para que contemplando Tu Corazón,
aprenda el don de ser misericordia con el otro.
¡Aquí estoy!
dime, ¿Qué podemos hacer juntos hoy?


viernes, 27 de febrero de 2015

VÍA CRUCIS





+ Por la señal de la Santa Cruz
De nuestros enemigos
Líbranos, Señor, Dios nuestro.

+ En el nombre del Padre, y del Hijo,
Y del Espíritu Santo. Amén.



Hermanos,
comenzamos pidiendo perdón a Dios por nuestros pecados:
Yo confieso….

PRIMERA ESTACION:
JESUS CONDENADO A MUERTE
Guía.                 TE ADORAMOSOH CRISTO Y TE BENDECIMOS.
Pueblo.            QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO.

Andar el camino por la vida en compañía de Jesús
es un grito a la ESPERANZA.
Es proclamar que la MUERTE que tanto resuena, se disfraza o maquilla,
y que constantemente se empeña en  esconder el mundo….
no tiene la palabra definitiva.

Jesús... ¡VEN A NUESTRO ENCUENTRO!
Enséñanos en esta  noche que, lejos de condenar,
hemos de trabajar  por una nueva humanidad en nuestra tierra;
y a no caer en la tentación de lavarnos las manos
ante situaciones que piden nuestra opinión o decisión. 

Volvamos nuestra mirada
Al corazón Eucarístico de Cristo y digamos:
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
  • Que sea bendito por su amor y obediencia hacia el Padre.
  • Que sea bendito por su predilección hacia los pecadores.
  • Que sea bendito por su pasión y su muerte en la Cruz.


SEGUNDA ESTACION:
EL SEÑOR CON LA CRUZ A CUESTAS.
Guía. TE ADORAMOSOH CRISTO Y TE BENDECIMOS.
PuebloQUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO.

Jesús, que estás aquí presente, Vivo en medio nuestro,
¡Míranos con Misericordia!
¡cuántas cruces seguimos cargando sobre Vos!

Nos seduce llevar la cruz como adorno, como simple amuleto, olvidándonos que es signo y recuerdo de la entrega con más pasión y con más gratuidad jamás vivida.
Hoy, en nuestra personal vía dolorosa, el Señor, aquí presente, sigue recordándonos: “quien quiera seguirme cargue con su cruz y me siga”

Sabemos, Señor, que la fuerza nos viene de la cruz
y que en ella se esconde la victoria y el secreto de nuestra felicidad..
Ayúdanos a entender el valor del sacrificio.
Y si el camino es áspero y las cargas insoportables
que busquemos la fuerza que viene de lo alto.

Respondemos:
Bendito sea el Nombre de Jesús.
  • Bendito sea su Nombre que nos promete la salvación.
  • Bendito sea su Nombre de Cordero de Dios.
  • Bendito sea su Nombre por el cual nuestras súplicas son atendidas.

Padrenuestro, que estás…

TERCERA ESTACIÓN:
CAE JESUS EN TIERRA POR PRIMERA VEZ
Guía.                 TE ADORAMOSOH CRISTO Y TE BENDECIMOS.
Pueblo.            QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO.

Jesús cae y muerde, bajo la cruz, el polvo del camino.
Y nosotros, hombres y mujeres de nuestro tiempo,
seguimos cayendo bajo el peso de muchas cruces.
Cruces que llegan a nuestras vidas,
Cruces que buscamos queriendo, sin querer o injustamente.

Corazón Eucarístico de Jesús,
Tú que salvas y levantas al que a Ti  grita,
no dejes que pasemos de largo
de aquellos que están bajo el peso de una cruz.
Danos ojos para ver y, sobre todo, brazos para levantar.

Respondemos:
Bendito sea el Sagrado Corazón.
  • Bendito sea el Corazón de donde surgió la sangre de la nueva alianza.
  • Bendito sea el Corazón de donde nació la Iglesia, la nueva Eva.
  • Bendito sea el Corazón que nos ha dado a María por Madre.


CUARTA ESTACION:
JESUS ENCUENTRA A SU MADRE
Guía.               TE ADORAMOSOH CRISTO Y TE BENDECIMOS.
Pueblo.          QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO.

Señor, María –tu madre- ha salido a tu encuentro.
Sufre Ella el más cruel de los martirios:
Contempla la suerte del Hijo de sus entrañas.

El Sagrario es también calle de la amargura para María;
Ahí contempla a su Jesús de nuevo perseguido,
Llagado, agonizante por los crímenes de sus mismos hijos.

Corazón Eucarístico de Jesús,
Perdón y Misericordia!
Ayúdanos en esta noche, como María, a dar sin recibir nada a cambio...

Virgen dolorosa y Madre tiernísima, cese tu llanto,
Cese tu agonía.
Dios te Salve María, llena eres de Gracia…


QUINTA ESTACION:
EL SEÑOR AYUDADO POR UN CIRINEO
Guía.               TE ADORAMOSOH CRISTO Y TE BENDECIMOS.
Pueblo.          QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO.

El sufrimiento ajeno produce temor, temblor y –a veces- indiferencia.
Éstas horas de JESUS solicitan ayuda y colaboración,
servicio y alianza,
fraternidad y solidaridad,
comprensión y fe para mirar.

Desde el Tabernáculo, Jesús está continuamente pidiendo un Cirineo
que lo consuele y repare con amor y servicio
Las ingratitudes de sus hijos.

En esta noche... ¡todos somos cirineos!
Con nuestra presencia y con nuestra oración.

Ayúdanos, Señor, a construir un cielo nuevo y una tierra nueva
arrimando y brindando nuestro hombro
a toda situación que nos parezca injusta y dolorosa.

Respondemos:
Bendito sea el Sagrado Corazón.
  • Bendito sea el Corazón que proclama las bienaventuranzas.
  • Bendito sea el Corazón suave y humilde que aligera nuestra carga.
  • Bendito sea el Corazón que ofrece el perdón a los pecadores.

SEXTA ESTACIÓN:
LA VERONICA ENJUGA EL ROSTRO A JESUS
Guía.               TE ADORAMOSOH CRISTO Y TE BENDECIMOS.
Pueblo.          QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO.

Sólo cuando consolamos y cortamos la hemorragia
de los que sangran podemos descubrir y bordar
en nuestro pañuelo el rostro de Cristo.

  • Tranquilizar al que sufre… es descubrir a Cristo doliente.
  • Ayudar al que se cae… es levantar a Jesús arrodillado
  • Secar las lágrimas del que llora… es consolar al Nazareno.

La Verónica lleva en el paño impreso el rostro de Jesús,
pero más radiante es el beso de Cristo en su corazón.
El amor trinitario nos envuelve cada vez que él llega a
nosotros en la Eucaristía.

Respondemos:
Bendito sea el Sagrado Corazón.
  • Bendito sea el Corazón que recibió tanta ingratitud a cambio de su amor.
  • Bendito sea el Corazón abierto por la lanza.
  • Bendito sea el Corazón de donde surgió el agua del Bautismo.


SEPTIMA ESTACION:
CAE JESUS EN TIERRA POR SEGUNDA VEZ
Guía.               TE ADORAMOSOH CRISTO Y TE BENDECIMOS.
Pueblo.          QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO.

Muchos de nuestros días, a la corta o a la larga,
están marcados por heridas profundas:
soledad, fracaso, desprecio, falta de afecto.

Queremos salir, Señor, de un agujero e irremediablemente
nos precipitamos en otro.
Pretendemos sonreír y lloramos;
ansiamos levantarnos y, de nuevo,
caemos bajo las cosas y los defectos de siempre.

Jesús, cuando en la fe contemplamos tu presencia eucarística,
nuestra tristeza desaparece para transformarse
en consuelo y fortaleza.

Cristo, oculto y presente en el
sagrario auxílianos en nuestras debilidades.

Padrenuestro…


OCTAVA ESTACION:
JESUS HABLA A LAS MUJERES DE JERUSALEN
Guía.               TE ADORAMOSOH CRISTO Y TE BENDECIMOS.
Pueblo.          QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO.

Nunca, nadie como Cristo, dio un papel tan protagonista a la mujer.
Quiso beber del cántaro de la Samaritana;
perdonó a la que tanto amó;
resucitó al hijo de aquella que le pedía con FE;
Y en su camino de dolor, consuela a las hijas de Israel.

No de otro modo, sino como Consolador Divino,
Apareces Jesús en cada Sagrario.
A los que sufren y lloran,
A los fatigados por la cruz,
A todos sin excepción llamas diciendo:
“¡Vengan a Mí, y yo los aliviaré!”

¡Vuela al Corazón Eucarístico de Jesús que te espera!
El está aquí dando su Paz, su Consuelo,
Su Fortaleza…

Respondemos:
Bendito sea el Espíritu Santo.
  • Bendito sea el Espíritu Santo, por quien el pan y el vino se convierten en el cuerpo y en la sangre de Jesús.
  • Bendito sea el Espíritu Santo, por quien formamos un solo cuerpo comiendo un solo pan.
  • Bendito sea el Espíritu Santo, por quien son perdonados nuestros pecados.


NOVENA ESTACION:
CAE JESUS EN TIERRA POR TERCERA VEZ
Guía.               TE ADORAMOSOH CRISTO Y TE BENDECIMOS.
Pueblo.          QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO.

Sólo tropieza quien anda Señor,
te confesamos que muchas veces el camino nos resulta duro y pesado,
enredado por el peso de nuestras malas acciones.

La enfermedad crónica y la droga,
el suicidio y la depresión,
son cruces Señor que van y vienen,
nos hacen sentir incómodos y cerrados en nosotros mismos.
Ayúdanos a levantar nuestros ojos a Ti y,
en Ti, encontrar siempre oportuna respuesta.

Tus caídas, Señor, son para nosotros fuente de esperanza.
¡mil veces caes con el hombre cuando
cae aplastado por las cruces que le llueven cada día sobre sus hombros!

Padrenuestro…

DÉCIMA ESTACION:
JESUS DESPOJADO DE SUS VESTIDOS
Guía.               TE ADORAMOSOH CRISTO Y TE BENDECIMOS.
Pueblo.          QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO.

Te dejaste desnudar de la vida
para vestirnos con la eternidad.
Y nosotros nos empeñamos en vestirnos de apariencias,
Tristes apariencias de una felicidad que nunca llega…
¡Como si la belleza residiera en el exterior de nosotros mismos!

Queremos vivir como hermanos…
y nos despojamos de la Paz que es el manto de la fraternidad.

Queremos compartir nuestros bienes…
y acumulamos bienes como si fuéramos a vivir eternamente en la tierra.

Jesús que vas camino a inmolarte desnudo en la Cruz
Para vestirnos a nosotros con la vestidura de tu misericordia.
En la Eucaristía, con tu presencia,
Cubres nuestra miseria,
Nuestra desnudez.

Oramos diciendo…
Por Su dolorosa Pasión… Ten Misericordia de nosotros y del mundo entero
Por Su dolorosa Pasión… Ten Misericordia de nosotros y del mundo entero
Por Su dolorosa Pasión… Ten Misericordia de nosotros y del mundo entero
Por Su dolorosa Pasión… Ten Misericordia de nosotros y del mundo entero
Por Su dolorosa Pasión… Ten Misericordia de nosotros y del mundo entero

UNDÉCIMA ESTACIÓN:
JESUS CLAVADO EN LA CRUZ
Guía.               TE ADORAMOSOH CRISTO Y TE BENDECIMOS.
Pueblo.          QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO.

Acompañarte en esta alzada a la cruz, Jesús,
es no verte como fracasado.
Nos atraes hacia Ti como el imán lo hace con el hierro.
Te abandonaron y te insultaron,
te clavaron y te traspasaron...
pero, después de muchos siglos, nosotros SEÑOR,
seguimos creyendo en tu TRIUNFO por la cruz y en la cruz.

Que brille el sol de la fe en aquellos instantes
donde sólo vemos  absurdo aparente,
angustia o desilusión.

Corazón Eucarístico de Jesús,
Cada vez que eres levantado sobre el altar,
Nos llamas a recibir de tu Corazón crucificado
El manantial de la Vida eterna.

Respondemos: Bendita sea la preciosísima Sangre.
  • Bendita sea la sangre que corrió en la flagelación.
  • Bendita sea la sangre que corrió de la cabeza coronada de espinas.
  • Bendita sea la sangre que corrió de las manos y los pies traspasados.


DUODÉCIMA ESTACION:
JESUS MUERE EN LA CRUZ
Guía.               TE ADORAMOSOH CRISTO Y TE BENDECIMOS.
Pueblo.          QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO.

No nos salva, Señor, tu cruz…
sino EL AMOR QUE HAS PUESTO EN ELLA
No nos salva, Señor, un madero…
SINO LA SANGRE QUE HAS DERRAMADO POR SU CORTEZA.

En la cruz, Señor, Belén y Jerusalén se funden.
allá en la gruta, te has hecho pequeño y humilde en cuna
pero en Jerusalén, en la cuna de la cruz,
Dios de nuevo se humilló en Ti
para hacernos entender y comprender
que el amor ya no podía ser mayor si no era escrito con sangre.

Hoy, Señor, de nuevo se repite la historia:
naciste en el  silencio y mueres en la soledad.
Viniste al mundo bajo la mirada atenta de una Madre
y das tu último suspiro regalándonos a esa misma Madre.

Padrenuestro…


DECIMOTERCERA ESTACION
JESUS EN LOS BRAZOS DE LA MADRE
Guía.               TE ADORAMOSOH CRISTO Y TE BENDECIMOS.
Pueblo.          QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO.

Todo se ha cumplido.
La obediencia llevada hasta el extremo.
La cruz alzada.
El cuerpo traspasado.
Los ojos cerrados.
Tu Madre nuevamente te tiene en brazos.

VIDA OFRECIDA.
TESTIMONIO DE GRANO DE TRIGO QUE CAE EN TIERRA.
PUERTA DEL CIELO QUE SE ABRE

En Juan, nos entregaste a María.
No es posible recibirla a Ella sin recibirte a ti, Jesús.
Si queremos ser Eucarísticos,
Debemos comenzar por recibir a María en nuestros corazones,
Para que Ella nos impulse a vivir en comunión con Él.
Del regazo de María en el Calvario recibimos el Cuerpo inmolado de su Hijo.

Respondemos: Bendita sea la preciosísima Sangre.
  • Bendita sea la sangre de la Cruz que nos ha reconciliado con Dios.
  • Bendita sea la sangre de la Cruz que nos ha establecido en la paz.
  • Bendita sea la sangre de Jesús que nos purifica de todo pecado.


DECIMOCUARTA ESTACION
JESUS ES SEPULTADO
Guía.               TE ADORAMOSOH CRISTO Y TE BENDECIMOS.
Pueblo.          QUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO.

Caminar con Jesús es llegar con El a la meta y correr su misma suerte.
“Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere,
Queda solo;
Pero si muerte, da mucho fruto”

Señor, tu cuerpo sepultado,
Es la semilla que muere para abrirse a la Vida.
En cada Eucaristía, llegas a nosotros,
Siempre muriendo y resucitando,
Para hacernos participar de tu amor pascual.

Concédenos sentirte vivo para que, cuando llegue el instante de nuestra partida, podamos con el corazón decir:
¡Padre a tus manos encomiendo mi espíritu!

Te bendecimos, Señor, más que nunca en esta noche
porque sabemos que estás vivo y acompañándonos indefinidamente.

Respondemos:
Bendita sea la preciosísima Sangre.
  • Bendita se la sangre del cáliz derramada para el perdón de los pecados.
  • Bendito sea el cáliz de bendición que nos hace comulgar con la sangre de
  • Cristo.
  • Bendita sea la sangre de la nueva y eterna alianza.


Oremos
Dios Todopoderoso, rico en misericordia,
Que nos redimiste con la gloriosa Pasión y Muerte de Cristo,
Conserva en nosotros la obra de tu gracia
Y que nuestra comunión en este misterio
Consagre nuestra vida a tu servicio.
Por Cristo Nuestro Señor.
Amén